ZAPATOS DE CRISTAL

 Y sin embargo yo sí me la creo.  No veo esa maldad por ninguna parte, ni esa intencionalidad, ni ese retorcimiento que se le está etiquetando supongo que más por proteger a Pepe que por propio merecimiento. Si la decepción de Hugo nos va a tocar el corazón, la separación de Pepe, y el momento en que ella vea que él se marcha para siempre puede ser uno de los más emotivos y simbólicos de toda la edición. Le soltará la mano por primera vez, esa mano que la ha guiado durante todo el tiempo a pesar de todo, esa mano que tanto le ha hecho llorar y reir, pasarlo bien y pasarlo mal, esa mano que a fin y al cabo siempre ha estado ahí...Será el final de un sueño, de un hermoso sueño al que alguien le pondrá el epílogo más triste e inesperado que nunca ellos hubiesen podido imaginar.

 La mujer que no sabe llorar. A Sindi hay que conocerla más allá del mero juego, más allá de un concurso en el que al final solo gana uno y se lleva un premio, más allá de números y expulsiones.  El concurso solo  ha sido su escondite, su secreto... el escenario de sus sueños. Ésta cenicienta de la vida que recibió un día la visita de su hada y le hizo cambiar sus mandarinas por esa calabaza que le cambió su  manera de ver las cosas y se vió sin querer metida en un cuento de ensueño. Sacar de la nada una historia en el que durante mil y una noches tuviese que contar un trozo cada vez para que nunca se acabara. Ese que durante una de esas noches sin esperarlo ni desearlo le interrumpieron  cuando ni siquiera habían sonado las doce y tuvo que detenerlo... dejar de soñar con bailes, príncipes y zapatos de cristal. Aquel que nunca le permitieron acabar. Sindi se enamoró pero tuvo que callar,  ahogar sus lágrimas en silencio sin la complicidad de ninguna  malvada hermana. El baile había sido maravilloso y de sus recuerdos vivió el resto de sus días.

 Maestra de esta escuela de sueños que con ella empezó y acabó el suyo. Lo sufrió y lo disfrutó.  Está triste porque se acaba, porque sabe que el cuento se cierra  y ya no sabe más porque no quiere saber más. Ha leído y aprendido lo suficiente. Ahora le viene lo más difícil, separarse de aquel que le dio vida y le ayudó a dibujarlo. Insoportable, por eso está nerviosa, no es fácil bajarse de un sueño. Pipi ha tenido su cuento y Pepe ha tenido su historia, totalmente diferentes que por casualidad se llegaron a juntar, Pepe construyó el suyo y Pipi escribió el suyo, aunque haya capítulos que parezcan copiados cada uno lo vivió a su manera. Pepe vivió el suyo y nos lo contaba cada día, Pipi escribió el suyo para ella y solo para ella. Cogidos de la mano, pero en secreto, sin que se notase mucho. Ha sabido adaptarse y se ha hecho fuerte, ha ido adquiriendo vida propia y se ha bajado del cuento las veces que ha querido, ha luchado por su supervivencia a su manera y no ha dudado en defender su lugar en la historia. Ella la quiere compartir y él se resiste, ella se ríe de él y él se ríe de ella sin darse cuenta que mientras tanto caminan de la misma mano. Él lo ha vivido feliz, ella por momentos angustiada.

 Ella no ha sabido escribirlo mejor, solo ha vivido mientras le han dejado vivir. Nadie en esa casa ha sido peor tratada, ya que a nadie se le debería tener permitida la capacidad de terminar con los sueños, y curiosamente,  quien le dio la oportunidad de poder vivirlo fue quien se lo impidió. A Pipi se le mide por sus silencios, nunca por sus palabras porque no sabe expresar su sueño a veces ni escribirlo sino vivirlo, nadie lo percibe y se siente sola, y llora en silencio escondida en su cama cuando nadie la ve. Su verdad no puede descubrirla, lo había prometido cuando se lo ofrecieron. Todo su concurso ha sido un mero secreto, esa fue su condición. Nadie la podrá entender, pero a ella le da igual porque ella sabe que aquella noche sí que estuvo en aquella fiesta.

 Su belleza está en su inocencia, en su silencio su estrella, cien días han sido su esencia, vivirlos su descubrimiento... el nacimiento de otra vida, la casa le ha abierto los ojos y su luz la ha deslumbrado, se ha arrancado cosas que creía eran para siempre, ha cerrado los ojos y ha soñado, ha creído que incluso ha habido algo más, se ha conformado con lo que le ha tocado y lo ha disfrutado, ha reído, ha bailado, ha cantado y ha llorado, ha discutido, amado y callado, ha perdido y a veces ha ganado, ha sentido y se ha confundido, ha perdonado y se ha arrepentido, ha chillado, gritado y susurrado, aprendido, sobre todo ha aprendido, pero por encima de todo lo ha vivido.

 

  Nadie daba nada por ella, una gran incomprendida que ha tenido que hacerse un sitio en la fiesta a pesar de sus silencios. Cuando suena la música ella se comunica con su hada, se vuelve loca y no sabe como agradecérselo, cierra los ojos y se envuelve en la magia, grita, canta, se desahoga.... Ha sufrido para llegar hasta casi al final del cuento, ella no puede ganar porque ya ha ganado. La otra noche soñó mientras le abrazaba le pidió un deseo

... que hoy no la suelte de la mano. Poder escribir juntos el final del cuento.

  Seguramente todo va a ser igual. Pensarán que uno se irá para siempre y cuando Mercedes diga a Pepe que tiene que abandonar la casa, desde ese justo momento todo el invento se habrá venido abajo. Y será Hugo, precisamente Hugo, quien se de cuenta de todo. Él, que está tan seguro de que como mínimo es cuarto. Éste sistema está siendo cruel precisamente con quien menos se lo merece, porque un solo minuto de televisión no compensa la incertidumbre y la tensión de quienes están al borde del precipicio tras cuatro meses de encierro. Los tres, tras unos momentos de confusión, enseguida caerán en una sencilla cuenta que pensarán nunca podría ser. Quizás nos reiremos, hagamos algún comentario pero nunca seremos capaces de ponernos en su lugar, sentir lo que se siente cuando piensen que se está jugando con ellos. Lo mismo le mantienen la broma, y le sorprenden, y vemos su cara de sorpresa, y su reacción, y todo lo que queramos, pero a cambio de qué.... Hugo se habrá dado cuenta desde ese mismo momento que su sueño se podría haber acabado o al menos que todo no es como él había soñado. Al final si  en algo van a creer, será en nada. No solo se trata de sorprender, se puede hacer también sin perder la perspectiva.... Todos pensaremos en Pepe, quién pensará en Hugo?. De verdad... habrá merecido la pena?.