QUÉ NOCHE LA DE AQUEL DÍA...

  De los autores de “Una noche de amor... desesperada” llega hoy su segunda parte “Que noche la de aquel día...”. A hard day´s night fue una comedia británica protagonizada por The Beatles en 1964 y dirigida por Richard Lester, los críticos de la época la definieron como “una fantasía cómica con música” y su guionista, Alun Owen convivió varios días con los protagonistas y tras la experiencia la llegó a resumir con que su vida era “un tren y una habitación; un coche y una habitación y una habitación y una habitación...”. Para poder entender lo sucedido anoche debemos tirar de diferentes perspectivas como si el tren, el coche y la habitación misma nos sugiriesen de cada uno de los protagonistas su propia historia. Podriamos juntarlas todas y dar por buena una perspectiva global, pero casi prefiero separarlas porque así va a ser nuestra visión una vez hayamos desarrollado lo ocurrido. Nuestra percepción de los concursantes suele ser individual y aunque la noche de Suso y Raquel haya podido discurrir con un argumento irremediablemente ligado, o la de Ricky y Suso, o la de Sofía y Raquel, debemos separar las perspectivas para poder comprenderla mejor.

    Raquel no solo no tuvo su mejor noche es que no había tenido su día, si me apuro un poco más, casi diría que desde que entró en la casa como concursante repescada no ha tenido diría yo ni un solo momento que podamos catalogar como suyo y además bueno. Ni siquiera la famosa hora sin cámaras nos otorgó el beneficio de la duda por la forma en que se lo montaron. Ayer empezaba el día con una bronca monumental con Marta a raiz de unas discusiones con el saque en el partido que jugaba con Suso y en el que Marta era árbitro. Suso había estado todo el partido desquiciando a Raquel con su saque, el mismo que según ella había estado ensayando toda la mañana y el dia de ayer, las quejas del catalán fueron haciendo mella en la extremeña a la que poco a poco iba sacando de sus casillas, Marta observaba. En uno de los saques, Raquel le recriminó a Marta porqué le tenía que contabilizar cuando el día anterior no se le había hecho a ella lo mismo, Marta le dijo que le habían dicho que no valía y que estaba mal.

   En una de las protestas, Marta le recriminó que no pagara con ella sus desavenencias con Suso, que ella no tenía la culpa de que no supiera sacar. Ahí se incendió todo y ambas empezaron a recriminarse mutuamente todo lo que llevaban guardado, no se soportan desde casi los primeros días, la cosa se puso tensa entre insultos de bipolar por un lado y “metemierdas” por parte de Raquel, la tensión subió de tal manera que en un impulso descontrolado Raquel se abalanzó sobre Marta haciéndole frente esta y quedando ambas en un pecho con pecho desafiante, una vez retirada Marta y sin dejar de hacer referencias a la edad de Raquel, ésta de volvió de nuevo hacia ella con intenciones más que sospechosas y de una forma bastante agresiva, teniendo que ser parada en un primer momento por Suso y sujetada después por Amanda llevándosela de allí. Por la tarde, Raquel le pidió perdón a Marta, aduciendo que le habían perdido las formas.

   Por la noche tuvieron fiesta y el alcohol de nuevo volvió a brillar en la noche de Guadalix. Raquel estuvo bastante fina en el arte de servir copas, seguramente un entretenimiento útil mientras controlaba cualquier movimiento a su alrededor. Raquel si trasladamos la metáfora cinematografica de la película recurrente sería sin duda “la habitación”, allí donde todo termina, el tren o el coche o la misma habitación. Su propia parada. El tren pasaba por allí haciendo de las suyas con unas copas de más y repitiendo escenas de la última fiesta, ambos, Suso y Ricky nos volvieron a dar un recital de vergüenza ajena con bailes obscenos y calco literal del mono frente a un espejo con sonidos guturales de imitación simia y acompañamiento gestual de golpes de pecho.

