SECRETOS

    Es todo mucho más sencillo. Un grupo de personas se “encierran” en una casa y conviven entre ellos, mientras tanto el Gran Hermano, o sea nosotros, los observamos. Es así de simple. Pero el éxito indudable del programa radica en verlos actuar tal y como ellos son, sin secretos ni mentiras, sin trucos. Todos los fuegos artificiales que cada año nos aparecen en la pantalla como señuelo suelen ser de poco recorrido, el vodevil recurrente en forma de jueguecitos que año tras año nos venden para crear expectación será engullido en poco tiempo por esa esencia tan denostada que en forma de filias o fobias nos reconducirán por el camino de siempre.

     Yo quiero ver al chino expresarse tal y como es, me gustaría ver a Mayte y a Suso sin esa lastra de pegatina que los contiene o al tal Muti, si existe, interactuando como los demás. Lo del hombre invisible, el carricoche, la mamá con su hijo o el jardín secreto son distracciones de campamento que en nada se corresponden con el éxito y la trayectoria de un concurso como Gran Hermano. Una puesta en escena para adolescentes sin apenas sentido que jamás tendría cabida en un concurso de convivencia donde lo que más se valora quizás sea la verdad y la autenticidad.

    En realidad nos da un poco igual toda esa parafernalia con que nos adornan cada año la entrada de los concursantes a la casa, seguramente lo llamarán entretenimiento, yo lo llamaría marear la perdiz... No creo que después de dieciséis ediciones alguien se crea lo del bebé de un mes con la “babysitter” en el cuarto de al lado o la opereta de la mamá joven con el hijo guapo sin contar ya con el bodorrio en directo con que nos abrieron la temporada. Nosotros solo queríamos conocerlos, saber por fin quienes eran y que se encendieran las luces de la casa para verlos convivir, porque así, nosotros también empezaríamos a interactuar.

    Obviaré lo adosado y me centraré en lo importante. No me disgusta a priori el casting, lo encuentro variado y con perfiles peculiares, un grupo heterogéneo de personalidades dispares procedentes casi todos de ámbitos diversos. Son pocas las horas transcurridas y como siempre decimos aún es pronto para ir sacando conclusiones, pero mis primeras impresiones son buenas. Incapaz de centrarme en alguna particularidad no podría dejar pasar por alto la actitud de Mayte tan metida en su papel que iba dejando al descubierto una exceso de “sobreprotección materna”, la difícil tarea de un Han ansioso por liberarse cuanto antes de su penitencia o la peculiar presentación de la personalidad de Aritz. En realidad son varios los que me llamaron la atención pero prefiero por ahora ir observándolos con detenimiento.

   
 No os creáis nada de lo que veis nos repitieron una y otra vez, supongo que el aviso iría en función del juego que nos propusieron. Craso error, lo vivimos según lo vemos, no discuto dejar la puerta abierta a esos secretos que en principio nos ocultan pero como ya dije al principio, lo mismo cuando se desvelen ya es demasiado tarde. Gran Hermano terminará por engullirlos tarde o temprano, y nosotros ya estamos ahí. Sus secretos terminarán diluidos en el tiempo, ellos no, ellos acaban de empezar. Nosotros también.

    Por lo pronto la madrugada ha sido intensa, Marta ha estado en el punto de mira de Raquel, sabedora de los comentarios vertidos sobre la canaria en twitter, el culebrón madre-hijo parece que atrae también a la hija y las especulaciones sobre los secretos rondan por la cabeza de casi todos y empiezan a levantar las primeras sospechas.