LA DECISIÓN DE SOPHIE

    Anoche el debate nos sirvió a muchos para odiarla un poco más. Es lo que tiene la televisión. Los fallos de prueba no tendrían tanta importancia si no se consumen desde un buen sofá, con una buena copa al lado y dejando la mente llevar. Seguramente eso fue lo que hicieron muchos de los que vieron el programa. Para muchos tampoco esto es nuevo. No hacía falta. Todos ya sabemos como es Sofía y lo pretencioso de sus acciones con respecto a Raquel. La malvada Sofía. Capaz de no despertar a la pobre Raquel cuando esta se había quedado dormida a la hora de ir a pulsar su botón y capaz de poner en peligro la comida de la semana de todos los habitantes de la casa. No se puede ser más retorcida ni tener menos escrúpulos. Imperdonable.

   Escribí un tuit diciendo algo así: “Sofía se queda dormida y la mala es Sofía, Raquel se queda dormida y la mala es Sofía...”. Con una pequeña diferencia, Sofía reconoció que lo hizo adrede poque quiso ver la reacción de Raquel y las consecuencias. No se equivocaba. Al enterarse la casa del fallo de Sofía se entró directamente en estado de guerra, al enterarse la casa del fallo de Raquel, o de Marta, o del mismo Suso todo era mucho más comprensible por la falta de sueño. Sofía no se equivocaba, al despertarse Raquel y ver que había fallado su primera reacción fue: “yo no he sido...”. Independientemente de que Sofía la hubiese despertado o no. “Yo no he sido...”. “He sido yo, pero porque Sofía no me ha despertado” era otra opción pero no, fue: “yo no he sido...”.

   Lo normal es que toda la culpa recaiga sobre la malvada Sofía. Lo que más me choca de todo esto es que mi pensamiento a veces es tan retorcido que a veces ve monstruos pensando ¿Y si Sofía supiera exactamente cual iba a ser la reacción de Raquel y lo que iba a pasar?. Por eso decidió no despertarla. Eso sí que es tener mala idea, aún a sabiendas de lo que va a suceder provocar el confrontamiento y la irascibilidad de toda la casa y dar un paso más en tu enfrentamiento personal con Raquel. Como si ella no supiera ya como iba a reaccionar la casa con cada cosa que haga. Claro, todo el mundo seguirá pensando en la maldad de Sofía. Es innegable. Luego, cuando todos vimos como reaccionó Raquel y el resto de la casa, tal y como imaginaba Sofía por cierto, evidentemente todos seguimos pensando igual... o peor.

    La malvada Sofía. Aquí no hay juego que valga, ni simplezas varias donde algunos concursantes se vuelven más previsibles que nunca, ni entretenimientos al uso, ni bromas en vinagre, solo mala milk y eso es imperdonable. Lo de que nos lo diga a la cara o lo comparta con nosotros solo está destinado para otro tipo de concursantes más sinceros, de esos que todo nos lo cuentan y comparten y llegado el punto hasta los comprendemos. Pero para Sofía es imposible. Es solo su mala fe la que mueve todos y cada uno de sus actos.

   Una arrastrada de la vida. Una peliculera. Una pringada. Eso es lo que es. Arrastrarse detrás de un tio que te gusta es la peor de todas las opciones, la menos inteligente y con la que peor vas a quedar... aunque sea cierto que el chico te guste y tú misma reconozcas que lo estás haciendo mal. Porque claro, arrastrarse del verbo arrastrar tal y como diría una cada vez más genial Marta que está rompiendo todos los esquemas, es un concepto que solo está predestinado para esas Sofías de la vida que solo tienen diecinueve años y una cara bonita, y no para esos Han que solo se desviven por una aventura feliz, o para esos Veras que lo único que persiguen es un enamoramiento precioso y sincero más allá de cualquier prejuicio, o para esas Raqueles sinceras que a pesar de los desplantes y desprecios que recibe a cada minuto su corazón se le ha parado con solo mirar a su amado y que derrocha sinceridad de sentimientos por doquier, eso no es arrastrarse, eso es sinceridad pura y dura, aunque no sea cierto que el chico o la chica te guste y ellos mismos ni lo reconozcan. La única pringada en esta historia solo puede ser una y su sitio ya está ocupado desde el primer minuto.

