LA SEMANA DEL "HAMOR"

  Ayer fue un día lluvioso-festivo hasta para ellos. No recordaba 24h tan aburrido como el ocurrido precisamente el día que el espectador por ser festivo podía seguir la actividad de la casa a través del directo. Preocupa mucho que cada semana la organización tenga que estar inventándose algo para revitalizar la convivencia, es como si estuviésemos asistiendo a unos cuidados intensivos a los que al paciente y paciente espectador tuviesen que ir suministrándole cierta dosis de algún tipo de medicación experimental para poder mantenerlo artificialmente con vida. Con la entrada de Rebeca se activaron todas las carpetas posibles, ya se encargó de ir de uno en uno advirtiéndoles engañosamente de lo que se estaba vendiendo fuera y todos se pusieron manos a la obra.

 El argumento está tan quemado que poco a poco va cayendo por su propio peso. Ni una sola funciona para desesperación del o la guionista amiga encargada del asunto. Se inventaron la apertura del excontraclub para intentarlo a la desesperada pero la consistencia es tan débil que al final no van a tener más remedio que explotarla por la vía antinatura, veremos al fín desfilar a los dúos Pol-Miguel, Rodri-Adara, Fer-Clara o incluso Alain-Meri o Rebeca. Por lo pronto el primer intento entre Bea y Rodri les ha fallado. La semana del amor se ha fundido en la semana de las calabazas para terminar convertida en la semana del “hamor verdadero” más impostado jamás conocido.

  Para intentar disimular un poco la estrategia de la organización ha quedado inaugurada la semana de la audiencia un poco para responsabilizarnos de sus despropósitos. Lo bueno que tiene es que al menos reconocen el error y a lo mejor nos dan la posibilidad de poder influir aunque sea mínimamente en las nominaciones de esta noche terminando por fín con la injusta dictadura de un club amortizado por el grupo mayoritario hasta hoy. Lo que sea para intentar levantar esto ya que ha quedado demostrado que el guión original se les ha quedado inutilizado. Para ello, y viendo la respuesta del día de ayer a la audiencia en su dia libre, en la fiesta medieval de la noche para conmemorar el “descubrimiento de América”, “descubrieron” que como no fuese incrementándoles la dosis habitual de alcohol la fiesta terminaría convirtiéndose en una prolongación del día. Y se lo metieron. La respuesta no fue muy convincente, aburrimiento supino hasta las cinco de la mañana con algún que otro escarceo de una Montse motivada por su expulsión que se atrevió incluso a escenificar algún que otro simulacro de streptease, una Bárbara cada vez más crecida en intercambio festivo con sus enemigos y el desfile de concursantes del que Fer hizo acopio para realzar su obra magna en la despensa. El resto lo de siempre, escenas empalagosas de Pol y Adara, selfies y mosqueo de Clara por lo que sea.

  A iniciativa de una Bárbara cada día más crecida a eso de las seis de la mañana se decidieron por hacer unas patatas y huevos fritos en absoluta armonía, poniéndose Fer manos a la obra y calculando erróneamente los platos dieron con dos menos encima de la mesa de la cocina con el consiguiente mosqueo de Noe y Miguel que habían sido los perjudicados. Clara había renunciado voluntariamente a la iniciativa ya que no había salido de ella y eso no se podía perdonar (por sus pelotas...). El resto del día había circulado por el sendero de las disputas típicas sobre la comida teniendo como centro de la discusión la ocultación de un brik de leche por parte de Montse y generando la consiguiente confusión que por supuesto fue amplificada hasta límites insospechados.

  Nada nuevo, la pegatina de la edición, discutir por chorradas infantiles para darse importancia a ojos de una edición demasiado sobrevalorada. Esta noche volvemos a gala y de ella podremos extraer aquello que mínimamente nos representa, nominaciones con los consiguientes recelos y expulsión más que cantada; la elección de una nueva pareja para exiliarla a la otra casa, los desmanes del presentador y una batería incontrolable de videos carpeteros que tanto le gustan a algún guionista obstinado y trasnochado.

