28 de junio de 2012

UNA DE PELICULAS

 Pepe tiene un problema con Pipi, y se llama desconfianza. Pueden convivir al mismo tiempo en una persona los términos amor y desconfianza?. Según el comportamiento y la actitud de Pepe, sí. Cuando aplico el término amor, en este caso, me refiero a aprecio, cariño y todos esos conceptos derivados de la complicidad surgida entre ellos durante la convivencia, no confundir los términos con las famosas cuatro letras a las que se refería Noe. Pepe le aplica a Pipi la misma máxima que le aplica a todos, si estás con ellos es que no estás conmigo, si estás conmigo es que no puedes estar con ellos, si estás con ellos y conmigo, te estás montando una película que yo no me la creo. Todo viene desde el acercamiento de Pipi hacia Cristian, gestos que Pepe observaba en silencio y cuya gota que le colmó el vaso de su propia película fué el deseo de que se quedase Cristian en la repesca en vez de María. Ahí Pepe pensó que las dudas que tenía se acababan de confirmar, nunca lo entendió y siempre dudó de la argumentaciónn que Sindi le dió. 

  Aún así, según él, sus sentimientos hacia ella permanecen intactos como el primer día, pero conviven con su propia desconfianza hacia ella. Esta forma de pensar y de actuar es muy personal, hay que entenderla como parte de esa relación peculiar que mantienen desde casi el principio. Pepe no ha sido sincero con Pipi ni Pipi ha sido sincera con Pepe, han pactado una convivencia basada en el apoyo y la protección mutua que ha ido desarrollándose en el tiempo y derivando en una idealización extrema por parte de Pipi hacia el bailador llegándola a confundir por momentos con el amor y provocándole una no menos importante confusión de sentimientos, se sintió extrañamente inmersa en un cruce incontrolable de conceptos, amistad o amor, algo raro en ella. Pipi nunca nos ha mentido cuando ha dicho que estaba confundida, la línea que se le presentaba era muy delgada como para poder discernirla con claridad, actuaba de manera distinta a como pensaba, tenía gestos de amor que sin embargo no correspondían con sus sentimientos, le necesitaba, le extrañaba, le echaba de menos, necesitaba su presencia, su contacto, sin embargo se sentía frenada en sus impulsos, y se autoconvencía de que lo que estaba haciendo formaba parte de una bonita amistad. Siempre nos negó algo más que eso, pero nunca nos negó que estaba confundida, lo dejó en el aire, confundida de qué nos preguntábamos y ella nunca supo responder, simplemente estaba confundida, nos decía.

  Por su parte, Pepe aceptó esa relación, él siempre supo de esa confusión que mantenía en vilo a Pipi pero tampoco nunca se quiso pronunciar, se fijó un muro entre los dos y él si que supo discernir de esa delgada línea proponiéndose nunca tener la tentación de cruzarla. Pudieron hablar, pero nunca lo hicieron, Sindi siempre se desahogó con Marta y Pepe siempre ha guardado su propio secreto manteniéndose firmemente cerrado al tema. Pepe condujo el proceso y lo encauzó hacia la convivencia, le dió a Pipi hasta donde le podía dar, y ésta recibió más de lo que ella misma esperaba. Pactaron inconscientemente el secreto entre ambos de no cruzar nunca esa línea prohibida a cambio de una buena convivencia basada en el respeto mutuo, Pepe sintió que ella tras la entrada de Sergio y su acercamiento a Cristian había roto ese pacto, y empezó a sentir desconfianza hacia ella, inconscientemente la palabra traición asomó en el interior de Pepe, pero él se tenía que mantener fiel a ese pacto por su forma de ser, la misma que le delata y lo deja caer cada dos por tres sin pronunciar nunca la maldita palabra, pensarlo lo ha pensado. 


