LA GALA DEL PODER

  

  Una persona que alaba de forma exagerada e hipócrita o trata de agradar a Tele5 con el único fin de conseguir un favor o beneficio propio jamás ha debido ser considerado como una eminencia, a no ser que quien te haya definido así sea igual de lameculos que tú, según la RAE, persona aduladora y servil. Anoche durante “la mejor gala de lo que llevamos de edición” según los expertos, se nos volvieron a caer varios mitos que ya llevaban caídos desde hacía varios años. Exigir limpieza y transparencia a un escaparate que dice llamarse concurso con el que pretende promocionar un medio de comunicación su programa más emblemático y representativo no debería ser peyorativo y sí una obligación me atrevería a pensar que incluso legal. Ya sé que volvemos donde siempre, pero jamás me cansaré de repetirlo y aplico el mismo mantra que le aplican a nuestro blog, si a alguien no le gusta lo que se dice no tiene porqué leer de la misma forma que cada uno es libre de elegir seguir viendo el concurso o no, votar o no, creer o no, etc. etc. Lo último que faltaría sería que nos alienásemos todos los seguidores de Gran Hermano en un pensamiento único cuyos principales valedores deciden llamarse asímismo eminencias. Solo les falta el palio.

   Si tuviese que definir la gala de anoche con una palabra, escogería “poder”. Es lo primero que se me ha venido a la cabeza, el poder de la información, de la manipulación, del dinero, el poder del club, de la audiencia, el poder de Gran Hermano, el poder cambiar, el poder no querer cambiar, etc. etc. Me tiraría toda la entrada sugiriendo ideas sobre los diferentes tipos de poder que existen y casi todos me conducirían al programa de anoche para poder definirlo. Podemos comprobar como la mayoría de espectadores que seguimos Gran Hermano, antes incluso que empezase la gala, intuíamos lo que podía pasar. ¿Hay algún seguidor escéptico que dudase de que Bea sería expulsada por la audiencia y devuelta a casa por el poder de la caja?. Si existe alguno, no es escéptico, sino incrédulo.

  ¿Alguien dudó de que la gala se nos presentaria con un alto contenido carpetero durante la mayor parte de su emisión? Muchos anoche quizás se sorprendiesen, pero no creo que fuesen seguidores reales sino eventuales, esos que solo ven las galas. ¿Porque no existe otra cosa? Porque no interesa que exista otra cosa. Es el poder. El conservadurismo de una filosofia basada en el engaño y la mentira solo puede afianzarse a través de su propio poder, y creedme bien que no hace falta que os diga el poder que tiene la televisión y los medios de comunicación hoy en día. Gran Hermano ha dejado de ser un reality o un concurso, ya ni siquiera es un reality-show como lo fue años atrás, Gran Hermano hoy en día es poder. Una forma nueva de hacer negocio utlizando la relación espectador-programa como un conflicto de poder. Creando una espiral de lucha entre ambos de manera que el resultado de dicho enfrentamiento tenga como consecuencia un beneficio, en este caso para quien ha invertido en el producto. Los espectadores solo somos una parte de la mercancía que retroalimenta el sistema, cuanto mayor sea la provocación mayor será el enfrentamiento, a más crítica más polémica, a más pelea más batalla, cuanto mayor sea el divorcio más conflicto genera, más rabia, más reacción, esa espiral tan antigua como la vida misma no hace sino aumentar el foco sobre el programa y por tanto, mayor beneficio.

  Los principios sobre los que se basa dicha forma de actuar solo son políticos, dentro del arte de lo posible se hace necesario hacerlo por la propia supervivencia, que mejor manera de indignar a un espectador que utilizar la injusticia, el odio, la manipulación de unos concursantes como cebo para generar mayor controversia. Nosotros solo nos resistimos, lo rechazamos, nos cabreamos y sin quererlo entramos en su juego, ese que al final les produce beneficios. El poder del club es el mayor atropello que jamás se haya podido cometer en las diecisiete ediciones de Gran Hermano, una provocación en toda regla mediante la cual unos concursantes hacen y deshacen a su antojo, suben o bajan compañeros a su capricho, juegan con la ilusión de otros compañeros y con la paciencia del espectador. Lo saben. Saben que es injusto, saben que se adulteran las nominaciones y prostituyen el propio concurso. Aún así lo hacen. Pueden hacerlo y lo hacen. Nosotros solo caemos en su trampa.