  El otro día en las pinceladas de los concursantes me faltaron tres concursantes por falta de tiempo. Noelia y las que hasta ahora se han convertido en las principales protagonistas de la edición, Bárbara y Adara. De Noelia poco puedo decir. Nunca me han gustado las copias, todo lo contrario al empecinamiento de algunos responsables de casting que suelen incidir en la nostalgia por rememorar otras personalidades y en la creencia de que intentando resucitar a otros concursantes pueda estar la clave de una correcta elección, Pipi ya se fue para nunca volver, no hace falta insistir. Si me gustan poco las copias, las malas copias me gustan aún menos. Amortizar a un concursante con las imágenes graciosas de sus gestos es tan absurdo e inútil como un supositorio de fresa, porque otra cosa no nos ha ofertado, sus mil caras. Ni siquiera su personalidad resulta atractiva. La infantilidad que utiliza haciendo imitar su voz es para nominarla disciplinariamente y luego el papel correveydile que está adquiriendo para darse algo de protagonismo o el rol inocente de no haber roto un plato en su vida hace de ella una concursante muy poco apetecible para el espectador y totalmente prescindible. Su elección como concursante parece una auténtica broma.

  Su discurso es repetitivo y estridente, su personalidad la ha puesto a prueba y su fortaleza ha demostrado que está fuera de toda duda. La valentía de Bárbara a enfrentarse a todo un ejército de memos y cobardes sin achantarse ni preocuparse por el riesgo que corría la han otorgado sin duda un papel estelar en la edición. Ha sido la única capaz de enfrentarse uno a uno al resto de concursantes de la casa sin mirar a quién. Empezó muy dubitativa los primeros días hasta que Miguel la puso a prueba, a partir de ahí solo ha tenido que crecer por mera supervivencia. Y es que es de esas personas que se crecen ante la adversidad, cuanto más débil y acorralada te sientes más fuerzas de flaqueza sacas. La justicia concursal se puso de su parte en un momento determinado y a partir de ahí solo ha demostrado un carácter tan polémico como necesario para poder mantener un cierto equilibrio en la convivencia. Sabe adaptarse a cualquier circunstancia, si les vienen buenas es la primera en intentar integrarse, si le vienen malas, nadie la va a callar, y eso en un concursante es oro puro para el espectador.

   Sus palabras sin medida a veces la traicionan, pero es que sabe que para hacerse valer en un ambiente tan hostil se hace necesario cualquier recurso. No es la más madura, pero sí la más valiente. Su indiferencia al riesgo la ha catapultado a un papel de favorita que poca gente pone en duda. Si algo reconoce el espectador de Gran Hermano es la generosidad, y Bárbara ha sabido jugar perfectamente su complicidad con la audiencia, la fidelidad hacia lo suyos es otro valor en alza bastante apreciado. Quizás le sobre determinada impostura ante las cámaras en determinadas acciones y esa desmedida sobreactuación innecesaria que a veces la descontextualizan de su rol adquirido. Es la bruja, la malvada, la odiada, el blanco perfecto para la mayoría de sus compañeros, ella se lo toma con un humor resignado que no hace sino agrandar su leyenda. A falta de carisma en esta edición, al menos tenemos una concursante con carácter.

  Adara es autoexcluyente por sí misma. Bipolar en un concurso extraño donde es capaz de dar lo mejor y lo peor de sí misma en un mismo concursante. Su dicotomía, a diferencia de Bárbara, le hacen levantar no pocas sospechas a la audiencia que no sabe ante que Adara se encuentra realmente, si a la que llegó con un guión bajo el brazo seguramente aconsejada por su amigo de Tele5 de crear carpeta con quien sea y al precio que sea, o a esa chica madura y sensatamente razonable que a veces se nos descubre sobre todo cuando ve cosas que no le gustan. Es evidente que la primera no convence a casi nadie ni siquiera a sus propias admiradoras.

  Su relación con Pol parece tan impostada como recién sacada de un cuento de Disney, tan infantil como ficticia y poco creible. Su propio lenguaje corporal la delata a pesar de la disciplina con que la defiende, sin duda su lealtad parece extraida del mismo guión con que la inició. O ha elegido mal o algo no concuerda. Es cuestión de minutos el hecho de tirar por la borda esa madurez manifiesta con que de vez en cuando nos sorprende para irse al polo totalmente opuesto. Su lado bueno es mucho más atractivo, la concursante independiente y fiel, valiente y observadora que no le teme a nada ni a nadie, que hace lo que quiere y que disfruta a su modo ha suscitado no pocas simpatías en la audiencia que se encuentra en una difícil disyuntiva entre cual de las dos Adaras creer. Por lo pronto por una causa o por otra, junto a Bárbara, a mi entender se ha convertido en protagonista principal. Junto a la alicantina forman un tándem temido por sus compañeros y bastante seguro y asentado en el concurso. Pol le resta mucho potencial como concursante convirtiéndola en bastante mediocre y anodina. Adara es el fiel reflejo de la injerencia del programa en el formato confundiendo de manera clara los objetivos de la cadena con el concurso en sí.