  Empieza una guerra psicológica entre ambos declarada abiertamente por Pepe basada en las indirectas con el único fín de que Pipi reflexione y se de cuenta del error que ha cometido incumpliendo su palabra. Da la sensación de que sus palabras es un contínuo reproche y que ese fallo va a pesar como una losa que Pipi tendrá que asumir hasta el resto de sus días en la casa, no es así, solo es un estrategia para provocar la vuelta a sus orígenes de Pipi pero sabiendo que le ha perdonado esa vez pero no habrá otra, una forma de asegurarse su fidelidad en base a un chantaje emocional. Pepe le ha abierto de nuevo los brazos, pero le advierte continuamente. Las formas están hiriendo a Pipi, en ese aspecto Pepe peca de insensibilidad, pero Pipi no lo puede evitar, se recrea en su argumento de llevarse bien con todo el mundo, y Pepe le dice que se está montando una película, añadiendo además siempre con la puntilla de ser una peliculera. Pepe la está llevando al límite, está apretando con fuerza en la herida de Pipi porque sabe que el paso que ha dado Pipi es definitivo, solo está marcando de nuevo territorio y quiere tener la seguridad que de nuevo no le va a traicionar.


  Pepe quiere a Pipi, y Pipi quiere a Pepe. Y hasta en los mejores amores existen  conflictos. Ese cultivo que ha ido creciendo en el interior de los dos es inevitable e imposible de ocultar. Pepe disimula mejor que Sindi, le encanta hacerse el dolido y la víctima como un enamorado herido, y como tal,  solo trata de llamar la atención de Pipi; Pipi ha vuelto a sonreir, está hasta las narices de las formas de Pepe y de sus contínuos reproches, maldita la hora piensa de vez en cuando, pero le necesita. Necesita a Pepe como tal vez nunca ha necesitado a nadie. Ahora no tiene esa confusión  de sentimientos que antes tenía, ahora los tiene claros. Le necesita. (Observe el lector que he estado a punto de escribir le quiere, pero despúes de escribirlo, lo he cambiado por le necesita).

   Todo como en una película de amor, se quieren pero no se aman. Si cada año la casa está ávida de películas de amor, ésta sin duda, es la mejor.

en 4/20/2012 11:19:00 AM  

22 de junio de 2012

EL GRAN DEBATE



 Últimamente nos estamos acostumbrando demasiado a no llamar las cosas por su nombre, pero claro, visto lo visto últimamente  no sé qué es lo que podremos esperar. Debate,  debate, como que no. Si acaso un sucedáneo de hormigas blancas en plan homenaje en donde solo faltó el cava. Loas de la presentadora a casi todo el mundo, de los concursantes a la organización y de la organización al  share, o sea a nosotros. Éxito en la buchaca pero sin pasarse,  que tanta emoción no debe ser saludable y alguien podría morirse cegado por las candilejas. Todas las ediciones son distintas, y ésta no podría ser menos. El éxito ha sido incuestionable pero GH, la perfección y morir es todo lo mismo, si acaso óptima rentabilidad.  Fue un baño de multitud, el epílogo anunciado para recordarnos lo pesaditos que a veces nos podemos poner con aquello de más de lo mismo, la historia se repite pero si nos la restriegan una y otra vez al final seguro que acabamos atragantados. Aspecto positivo, nudos desatados,  nos saltamos el esperpento y volvemos a los orígenes tal y como nos habían prometido, o sea a la edición buena. The End.

  Algo nuevo que contar a éstas alturas sería como darle otra nueva patada al deteriorado diccionario del Gran Hermano de este año e introducirnos directamente en la posada de un nuevo Sálvame virtual. Ya hemos tenido bastante, no podemos elevar más el listón o acabaríamos por desistir. Hay una norma no escrita en los trasnochados como el que escribe y es que una vez apagadas las luces, el concurso terminó. Los concursantes son recuerdo y regresan a su vida privada. La última secuencia por rango le pertenece a él y solo a él,  y es apagarlo todo con el recuerdo de la imagen del ganador. Así sucedió, y yo que me alegré. El resto como diría el bueno del Flores, “chumineo” hasta el hartazgo o hacerle la goma a la parrilla para cuadrar el planning.

