VÉRTIGO

  La vi rígida, sin pestañear. Aparentaba frialdad, con una expresión pétrea, inalterable en sus gestos, firme. Cuando Mercedes le nombró a Paolo tuvo un atisbo de sacarlo todo, se le notaba contenida. En un acto valiente le confesó todo aquello que ha estado silenciando durante tanto tiempo y tuve la sensación de que en ese momento se encontraba entre la espada y la pared, como obligada por las circunstancias a decírselo, no sé si era realmente su deseo o el de echar a correr sin parar y sin volver la vista atrás. Permaneció impasible ante las palabras de Alesandro, nunca en los cuatro meses los había visto tan alejados, ni siquiera cuando ella estuvo en Brasil y Ales se había quedado en España. Era tal la distancia que les separaba en ese momento que me hicieron dudar por un momento si lo que habían vivido en la casa habría sido de verdad o lo habríamos soñado. Ella subió esas escaleras dispuesta a lo que fuese, sea lo que Dios quiera, le creí entender. El atasco de la puerta solo fue una premonición de la resistencia hacia ese esperado momento.

  En nuestras casas, manteníamos la respiración sin poder decir ni pensar nada, solo asistíamos perplejos a unos vídeos que estábamos hartos de ver como si fuesen la primera vez. El silencio parecía desesperante y el tiempo se detuvo durante unos minutos  allí mismo, cuando se terminaron los vídeos, la espera fue eterna. Mercedes, brillante, dejó campar al silencio que les atragantaba las palabras, fueron segundos intensos de espera y de no saber lo que decir. Nosotros, solo esperábamos impacientes a ver lo que sucedía.

  Noté a Alesandro dolido, con una sensación de traición que le estaba trasladando por momentos hacia otras etapas de su vida, eso le inyectó la fuerza suficiente como para sobreponerse a una situación que nunca pareció desbordarle. Hubo algunos momentos que incluso percibí odio y rencor hacia Noemí, rabia contenida y determinación de ningún perdón, Noe tampoco se lo pidió, no podía. Ella vio en los ojos de él la palabra decepción. Fue para nosotros, los espectadores, quizás uno de los momentos más intensos que se recuerdan de cualquier edición de Gran Hermano, el tiempo pasó como un rayo y el nudo en la garganta no solo se les notaba a ellos. Los vídeos, medidos hasta el milímetro, las palabras que salían de aquellas tres bocas  eran sentencias de emoción, la realización con los rostros de los dos a un lado de la pantalla nos hizo sentarnos a todos alrededor de aquella pequeña mesa, expectantes ante cada sílaba o balbuceo, Ales hablaba para él, Noe le miraba fijamente sin llegar a verlo, como si no se conociesen. Mercedes, no sabía lo que decir y nosotros solo esperábamos que el cuchillo que pasaba por allí terminase de cortar aquel aire irrespirable de tensión contenida.

  El resultado fué la consecuencia. Ales escapando lo más rápido posible y deseando pasar una página que Mercedes no dudó en ayudarle a pasarla tras comunicarle que se había convertido en el primer finalista. Eligió a David, pero no pudo ser y solo una persona de las que allí habían podrían ayudarle a cicatrizar semejante herida, Marta. Aquella voz surgida desde el fondo de alguna grada jaleando el nombre de Martita le abrió los ojos y no lo dudó, ella fué la primera sorprendida, pero sin duda fue la mejor elección. Alesandro necesita olvidar hablando y nadie con mejor perspectiva que Marta le podría ayudar a hacerlo de la forma más natural posible, con positividad, comprensión y humor. Con ella lo relativizará todo antes y le hará sentirse mejor.

 La puesta en escena había sido simplemente genial y el engaño de la expulsión de Ales simplemente maravillosa. Pepe y Hugo compungidos por la marcha de un amigo, la sorpresa de una evidencia inesperada les había bloqueado cualquier reacción y todas aquellas preguntas sin respuesta solo sus gestos de contrariedad nos lo podrían definir infinitamente mejor. A partir de ahí, y con las aguas calmadas solo las dudas sobre lo que está pasando los pondrá a cada uno en su verdadero sitio, anoche solo tenían motivos para celebrar, unos por no salir expulsados, otros por no saberse nominados. No hubo segunda parte para nosotros, todo sigue igual, y casi se agradece después del cúmulo de emociones encontradas durante esas horas. Gran Hermano en estado puro, donde las emociones una vez más ganaron la partida.

 Es tiempo de reflexión y de análisis. Todo estaba reciente y solo dos nombres coparon la madrugada, Noe y Ales. Ni la enésima reconciliación entre Pipi y Pepe pudieron confundirnos porque el espectáculo vivido había sido demasiado intenso. No era noche para pensar en frío mientras latían aún miles de corazones acelerados por los acontecimientos. Hoy ya  sí, la perspectiva es cambiante en ésta edición loca de velocidad vertiginosa y aflora con las horas esa falta de equilibrio entre lo que sucede y lo que deseamos, nunca nos pondremos de acuerdo y eso es señal inequívoca de que se mantiene más viva que nunca.

  Nos pidieron que confiáramos de nuevo, pero también tenemos el mismo derecho que ellos a velar por lo que también consideramos nuestro, no tenemos porqué aceptar que se prostituya la esencia ni soportar ironías al respecto, tenemos el mismo derecho a reclamar que ellos a pasar por alto la opinión de la gente. La clave sabemos donde está, solo hace falta aplicarla utilizando un mínimo sentido común que nos llevara hasta ese equilibrio entre el share y el concurso. Tampoco puede ser tan difícil.