RAQUEL, MARTA, SOFÍA

Una de las cosas que me están fascinando de esta edición, y pude corroborar ayer mismo, es la falta de ecuanimidad y de unanimidad en cuanto a los concursantes. Eso la hace apetecible, al menos imprevisible y lo que es mejor nada definitiva. Las consecuencias de una entrada como la de ayer bien podría considerarse el verdadero experimento sociológico que todos echamos en falta a veces y que nos hace reconciliarnos con el formato y olvidarnos de toda esa parte que nos han robado. No solo nos ayuda a expresarnos libremente sino que saca lo mejor y lo peor de nosotros mismos, justo eso que les demandamos a ellos, nos incita a hacer un buen ejercicio de autocrítica y meternos de lleno en esa pasión que a veces tanto echamos en falta.

    Si hubiese que poner algún pero, se lo otorgaría a esa disfuncionalidad del debate que siempre crea cierta confusión, cuando alguien expresa su opinión, solo es su opinión, la cual no tiene porqué coincidir con la de cada uno, solo abre las puertas para la réplica o las diferencias pero nunca se trata de una cuestión personal contra quien no piensa igual, no tiene sentido alguno mezclar churras con merinas, debatimos sobre los concursantes, los defendemos o les atacamos porque son los que se exponen a nuestra crítica o nuestra defensa según nuestros gustos. Pero nada más. A veces la pasión y la vehemencia con que discutimos nos hace olvidar eso que tanto a veces criticamos de dentro de la casa, la falta de compañerismo sin darnos cuenta que aquí estamos haciendo lo mismo que les reprochamos. Cada uno de ellos es un mundo, y nosotros aquí, cada uno, solo somos el reflejo de lo que son ellos, otro mundo. Ni mejor ni peor.

   Ayer, como casi todos los miércoles la casa estuvo bastante apagadilla, son de esos días de impasse en que la vida dentro es como si cayese en tiempo muerto a la espera de lo que suceda hoy. Volverán a tener nominaciones a la cara por enésima vez, lo cual podría repercutir en aquellos concusantes cuya falta de personalidad les impide votar con cierta libertad, estoy de acuerdo en que favorece el espectáculo pero también en que resta ese mínimo de intimidad que te permita decir realmente lo que piensas sin temor a posteriores discrepancias. Curiosamente en las nominaciones a la cara hay concursantes que reciben menos puntos que cuando son en el confesionario, no es una opinión, es un dato objetivo, sin duda no es problema de quien no los recibe sino de aquellos que no se atreven a darlos, lo cual también debería ser un buen dato para nosotros medir ese grado de cobardía... o de falta de personalidad.

  Hoy se producirá la entrada de Danielle, la concursante mexicana elegida para el intercambio con Vera. Todas las miradas, desgraciadamente, se dirigen hacia Suso y hacia Ricky. Creo que no hace falta más explicaciones, todo el mundo sabe el porqué, y digo desgraciadamente porque es en el laberinto sin sentido en el que nos han metido, que las posibles expectativas tengan que pasar obligatoriamente por ver con quién se lia dice mucho de un programa envenenado por el deseo de unos guionistas que solo ven el concurso a través de una posible carpeta. Parece que la distancia se hace evidente entre el deseo de la mayoría y el guión establecido, y ahora supongo que tendría que terminar la frase con el típico “es lo que hay...”.

   No puedo negar que los porcentajes del martes me dejaron descuadrado después de ver las tendencias en casi todas las encuestas y la diferencia abismal que había entre los tres nominados. Tampoco quiero hacerme el loco y mirar hacia otro lado, por desgracia no es la primera vez que nos ocurre este año eso del empate prácticamente técnico que nos induzca a esos arreones de votos mientras el arte de birlibirloque hace lo que quiere con los dígitos y la solución final. Lo que me llama la atención es la falta de proporcionalidad entre esta edición y los “empates técnicos” con respecto al conjunto de las restantes ediciones. Deberíamos preguntarle a la diosa estadística a ver si tiene una explicación mejor, yo no me atrevo.

   Creo que la mayor expectación va a estar esta noche en la sala de expulsiones. Todos los indícios parecen indicar que una de las tres, previsiblemente Sofía será la primera salvada y volveremos a asistir a un duelo de vídeos de su paso por la casa y las tensiones vividas entre Marta y Raquel. La expulsión de hoy es, y ya van unas cuántas, de las importantes por la significación de los tres nominados. Cada una a su manera han sido protagonistas en esta edición y su concurso no ha dejado indiferente a casi nadie, más que por la propia trayectoria que también, por el significado que atesoran respecto a una audiencia cada vez más tendente a bipolarizarse. Lo que decía al principio es aquí donde empieza a coger sentido, ante la carencia de un favorito claro las tendencias son variadas y ha dado la casualidad que hoy se expongan tres de las grandes autoras responsables de esa tendencia.