  Nos dieron el porcentaje de Pepe de cuando se clasificó para la final, era como un secreto que nos debían, ya creo que podré dormir tranquilo, demasiada inquietud por si alguien lo dudaba. Las dudas se mantendrán en el aire desde el mismo momento en que uno solo manche su victoria con algoritmos inconclusos,  quién sabe nadie pero creo que no se  merecía ni un atisbo de esa duda, quizás para el año que viene lo hagamos de otra forma, a fin de cuentas darle la vuelta tendría que tener algún sentido. Insisto en que el mayor activo del programa son y serán siempre sus concursantes, sin ellos ninguno de nosotros al menos en esto tendríamos sentido, pero no solo nosotros  se me entiende. Este año se les ha exprimido, algunos se han resistido y otros aún no lo han asimilado, es cuestión de tiempo. La verdadera realidad empieza ahora, se ha amortizado con creces sus derechos de imagen para vivir de las rentas durante un cierto tiempo y a partir de ahí se quedan solos frente al abismo, las cámaras se apagan y los móviles dejan de sonar, solo los inteligentes persisten... pero la nueva edición acecha y el camino es más bien corto.

  Los recuerdos se apagan poco a poco con el calor del verano, nos aferramos a la historia y la reinventamos cada día con nuevas fórmulas que nos unan a ella, nos resistimos. Nos divierte, nos entretiene y hasta nos emociona, son vínculos etéreos que surgen desde las palabras y desde algún preciso lugar como éste. Es como el calor de esa chimenea que nos da calor durante un tiempo y que poco a poco se va apagando, le echamos leña desesperadamente con el temor de que se apague definitivamente. Volverán en todo caso aquellos inviernos que de nuevo la tengamos que prender. Mientras tanto aguantamos al calor de las brasas hasta que se consuman como un buen café, unos buenos momentos.

 Estaban contenidos porque no era día de remilgos, hasta guapos todos como de salir en la foto, todos perfectamente ordenaditos y bien calladitos, ya que nadie nunca sabe lo que puede pasar mañana,  la presentadora “monologuizaba”  con nostalgia casi la perfección, agradecía, se solidarizaba y volvía a agradecer, sois todos unos valientes les decía mientras nos anunciaba una nueva remesa, otra vez,  si, otra vez. Vídeos perfectamente estudiados para tocarnos la fibra de los recuerdos;  que tiempos aquellos pensábamos, mientras repetíamos lo del otra vez,   se palpaba el suspiro, parejas, broncas pequeñitas, bailes, risas, algunos vídeos inéditos,  si, algunos eran inéditos, a caballo entre el bloc a cuadros y el cue, levantaba la vista hacia Ari, de nuevo Ari, videos de parejas, Ari, vídeos de risas, Ari, vídeos de broncas, Ari.... y más Ari, los decibelios del pasteleo aumentaban conforme avanzaba la noche, se hizo tediosa y larga en algunos tramos, demasiado personalista, ellos hablaban poco, no estaban por la labor o demasiado estaban por la labor,  por ser la última vez algunos miraban hasta la hora, era su última noche, aquello casi que se les acababa, pero ninguno se movió de su sitio.

  Todo era perfecto, casi a algunos se le saltan las lágrimas entre la colocación de gafas y mirada al cue, volverse hacia la grada cada vez que había que entrar en publicidad, nuevo montaje de vídeos, todo perfectamente estudiado cuando sin darnos cuenta todo había terminado. Pues bien. El catorze viene por ahí nos dijeron, más pronto de lo que imaginamos. Se acabó la función. The End, pero siempre nos quedará twitter, la fantasía y la imaginación de los blogueros de éste blog y el recuerdo de una edición inolvidable.


