PUNTO DE CRUZ

  Precisamente una de las más importantes particularidades del punto de cruz es la gran posibilidad de esquemas, dibujos, formas que se pueden desarrollar en multitud de tejidos, curiosamente se suele realizar usualmente sobre tela de trama uniforme, aunque, y aquí está la clave, a veces también sobre trama no uniforme. La casa es un punto de cruz demasiado uniforme, de un solo color y sin ninguna complicación, como para principiantes. Tanto el día como la noche, la crónica de un desgaste anunciado. Almas en pena cuchicheando como forma para matar el aburrimiento, bajones crónicos, la eterna escena de Kristian contando sus penas a todo quisqui y el padre Igor confesando a todo el que lo necesita, entre todos ellos la figura omnipresente de Iván diciéndole a todo el mundo que no le va a nominar. Recelos de todos por Danny, la nueva buscando su sitio y muchas horas de punto de cruz. Esta es la rabiosa actualidad de un vértigo anunciado, un patio de vecinas “correveidile”en el que nadie se atreve a salir del tiesto.

  No está en mi papel ser agorero, pero si las cotas de audiencia de la última gala, las del debate y los cientos de comentarios que circulan por la red no hacen reaccionar a alguien, esto está predestinado a no tener buena pinta. A veces pienso en la mala suerte de que Álvaro no estuviese en la casa, nunca a un concursante que jamás había sido concursante se le estaría echando de menos, no es por nada, pero puestos a soñar,  su presentación alternativa quién me dice que no habría resultado determinante visto lo visto. No se puede dar la espalda a la realidad, y a pesar de los intentos de algunos por maquillarla, éste invento no termina de cuajar, algo está fallando, no sé si serán ellos, si seremos nosotros que tenemos las miras puestas demasiado altas, si ha sido el casting, si son las pruebas o la distribución de la casa, no lo sé, pero esto no pita.

  No terminan de enganchar, ni los concursantes ni el concurso. No se le ve emoción, todo se ha vuelto muy previsible y repetitivo, cansino, las escenas y los diálogos se repiten una y otra vez, las posibles tramas no convencen y el miedo de los concursantes les tiene atenazados, el respeto y la corrección hastían hasta el hartazgo, la diversión es de infantil y la gente se empieza a hartar un poco de que tanto concursante eche tanto de menos a tanta gente de fuera, eso en vez de una casa parece por momentos un paño de amargura. Siempre se espera mucho de la nueva gente que va entrando para ver si inyecta algo de chispa y poco a poco vemos como terminan influenciados y devorados por el entorno. Éste inicio de edición ha sido decepcionante.

  Siempre había pensado en Gran Hermano como un reflejo de la sociedad, en otras ediciones hemos vivido ese reflejo a través de los concursantes, hemos percibido las ganas de triunfar, de ser alguien, de nuevas relaciones, incluso los miedos, los prejuicios, la misma situación de fuera que nos transmitían a través de sus angustias, siempre dejaban caer un porqué cada uno y nos ayudaban a subirlos o bajarlos de su propio pedestal, pero este año el divorcio parece latente, es como si estuviesen  en un secuestro con fecha de caducidad en el que el premio solo consistía en entrar en la casa y en el que solo se trata de ir matando el tiempo de la forma que se pueda, no es vida sino un aletargamiento de ella. Hay gente dentro que desaparece durante horas y nadie sabe nada de ellos, o pasan las horas en redil arremolinados ante una insustancial tertulia de dudoso gusto.

  No es que la sociedad o la realidad sea siempre tan exquisita en las formas o en los modos, es que se retroalimenta de sus propias frustraciones, en la vida hay conflictos de todo tipo, personales o compartidos, hay disputas, días de mala milk, rencillas, odios, obstáculos, la gente también saca sus cosas de dentro y las expresa, y a veces chocan con las de otros, esa realidad que se está viendo en la casa es frustrante, no se asemeja en nada a la que todos vivimos de forma cotidiana, nos han dibujado un viaje de excursión en autobús con canciones infantiles,  que de vez en cuando se tiran papelitos por encima de sus asientos y oir al compañero de asiento decir si ha sido tal o pascual....

  Los concursantes éste año están cometiendo el error de pensar más en lo que pasa fuera que en lo que pasa dentro, por eso viven ajenos a su realidad más cercana, ellos mismos se lo impiden, no están disfrutando aunque digan que sí y por ende nos están transmitiendo esa dicotomía contradictoria, para pensar en lo de fuera, mejor no haber entrado, si entras para echar de menos lo que hay fuera y te limita de tal forma que se te está pasando por la cabeza la idea de incluso abandonar o te tiras las horas amargado pensando en cómo te podrán estar viendo o lo que podrán estar pensando, nos estás traspasando a los demás tu propia amargura. La contención es total en éstos concursantes, la rigidez es máxima y la prudencia extrema, todo eso se percibe desde fuera, no son valientes, no exponen, no arriesgan, en definitiva no juegan, y si en un juego sus protagonistas ni siquiera juegan.... ¿a qué estamos jugando?.