   Quitarse la camiseta, subirse a la mesa de billar y proferir aullidos a dúo solo fue la calcomanía de anteriores escenas ya vistas. Desatados ambos en lo peor que puede dar de sí aquel que solo pretende un ficticio protagonismo supervisado por una ingente inyección de alcohol. Lo peor no sólo fue la escena, lo más dramático fue el registro de baboserías con que Suso alimentó anoche la oreja de un Ricky entusiasmado y venido arriba. El catálogo de piropos y frases edulcorantes que el catalán le brindó anoche al canario solo está al alcance de unos pocos lameculos y chupópteros emocionales al uso que solo puedan pretender marcar territorio aunque solo sea por el camino más corto de un vulgar peloteo.

   El coche que bailaba solo. O un alto interés en seducir a quien quisiera mirarlo. Con movimientos sensuales y gestos prohibidos se presentó Sofía en medio de la pista. Los espejos y los ojos clavados sin recato alguno de “los del tren” y “la habitación” enseguida se pusieron en alerta máxima. Había llegado la hora de la verdad. “Soy Suso y estos son mis oblícuos” se decía en voz baja mientras Raquel no perdía ripio, Suso mantenía la distancia al milímetro y Ricky se acercaba peligrosamente, pero Sofía no desafinaba, observaba y bailaba, el resto ya lo haría la providencia. En una apartada orilla Raquel, demasiado expuesta ante semejante provocación e intolerable intromisión de su espacio cogió por banda a un Suso en ese momento poseido por el desenfreno y dejado llevar por un éxtasis rickyano de primero de la ESO, “no haces más que mirarla, tio...” “pero si yo estoy bailando con Ricky” “ me está provocando” “puta zorra, es que le arranco los pelos...”.

   Sofía bailaba sola, se contorneaba, se subía la camiseta hasta límites insospechados, manejaba su pelo con soltura al aire y sonreía. La providencia había llegado cargadita de celos, de envidia, de resentimiento, rencor, tirria y bastante bastante miedo. El catálogo primate siguió haciendo de las suyas, nada cambiaba salvo la ira en una habitación que se quería controlar pero no lo conseguía. Le corroía la ira y el desdén, viento fresco para no mirar tuvo que pensar cuando enseguida la vimos ofreciéndole su particular versión a un Vera y a una Marina que no entendían nada. “Déjala, solo tiene diecinueve años” le decían a modo de consolación.

  La escena se volvió a repetir. Suso usó las mismas armas que hacía semanas había utilizado con Sofía, “déjame, no me sigas”. Ella insistía a la desesperada, “esta noche edredoning, vale?” El solo quería estar con Ricky, Raquel con Suso, y este ahuyentándola como una mosquita. “que pesada...” “cómo me agobias...” “vale, ya te voy a dejar tranquilo”. Tras una nueva versión del jacuzzi, la cámara nos mandó a eso de las seis de la madrugada a una Raquel metida en la cama con Amanda y confesándole los desdenes de su amado que no hacía más que rechazarla... Un poco antes, Sofía le explicaba a la otra habitación que Raquel había querido hablar con ella, que le había dicho que no tenía nada contra ella y que si veía alguna reacción rara en ella que la disculpase pero que nada iba con ella, Sofía no se lo tragó y les hizo ver que quería quedar bien con ella para quitarle dramatismo a su propio “drama”, alucinada decía que pensaba que Raquel tenía diecinueve y no veintinueve como insinuaba...

   La noche terminó con Raquel metida en la cama con Suso donde bajo las mantas estuvieron reprochándose mutuamente todo lo acontecido, tras juros y perjuros, avenencias y desavenencias, promesas y reproches el cámara nos llevó a la habitación del sueño de los justos... esta vez de los de verdad. Un tren primitivo, un coche de los de los locos y una perdida habitación donde todo el mundo y su destino confluía. Así es el nuevo mundo de Raquel. Un mundo que no le hace mucho caso y se le resiste, la saca de quicio y la confunde. Posesiva y mala estratega, ese que se ha dibujado a su alrededor no tiene ombligo y va por libre, ella se resiste a no poder controlarlo, si gira ella lo ha de mover eso piensa, más no tiene la suficiente fuerza para hacerlo, vive de la caridad de quien gustosamente la ayuda a moverlo, pero su mundo es demasiado forzado, puntual y efímero... la libertad, el aire, la frescura, la belleza de quien piensa le está frenando en su cruzada es demasiado real para sus sospechosos y debilitados méritos.

Es otro mundo...