 La secuencia mágica. Confesionarios de todos y cada uno de ellos. Algunos decían que era como hablar consigo mismo, pensar en voz alta y desnudarse ante el espejo mientras un poco antes millones de miradas se clavaban en cada uno de sus gestos, de sus palabras, de sus movimientos, vivían y compartían su experiencia mientras nosotros anotábamos todo, como delante de ese espejo. Los adoptamos por unos meses y nos metemos en sus vidas, los destripamos y nos emocionamos, nos reímos y nos mosqueamos, ellos actúan en nuestro nombre y nosotros en el suyo, Gran Hermano nos invita a una personal e intransferible simbiosis, y eso, nadie nunca lo podrán cambiar aunque lo intenten. Interactuamos, y todo tan sencillo como elegir a los nuestros para siempre. El camino es sencillo pero nunca fácil, dependemos de ellos.... y ellos de nosotros. Volcamos lo mejor y lo peor de nosotros en ellos, y ellos sin enterarse, cuando salen oyen ruiditos pero no saben nada. Nada de nada. No hace falta, nos hacen vibrar, nos han hecho vibrar. Al menos este año no nos han dejado indiferentes.

Han traspasado el espejo y ahora son de nuevo otros de los nuestros.


13 de junio de 2012

AL OTRO LADO DE LA REVUELTA

  Desde aquel fatídico momento en que Mercedes anunció a la audiencia y los concursantes aquello de que esa "era la última expulsión", todo derivó en un auténtico despropósito. Quizás la vanidad pudo con la profesionalidad o tal vez la hinchazón se hizo demasiado evidente. La cuestión es que a partir de ahí ya nada volvió a ser igual. Muchos nos hemos callado muchísimas cosas mientras otros alimentaban  y engordaban el dislate intentando confundir a una audiencia que si algo ha aprendido en todos estos años ha sido a no comulgar con demasiadas ruedas de molino. Dudo de si ese era realmente el objetivo o si realmente fue una auténtica campaña de desprestigio generada desde dentro y acelerada hacia una de las ediciones que más rentabilidad les había supuesto en todas sus vertientes. No tiene explicación lógica el cambio de rumbo que se tomó desde aquella noche y se nos presentó en una especie de huida hacia delante donde la sensación de dinamitar el concurso por vías irreconocibles era más creciente a cada paso que daban.

  Empezaron con un engaño absurdo hacia los concursantes y el propio formato, mientras a ellos les decían que votaban para expulsar a nosotros nos decían que era para elegir finalista, un sinsentido que tuvo consecuencias nefastas para la credibilidad y el resultado final. Si dieron cuenta tarde y mal y rectificaron de cualquier manera, pero no se quedaron ahí, siguieron improvisando día sí y otro también, inventándose una falsa final como alargue de unas semanas que ni ellos mismos controlaban, pasamos a tener dos galas semanales con la excusa del éxito que se estaba cosechando cuando en realidad la parrilla les iba volviendo locos y empujándoles a la carrera. Los mismos concursantes estaban descontrolados y no sabían a lo que atenerse, los estuvieron mareando en un sinsentido de final que se alargó durante casi veinte días sin saber nosotros en ningún momento en que iba a consistir.

 Todo fue muy accidentado y aunque se obtuvieron algunas cosas positivas como las entrevistas a fondo a los verdaderos finalistas o la creación de una inconclusa y desproporcionada final más uno donde prolongaron la vida de la casa,  la sensación de fondo que nos envolvía era que todo estaba discurriendo por unos caminos demasiado opacos, entiendo que todo fruto de una improvisación obligada por una parrilla demasiado exigente. Hubo momentos de máxima confusión donde se le estaba restando protagonismo a los verdaderos finalistas en pos de un share morboso que difuminara la verdadera intención del concurso y su desenlace, donde los verdaderos ganadores estaban siendo engullidos literalmente por un ansia de espectáculo externo que tuvo su punto álgido en la salida de Noemí de plató de manos de su madre.

 Gran Hermano en ese momento estaba desaparecido y sepultado por las garras del esperpento televisivo y estaba siendo devorado por la polémica. Muchos pusimos el grito en el cielo y se protestó por la desviación del contenido. La organización por primera vez reaccionó a tiempo y sacó a los más uno de la casa durante unos pocos días, los suficientes para devolverle el protagonismo a quienes se lo habían ganado por merecimiento. La exigencia corporativa al hilo del éxito obtenido quiso exprimir el resultado inventándose una prórroga de la edición de manera chusquera volviendo a meter a la mayoría de los concursantes, concursantes en su mayoría amortizados por el tiempo y el desgaste que supuso una edición tan intensa como la que acabábamos de vivir.