  No sirve de nada quejarnos por el juego de las bolas que solo favorece al grupo mayoritario, ni por los minutos de basura carpetera que nos muestran de contenido durante la mayor parte de las galas, ni por la previsibilidad de que una concursante sea salvada o expulsada, nominada o elegida para poder entrar, es todo accesorio, fórmulas simples para utilizar su poder.

  Anoche Montse se convirtió en protagonista circunstancial por la forma torticera en que fue nominada de forma injusta, ayer “pobre Montse” se convirtió en TT durante gran parte de la madrugada. Clara se declaró a Fer apenas unos minutos antes de que empezase la gala abriendo una nueva via de contenido, durante la gala se reactivó la amistad entre Bea y Rodri hasta convertirla en futura carpeta, Pol y Adara volvieron por donde lo dejaron para alegria de guionistas, Rebeca fue la elegida como concursante en detrimento de Michelle, Bárbara volvió a ser acribillada a votos y la postgala se convirtió de nuevo en un nido de hipócritas intentando justificar sus nominaciones. Esa sería la carátula oficial de la gala sobre la que debiéramos debatir esta mañana para mantener a flote el invento mientras en las cloacas alguien se frota las manos.

  La historia del inframundo no tiene nada que ver con la carátula anterior, es solo la trastienda de un sitio oscuro donde todo se planifica con una cirugía extrema alejada de los focos y las luces de la televisión pero necesaria para mantener esa cota de poder que te permita seguir manejando los hilos de una visión orquestada. ¿Qué pensaria esta mañana el sufrido lector que lee esta entrada si ahora voy y le digo que Rebeca va a ser finalista de esta edición?. Seguramente me llamaría iluso, o me preguntaría que he tomado esta mañana. Michelle, seguramente anoche sería la más deseada para que se quedara en la casa por lo poco que hemos visto durante los dos dias, la seguramente mayoritariamente elegida por la audiencia, cosa que evidentemente no podemos demostrar, pero sorpresivamente para algunos, otros no tanto, se eligió a Rebeca. ¿Porqué?

 Para que reactivara todas las posibles carpetas de la casa con su poder de información, decían algunos, porque a los de dentro les gustaba más, decían otros. ¿Sorpresa? En una gala donde la emoción reinó por su ausencia la elección de una nueva concursante al igual que la expulsión de Bea o su repesca, o las nominaciones o la nueva configuración del club anoche casi pasó desapercibida, ni fu ni fa, todo era muy previsible, así está el grado de motivación o implicación de la edición. 

  El poder también puede estar oculto y manejar los hilos desde el inframundo, solo tiene que apretar la tecla adecuada. Pensar que el papel de Adara en el concurso es circunstancial y que su victimismo o su forma extraña de actuar con Pol que en nada tiene que ver con la Adara que en realidad todos estamos conociendo es arriesgar demasiado y tentar demasiado a la suerte, no podemos conformarnos con el favoritismo de muchos por solo su carpeta, está ejecutando a la perfección su misión, y creo sinceramente que es la que mejor lo está haciendo, aunque parezca mentira por su relación inexplicable con Pol, es la única que está demostrando algo de inteligencia, aunque solo sea por corresponder fielmente a lo aconsejado. El poder de la carpeta es incalculable. Si lo trasladásemos al lenguaje político, pone o quita gobiernos, en Gran Hermano es aún mayor si lo trasladamos a la realidad que se nos intenta ocultar. Dirige la realización del propio concurso, se hacen o cambian guiones en función de sus propias perspectivas, sube y baja concursantes dependiendo de sus propios intereses, cambia las votaciones manejándolas a su antojo y ya por último elige hasta los ganadores. Es el poder absoluto. El puto amo de la edición.

  Pero de eso no interesa hablar. Lo importante es lo que vemos, y lo que vemos es lo que hay. Seguiremos odiando a Fernando porque se le corta cuatro veces la mayonesa, nos reiremos de los besos y el ridículo de Pol mientras nos lo endiñan en pantalla como centro de atención o suspiraremos por saber qué día en concreto confesará Miguel lo de su peluquín, si no, podemos entretenernos con el menú de “la que se avecina” y ver como evoluciona Clara y sus calabazas y el nuevo hamor verdadero entre Bea y Rodri. Montse es solo una circunstancia de su concurso, como lo será la de todos los cobardes que la irán sucediendo.