   Y por si hubiese alguna duda, para eso ya está la televisión, los debates o los programas que se encargan de sustituir nuestro propio rol y meternos en vena todo aquello que nosotros, desde nuestro sofá y con una copa en la mano ni nos preocupamos de digerir. Para eso están los pseudocolaboradores que para eso le pagan. Papeles como el de Suso o el de Ricky ya los tenemos muy vistos, son tan predecibles y tan simples, tan al uso que los dejamos hasta pasar, hasta nos terminan haciendo gracia y todo y los terminamos convirtiendo en víctimas de todos esos papeles de pringadillas como cualquier Sofía que se encapriche de ellos.

 El mal de Sofía ya está escrito desde hace muchas semanas, primero fue la madre, después fue Suso, después Ricky hasta llegar a Raquel, Sofía es dependiente de todos ellos y sus conductas, solo es una marioneta a su servicio que hace y actúa según sus dictados, a ella solo le queda asumirlo y acatar la correspondiente pegatina con que la hemos catalogado. Una fresca de la vida que ella misma ha confesado que “le gusta gustar”. Pecado mortal de nuestro siglo y no apto para personas de diecinueve años pero si para las de veintidos. Su incoherencia le hace prisionera de cualquier acto que se proponga, pedir perdón por existir es la penitencia que debería hacer cada día al levantarse y lo demás sobra. Solo es una mala actuación de una mocosa que ni sabe lo que quiere, que juega con los demás como si fueran muñecos o trofeos y que tiene la mala costumbre de no resignarse ante el primer no que le entorchen.

   Los acercamientos de los otros, sus actos o comportamientos no cuentan para ella, los gestos, las poses, las indirectas o los vaciles con que Suso la maltrata cada día solo son producto de nuestra imaginación y de su calenturienta mente que se inventa películas allí donde quiere, no existen, solo es una muestra más de su encaprichamiento de adolescente y de nuestra perspicaz lectura. Lo bueno, lo mejor de todo es su capacidad para hacernos cómplices de nuestro desconocimiento. Ni siquiera lo hemos intentado, nos hemos dejado llevar por esas apariencias que ella misma dispone para que nos entretengamos con su patetismo “soy una pringada” ¿ves? Hasta ella misma lo dice... Es una pringada.

 Claro que Sofía no es perfecta y está llena de contradicciones, por supuesto que sí, la que más hasta me atrevería a decir yo, ¿propio de su edad? Qué sabremos nosotros... Está llena de las mismas contradicciones que cualquier Aritz de su propio entorno, o cualquier Suso de su misma onda o cualquier Raquel en plena madurez de sentimientos, pero es Sofía, la malvada. La que todo lo hace mal y tiene que pedir perdón cada día. La de las caras de asco, la que se aburre con gente tan simple a su alrededor incapaz de distinguir entre un capricho o la prostitución de sus gestos, la Sofía rebelde a la que todo se la suda y le importa un pimiento la comida de la semana, la que solo duerme, come y caga pero que copa la mayor parte de minutos de los programas y todo el mundo habla de ella, la que es capaz de llenar entradas sin haber dicho ni siquiera la mitad o la que está en boca de la inmensa mayoria de sus propios compañeros desde que se levantan hasta que se acuestan. Es Sofía.

  Anoche Suso le confesaba que quería llevarse bien con ella porque son muy parecidos. Ricky decía de ella que tenía que aprender a comportarse “como una señorita”, Aritz le vino a decir que pierde el culo con todo aquello que huela a pantalón... qué casualidad, tres de los más controvertidos de la edición, dos cromañones y uno que no sabe ni lo que quiere dándole consejos a una pervertida y provocadora sexual que solo busca lios de pantalones, a una niñata que no sabe donde asentar el culo y que es capaz de sucumbir ante cualquier chasquear de sus propios dedos. En un momento dado Sofía le preguntó a Suso: “¿Porqué me dejaste de esa forma tan radical?; la respuesta fue tajante: “porque no me dejaste conocerte como persona...”. Sofía calló, miró al suelo y sonrió. Yo añadiría: “porque no quisiste conocerla como persona...”.

  Susos a este lado hay miles. Pero ninguno habría respondido como él. Nied, una de las que mejor la conocen dentro de la convivencia junto con Marta, en su alegato dijo de ella: “... porque es libre y va de buena fe”.