  De nuevo de forma atolondrada  e improvisada, nos contaron algunos cuentos sobre segundas oportunidades o deshacer nudos e intentaron rizar el rizo de una convivencia sospechosa quitándole todo el poder a la audiencia que hasta ahora había mantenido el argumento ofreciéndoselo a ellos por la vía de un más que tendencioso "arreglad vosotros las cuentas". Un disparate de decisión en el que  la que la misma organización se vio enredada y tuvo necesariamente que caer en su propia trampa exigiéndole a los concursantes lo contrario de algo que ellos mismos le habían otorgado para terminar echándoselo en cara. Un invento fallido que ha ido minando la paciencia y el interés de una audiencia que le ha ido dando de lado a pesar de los esfuerzos de la organización de separar ambos formatos para no terminar de desgastar del todo una edición hasta ese momento intachable. Hoy se culmina el disparate de todo éste tercio de despropósitos, mal pensados y bastante dañinos hacia los propios concursantes, hacia una audiencia que a pesar de todos los desplantes ha permanecido fiel y hacia la propia organización que se ha visto desbordada por todos los acontecimientos en su recta final.

  Sin duda, la edición ha sido un éxito fulgurante y para tener en cuenta de cara a próximas ediciones. Ha habido muchas cosas buenas, y otras no tanto. De todas se debiera de aprender. Han habido juguetes rotos como en casi toda edición que se precie a los que se han exprimido hasta la saturación y que al final han terminado estallando en las propias manos, se debería establecer el límite de saber hasta donde hay que llegar con algo bueno y no abusar de quien te está rentuando más a medio y largo plazo y salvar de una vez por todas lo efímero de un momento determinado o un momento de gloria. Hemos tenido el ejemplo de los dos polos opuestos, por un lado el grupo formado por Pepe Flores, Sindi y Marta quienes han representado en todo momento a la esencia del formato, de la convivencia y del espectáculo y por otro lado el de Noemí, a quien la cadena ha tratado de exprimir su papel para sus intereses comerciales llegando a desvirtuar su propio concurso como trueque hacia el morbo y los programas satélites.

 Se ha desviado lo importante hacia lo superfluo como carnaza añadida sin darse cuenta del daño que ellos mismos se estaban haciendo de cara al descrédito de su propia imagen abusando de una onerosidad significativa. La revuelta o el No Gran Hermano ha servido de lección para muchos, por una parte los ganadores, entendiendo como tales a los ganadores del concurso y no necesariamente del premio, han terminando siendo mucho más ganadores, y los perdedores del concurso han terminado siendo mucho más perdedores. La audiencia ha sido ninguneada y estigmatizada en un  pulso sin sentido y donde siempre la organización debiera tener las de perder, los concursantes han sido violentados con una situación incómoda para ellos y en donde han sido puestos a los pies de unos caballos que ya habían elegido y la organización ha bebido de su propia medicina reculando en muchas fases y moviéndose en un escenario realmente hostil de impopularidad y desgaste.

El universo Gran Hermano es demasiado extenso y rico como para cometer el error de no bucear en él y saber lo que realmente se piensa desde todos los lados, si encasillamos nuestra visión hacia una ideología agradecida en la que solo vamos a recibir bonitas palabras estaremos perdiendo una perspectiva real de la situación y volveremos a caer en los mismos errores de siempre, no avanzaremos. La red es extensa y extraordinariamente rica en contenidos, complacientes y displicentes, si acotamos el camino hacia solo la benevolencia nunca pararemos de mirarnos el ombligo y  estaremos cerrando un círculo engañoso de autocomplacencia con una señal  inequívoca de intolerancia y falsas perspectivas. Es necesaria la autocrítica desde dentro, pero también desde fuera. Gran Hermano será mágico mientras se siga alimentado de toda esa gente anónima que lo sustenta en lo bueno y en lo malo. Ex aequo entre concursantes, audiencia y organización. El invento de la revuelta ha sido un fenotipo de Gran Hermano donde se ha despreciado a la audiencia y se le han mutado sus genes, un experimento al uso que casi les termina estallando en la cara.  Un dislate en nombre del espectáculo.

