No sé por donde empezar. Meterte en un
bucle no es tarea fácil ya que cuando este está en marcha debes
elegir bien el punto adecuado para enlazarte con su programación, ya
que después dependiendo de la velocidad que haya adquirido lo mismo
no te da tiempo a descifrar la parte anterior a la que te subes. Si
dejamos de un lado la física, o la literatura, podríamos hacer un
repaso general de lo que ha sido el guión de esta película llamada
GH16 incluida la incorporación urgente y sospechosa de Ricky a mitad
del programa. Para gozo de la cadena y sus guionistas no se podría
decir que le ha salido mal la jugada, seguimos nadando en el hastío
mientras ellos mantienen la factoría a pleno rendimiento.
Deben de
hacer hasta turnos por lo que se le ha venido encima. No sé si al
terminar la edición la calificaremos como buena, mala o regular, un
poco agotadora si que está siendo. Lo de la calificación en función
de la diversión que nos está proporcionando lo dejaría pasar por
alto esta vez, en otros nuevos baremos digamos “diferentes”
deberíamos buscar su clave. Estoy convencido que para ellos estará
siendo todo un éxito, lo mismo para una parte de la “nueva
audiencia” también, para otros de nosotros ni me atrevería a
calificarla, dejémosla en básicamente sospechosa. Decía lo del
repaso general para amoldarme al bucle sin necesidad de hacer
demasiado esfuerzo y coger enseguida la onda. A estas alturas de
programa más que un bucle esto parece un centrifugado interminable.
De una pereza incalculable supone tener
que meterme de lleno en ese estadio en que se encuentra la única
trama viva de la casa, ya que la historia Han y Aritz hace mucho
tiempo que me dejó de interesar y mucho más desde el pasado sábado
en que ví al vasco en “huelga nudista” (según los guionistas)
por no disponer de agua caliente. Ver al chico “sin etiquetas”
pudoroso en su día de besar a Sofía en la resolución de una prueba
o en quitarse la camiseta alegando que no había venido a Gran
Hermano a “enseñar carne” en pelota picada montando su
particular show justo la misma semana en que se encuentra nominado ha
terminado de quitarme la venda con este siniestro concursante. No
vuelvo a entrar en su bucle porque me parece de un cinismo supino la
caradura con que ambos concursantes están manejando su historia. Lo
hago como introducción al bucle mayor, ya que la semejanza entre
ambas actuaciones, la de Ricky y la de Aritz, ambos casualmente
nominados, es de unas connotaciones tan de párvulo que me sonroja ni
siquiera pensar que estoy escribiendo sobre un concurso llamado Gran
Hermano.
Relatar las conversaciones entre Ricky
y Marta, entre Sofía y Ricky, entre Sofía y Marta nos metería de
lleno en ese bucle interminable donde los consejos, las declaraciones
o manifestaciones luego en nada se parecerían a las resoluciones. Es
como adentrarse en un submundo de locos donde lo más sensato que
podríamos extraer es un buen catálogo de buenas intenciones que en
nada se parecería a lo que justo una hora después podríamos estar
viendo. No sé si es zambullirse en una película de ciencia ficción
o en un vodevil de pobre estrofa, lo que sí se es que son una
cantidad ingente de horas muertas donde la palabra en nada se parece
a los gestos lo que noche tras noche nos estamos tragando. Sería un
guión demasiado sencillo y poco elaborado. Entrar en la disyuntiva
del intento desesperado de Ricky por salvar su culo en un arreo final
creo que sería demasiado banal por evidente, las contradicciones con
que Sofía pone de los nervios a sus seguidores o la cruzada
emprendida por Marta por salvar a su amiga de las garras de la
película del canario no harían sino caer en las redes de aquellos
mismos que han tendido la trampa.
Muchos desean un “no” contundente
de Sofía mientras otros apuestan por el “sí”, pocos piensan que
la estrategia le dará algún resultado a Ricky mientras otros
seguidores se frotan las manos con la oportunidad, es como si
anduviésemos de rebajas por Guadalix, una especie de subasta alocada en
el que “quién da más” al final termina por desquiciar al más
pintado. ¿Habrá pensado alguien en algún momento que el “si”
pero ”no” es lo más comercial para las fechas que estamos y lo
que mejor se vende?. Es la puerta giratoria de la mentira sobre la
verdad, esa especie de espiral que nos abre sus brazos para
invitarnos a entrar en ese bucle interminable. Y muchos caemos. Un no
o un sí finiquitaría para siempre la trama y algunos ya podrían ir
preparando los papeles del paro o la maleta.
Creo que la salida de Ricky está
cantada hasta en los telediarios, que ese desesperado mensaje de amor
y sinceridad es tan real como un billete del monopoly y que su
insaciable carrete intentando justificar sus lágrimas o la pena que
intenta venderle a Sofía sencillamente tiene menos credibilidad que
cero. Quiero pensar que la gente no es tonta y que Sofía solo es una
niña confundida y seducida por la palabrería barata del canario,
que ese ímpetu de comprensión es solo un espejismo de buena fe
motivada por una real falta de cariño y que la navarra solo vacila
con su mayor afición, la de agradar a los hombres.
De todas formas
observo un largo trecho entre lo real y la ficción, entre la verdad
y la mentira, aún así no resta un ápice a mi desmotivación por el
montaje en el que la peor parte por supuesto se la está llevando
ella. Es el camino hacia la gloria más surrealista que he vivido en
ninguna edición, el episodio más inverosímil de cualquier recta
final en que cualquier conclusión por compleja que parezca solo se
resume en Ricky es un jeta y Sofía es tonta. Y yo no me creo que
todo sea tan básico como parece. Las cámaras se vuelven locas cada
noche y los portátiles arden, el bucle sigue en marcha hacia el
abismo...
pero mientras tanto las apuestas se
disparan.