  Raquel es la segunda vez que se enfrenta de manera grave a una expulsión, y todo ello dos semanas después de haber sido repescada. Su trayectoria ha sido a mi entender decepcionante sobre todo en su segunda parte, donde solo ha basado su estancia en intentar hacer de su relación con Suso su Caballo de Troya. Vino con un objetivo personal más que de concurso y en su particular cruzada ha empleado todos sus esfuerzos. Llegó con una estrategia bajo el brazo de demostrarse a sí misma su capacidad para terminar lo que ella cree que dejó en su día a medias. Para ella seguramente su objetivo lo ha conseguido. Quería volver con él y volvió. Supongo que si ese era su principal objetivo debería darse por satisfecha, el problema que ha tenido Raquel es que este año las cosas son muy diferentes a otros y lo que en su día pudiese haber sido un salvaconducto para su inmunidad este año se ha vuelto en su propia contra y su propio objetivo ha actuado como diana ante una más que escaldada audiencia con estos procesos tan previsibles y repetitivos. Independientemente de su objetivo, su concurso ha sido impúdico en cuanto a sus formas, no ha sabido valorar ni una mísera parte de esa esencia que nos resulta vital a los espectadores y ha pasado por alto todo atisbo de concursar por ella misma.

   Ha utilizado toda su estrategia para conseguir su objetivo en base a artimañas, mentiras y cuentos chinos de una realidad paralela que ella misma se ha inventado para conseguir su fín. No ha sabido utilizar con inteligencia toda la información del exterior que traía tras su repesca sino todo lo contrario, la ha tergiversado hasta el infinito sin importarle nada que la estuviésemos observando. Error de principiante. Sus deseos le han pasado una enorme factura en lo personal y en lo concursal y la forma en que ha desarrollado su juego se ha hecho demasiado evidente a ojos de los espectadores, pero es que a pesar de eso, ni siquiera en su relación personal ha sabido darse a valer como mujer actuando a veces como una pelele para el uso y disfrute de Suso. Su trauma personal al ver la reiterada respuesta de éste ante su situación le ha impedido relacionarse mejor o solventar algunas lagunas que habría dejado pendientes, no solo lo habría impedido sino que las habría acrecentado terminando sus días como una perfecta apartada de la convivencia y victimizada de sus propios errores.

   Marta es la segunda en discordia en la expulsión de esta noche. Marta ha tenido una trayectoria en el concurso ascendente, de ser una concursante díscola y enfurruñada con el mundo poco a poco ha sabido granjearse no pocas simpatías tanto dentro como fuera de la casa, está siendo la gran tapada de la edición en positivo, la frescura y la espontaneidad de sus acciones empiezan poco a poco a gustar más, su carácter y la chispa con que afronta cada una de las situaciones que se le van presentando enganchan ante un entorno demasiado sombrío y agazapado en sus tramas, ella rebosa libertad y personalidad sin atadura alguna que la condicione, sus ralladuras a veces la desmotivan más de la cuenta y le hace plantearse hasta su propio concurso, del que según ella no se encuentra satisfecho. Es valiente y atrevida, dicharrachera y muy directa, a veces su exceso la lleva a exponerse más de lo que debería, pero sin duda ese talante de echarse el mundo a sus espaldas cueste lo que cueste le está dando un plus de generosidad con la audiencia que creo va a ser correspondido. Sin duda, tiene en su debe cosas negativas como esa afición al piki-piki que ella misma inventó o esa sangre caliente que a veces le juega malas pasadas, su ironía me envuelve y su transparencia a mí personalmente me ha terminado de conquistar.

  Mucho hablamos ayer ya sobre Sofía, creo que hoy va a ser la primera en salir de esa sala de expulsiones. No es aún su momento. Sofía se ha hecho indispensable en la casa tanto para la organización como para nosotros, es el nudo que recoge todo lo bueno y malo de la edición, el espejo sobre el que lanzar nuestras filias y nuestras fobias. Para ser la benjamina ha asumido perfectamente su rol en el juego, malvada para unos esperanza para otros de ver que alguien tan atípico pudiera llegar tan lejos y hacer tumbar tanto tópico que aún prevalece en nuestra sociedad, su riesgo acumulado es máximo ante este país tan dualizado, blanco de todas las sospechas del mundo sobre sus propias acciones está soportando las embestidas internas y externas con absoluto estoicismo y desparpajo. Insolente a veces e inocente muchas está haciendo de su concurso una obra de arte para el espectador que le gusta manteniéndolo en vilo con sus reacciones, denostando al propio concurso con una libertad envidiable de hacer aquello que le rote sin importarle nada ni nadie.

   Es una concursante suicida que ha decidido echar el resto en sus convicciones y en su propia filosofía de vida. Atrevida y perseverante, juguetona y sensual, perversa y alocada está haciendo de ella misma su propia montaña rusa. Hay gente que no sabe por donde cogerla, a otra mucha le fascina. Un diamante en bruto en una edición donde la contención hipócrita y el qué diran está literalmente saltando por los aires. Las caretas cuestan cada vez más mantenerse en su sitio y ella fue la primera en meterse en la casa completamente en pelotas, sin prejuicios y sin ambages.