7 de junio de 2012

ESPECTÁCULO

   Si vas a ver una obra de teatro y te gusta, lo normal es quedarte con ese buen sabor de boca de haberla disfrutado, normalmente no sueles ir al siguiente día para volver a verla, aunque te puede haber gustado tanto que no te importaría. Pero si al siguiente día vas pensando en pasar ese rato tan divertido que pasaste la noche anterior y ves que los principales protagonistas ni siquiera están en el escenario, lo mismo te gusta menos. O incluso te sientes como estafado. Dieciséis concursantes conviviendo y optando a un premio, una casa rodeada de cámaras y sin apenas contacto con el exterior... adivina adivinanza.

    Me parece que hemos fallado todos. Un gran hermano que no se acabe nunca, hasta el infinito nos dijeron, y nos remarcaron lo del infinito; que había "hambre" de Gran Hermano nos dijeron, ese gran hermano que todos los concursantes "hubiesen" querido vivir, el de las segundas oportunidades, ese regalo para los fieles que habíamos hecho de la edición “treze” la más vista de toda su historia. Aquel que se atreva a asemejar conceptos que se vaya a dar clases particulares, así, sin anestesiar ni nada, espectáculo. Solucionar los problemas surgidos durante la convivencia, desatar nudos queda como más romántico y nos puede servir de defensa, primera duda, ¿surgidos dentro o surgidos fuera?.  Bueno, no importa, es lo que dice el guión en el apartado de argumento. Los metemos dentro. Importante, cerrar la puerta una vez estén dentro. Apretarle al botoncito de las cámaras hasta que se ilumine el pivotito rojo. Lo demás surge solo.

  El poder lo tienen ellos. Novedad. ¿Qué poder?. Qué miedo me da cuando oigo ésta palabra. ¿Se reúnen media hora antes de que empiece cada gala o lo hacen en la cafetería?.  Solo era una duda. Ellos nominan y ellos expulsan. El populacho no existe, bueno, existe pero no participa, solo tiene derecho a cabrearse o divertirse, pero en silencio, los protagonistas son ellos, y al que no le guste ya sabe lo que tiene que hacer, nos vienen a decir. Es como esas corridas de toros que nos ponían a las cinco de la tarde bajo un sol abrasador y el bolsillo nunca te llegaba para sombra. Daba igual. Lo verdaderamente importante era el puro del que ibas a presumir y  te ibas a fumar. O Fútbol, también había fútbol que comentar a la mañana siguiente. Tan sencillo como cambiar de canal, lo tenemos fácil. Un nuevo concepto para Gran Hermano. Espectáculo lo llaman ahora. Es lo mismo que Gran Hermano pero sustituyendo a Pepe Flores por Cristian.  Segunda duda: si  no es Gran Hermano ¿qué hace Marta, Dani o Pipi en su casa?

  Consumismo puro y duro o exprimir al "yonqui" y regatearle sus  miserias por una limosna que encima le tienes que agradecer, hacerle hincar la rodilla cuando estás medio moribundo y el mono no se te termina de pasar. Es que mientras los vemos en la tele no pensamos en la cantidad de problemas que nos rodean, nos evadimos de esa tortura diaria y terminamos convirtiéndolos en ángeles de túnica blanca o ídolos a quien ensalzar o a quien odiar... ¿volver la cabeza hacia otro lado es la solución?. Qué más da,  si solo es espectáculo. No penséis cosas raras. Mera televisión, aunque Orwell nos dijera eso de sois puro share, los más grandes y sin vosotros nada de esto tendría sentido. Puta sociedad, que lo mismo nos ilusiona que nos enfurece en cero  coma, nos enmudece o nos envenenan el café pero nos distrae. ¿Mala suerte o defecto de fábrica?

  No hay ceros para escribir en el cheque de la "confianza", o se cree o no se cree, sin rémoras ni rodeos, tengo esto compramos o pasamos, no más largometrajes. Voyeurismo  en vena o soñar con aquel amor que nunca olvidaste, qué más da, es encadenamiento, cabezonería por apretar el mismo botón, ese que nos hace más libres aunque amanezcamos pringados de basura hasta los ojos, marionetas que sin querer "ojeamos" lo que pasa porque así lo hemos elegido. Contar cosas que ya sabemos o relatar orgullosos todo aquello que ya conocíamos, pero no nos equivoquemos, aquí nadie nos engaña aunque lo pensemos. Tercera duda: ¿A quién creerán que engañan éstos? Pensamos en unos o en los otros, en los inocentes o en los torpes, ese es el pecado, que todo nos da igual. Cuando el espectáculo está diseñado y calculado a la medida no esperemos que nos sorprenda;  Es televisión, pero hecha a la medida de un público a la medida donde  la inocencia o la simpleza todo lo justifica y se le perdona,  jugadas de cuarta para principiantes pagadas a valor de prima de riesgo y en prime time.  Y sin embargo, le apretamos al botón. El espectáculo subyace bajo la propia idea de aquel circo en el que el público ni silba ni aplaude, la orquesta sabemos que es de mentira y el presentador ni se ha aprendido el guión, pero como es gratis y encima sobre el escenario vemos a los payasos.... Eso sí, recordad que esto no es Gran Hermano. Es espectáculo.

  Y  aún habrá quien se sorprenda o quien les aplauda. Demasiado daño suelen hacer las barrigas agradecidas si quien tiene que prepararlo todo es un pobre becario a quién pasarles la chuleta. Qué bajo hemos caído desde aquella  falsa final, primera y  única en el mundo entero  como la eterna carrera de la vida, si vas muy deprisa te la pegas y si vas muy despacio lo mismo te quedas el último. Pobre Milá. Es la coordenada irreversible,  jamás pensé en verte predicando papeles que no te corresponden, todos sabemos que las cosas están mal pero nunca pensé que tanto. ¿Qué diferencia hay entre lo de anoche o el peor de los telediarios?, podría ponerlo como duda, pero sería subestimar demasiado a los informativos. ¿Quién pone las normas? Cuarta duda ¿Con qué intención? Paso de dudas. A ver  si el término "reventado" no solo se pudiese referir a concursantes que cohabitan en la casa, sino que tendríamos que utilizarlo como slogan, la revuelta podría resultar poco estético cuando no se trata de Gran Hermano,  sino de un espectáculo como el de anoche.

 Mis más sinceras felicitaciones.




3 de junio de 2012

JE T'AIME.... MOI NON PLUS


   Han llegado los doscientos comentarios y  toca cambiar entrada. La verdad es que no tenía intención de comentar LA REVUELTA y conformarme a seguirlo como un espectador más. Entono el mea culpa, puesto que aunque no lo sigo con el interés que seguía la edición, no puedo evitar echar de vez en cuando un vistazo o leer los comentarios. Y la verdad es que me he sorprendido un poco. Nunca supuse que éste “batiburrillo” pudiese estar tan interesante y nos pudiese estar dando tanto de que hablar. Echo un vistazo por todos los sitios y la expectación es tan grande que no me ha quedado más remedio que reengancharme de  nuevo con la pasión que acostumbro. Una vez más he de reconocer que los guionistas me han sorprendido y el cúmulo de sorpresas es de tal magnitud que no he podido resistirme a volver a caer en la tentación.

  Siempre supuse que después de cuatro meses pocas cosas pudieran llegar a sorprenderme de los concursantes.... pues no, totalmente equivocado, lo que me hace retroceder a mis palabras y arrepentirme de lo escrito, GH no dejará nunca de sorprenderme, ahora ya sí que lo sé. Y lo sé gracias a todos estos ratoncitos que de nuevo se dejan el alma en la convivencia y que a pesar de la presión acumulada durante el concurso siguen dándonos lo mejor de sí mismos regalándonos momentos inolvidables. Observándolos ahora me doy cuenta de lo ignorantes que podemos llegar a ser durante cada edición y lo poco que al final terminamos de conocerlos por mucha literatura que vertamos alrededor de ellos. No hay más que echarles un vistazo a cualquier hora y sentir esa sensación de frustración y de error de no haberlos podido describir mejor.

   Ver a ese Sergio en plan estrella soltar esos discursos tan profundos en pos de reconciliarse con el mundo y demostrarle a toda la humanidad lo equivocada que ha estado con él y regalarnos esa presencia incombustible y acaparadora, ese don de confraternización y compañerismo sacando a relucir su incuestionable sex appeal que está haciendo que la difícil Berta esté a punto de caer en sus brazos rendida a tan únicos y especiales encantos me habla muy mucho de lo mal que he juzgado a este concursante y lo injusto que hemos podido ser con su comportamiento. Es una caja de sorpresas, y no hay día que no tengamos algo importante que contar de él. Sus poses y su personalidad son devoradas por las cámaras cada vez que lo enfocan con un poder de atracción como nunca antes habíamos visto.

 Ese Cristian que  nos ha sorprendido a todos con esa madera de líder que tanto nos había ocultado y que ahora está dejando ver, con ese carisma suyo característico, esa personalidad arrolladora y envolvente que ya ha hecho sucumbir a la no menos carismática personalidad de David a quien ha convertido en su fiel escudero. Ver como maneja los tiempos de la casa desde su trono haciendo y deshaciendo a su antojo y poniendo a cada uno en su sitio como tiene que ser nos habla mucho de lo confundidos que siempre hemos estado con este inigualable concursante.

  Y que decir de Azucena, esa mítica devoradora de espacio que ha perdido el don de la ubicuidad y aparece en todos los saraos reafirmándonos su personalidad con esa alegría desbordante y chisposa, que encadena momentos inolvidables con escenas para la posteridad y a quien nadie de los que hay dentro puede dejar de lado en cualquier acto que se produzca, el centro del universo, la frescura radiante, la alegría de la huerta, el nudo de todos los argumentos. O esa Vero, que nos ha sorprendido a todos con esa simpatía que durante tantos meses nos había ocultado, o esa Mari Joy, capaz de hacer las bromas jamás pensadas como echarle espuma de afeitar mientras duermen a algunos compañeros, poniéndonos en permanente duda sobre las falsas e inoportunas acusaciones de que había sido solo un mueble cuando lo que ahora estamos viendo no se parece en nada a lo que habíamos conocido, dejándonos con cara de tontos cada vez que la vemos aparecer en pantalla. Como cambian las personas.  Y que decir de esa hermosa y maravillosa historia de amor entre Michael y Ari, que nos hace cada noche acostarnos con una caja de “kleenex” debajo de la almohada para esperar ese magistral y antológico momento en el que él le dice a ella. “te quiero gordi” y ella le dice a él: “y yo a ti, cari”.

   Verlos durante las noches arrastrase como alma en pena en esas madrugadas antológicas que nos regalan de acción y emoción aunque no se mantengan en pie para ofrecernos esa nueva sabiduría que se aprende cuando uno ya se ha quedado fuera. Es de agradecer esa preocupación por nosotros y esa maravillosa oferta que cada noche nos ofrecen de espontaneidad y originalidad.

  Bueno, no quiero ser muy pesado, que estoy en periodo de introspección y no quiero que tanta emoción junta pudiese echar por la borda tantos y tan mágicos momentos vividos, lo dejo aquí, que estoy como veis enganchadísimo al veinticuatro y no quiero perderme ni un solo instante de lo que ocurre dentro de la casa. Es como inyectarme pasión en sangre. Lo necesitaba después de esos cuatro meses de despropósito granhermanil. Me voy por lo segao. Que ustedes lo disfruten tanto como yo lo estoy haciendo.