TODO ES MENTIRA...

  Me pareció escuchar en más de una ocasión anoche al presentador de la gala repetir aquello de que "todo es mentira...". Insistía una y otra vez a modo de slogan para que lo tuviésemos en cuenta, eso sí, intercambiándolo con otro que parecía esta vez más para cuerda de los concursantes "... Es mi momento". Dos mensajes claros, uno buscando nuestra complicidad, el otro intentando engrandecer el significado de lo que supone estar en Gran Hermano.

  Hoy se supone que es día de análisis, de resaca  o de primeras impresiones y echando mano de hemeroteca leyendo comentarios del día después de la gala inicial de cualquier edición tengo la impresión que la de anoche fue bastante diferente a todas las demás. Habitualmente estas galas suelen ser bastante soporíferas ya que son de presentación de los concursantes, esa especie de liturgia donde los vemos por primera vez y se nos muestra su perfil. Debería ser "su momento". También el nuestro. Momentos de reencuentro entre ellos, entre ellos y nosotros, reencuentro entre nosotros... reencuentro en definitiva con nuestro programa favorito.

Anoche me quedé con una sensación rara tras la gala. Me costó un poco procesarlo todo, otros años reconozco que me había sido más fácil hacer la primera entrada, a fin de cuentas se trataba de eso, de dar las primeras impresiones deseando que todo se pusiera a andar por sí mismo. Hoy creo que no puedo hacerlo. Tal vez no sea tan complicado y podríamos empezar desde ya a diseccionar concursante por concursante, valorar las impresiones y que la misma inercia del concurso nos meta de lleno en él.

  No. La gala de anoche no estaba preparada para eso. Estaba preparada para algo, en teoría, mucho más grande. Mucho más ambicioso, más espectacular,  novedoso... Tanto, que ni me apetece hablar de ello. Primero porque no me lo pareció y segundo porque fue el fiel reflejo de la decadencia de un programa, de unos métodos y de la filosofía de una cadena en apoteósico declive aunque alguien venga después y con datos objetivos me pudiese demostrar lo contrario.

 Dos mensajes claros y concisos, "Todo es mentira" y "Es mi momento" fueron lo mejor de la gala. Nunca tan pocas palabras pudieron significar tanto. Tras el primero se escondía esa especie de circo para niños que algunos se empeñan en convertir esto, pero con tan poca imaginación que hubo momentos que daba vergüenza ajena estar mirando en ese momento la televisión en esa cadena.  Cualquier juego infantil de primaria lo hubiese superado con creces y nos habría divertido más. Es más, creo que solo hubo una persona en este país que de verdad se estaba divirtiendo, era Jorge Javier Vázquez, el presentador.

 Todo es mentira. Esa fue anoche la única verdad...

 La noche del "...Es mi momento" nos confundió a todos un poquito. Nunca llegué a saber ciertamente si era el momento de Mercedes Milá y el ejército de ex-concursantes que le acompañaron en su supuesto "homenaje" de despedida, si era el momento de los nuevos concursantes o si era el momento de JJ Vázquez. Todo parecía muy liado. Al final, creo que no fue el momento de ninguno de ellos. Todo era mentira. Y de las gordas.  Lo de Mercedes clamó al cielo, lo de Jorge Javier parecía una broma y lo de los concursantes aún estoy esperando a ver por donde cogerlo.

 Nuestro Gran Hermano empieza hoy. Lo de anoche todo fue mentira.

Creo que de los concursantes hablaremos largo y tendido a partir de ahora, tenemos tiempo de conocerlos, observarles y analizarlos. Anoche el foco a priori debería de haber estado en ellos, hubiese sido lo normal si Gran Hermano fuese normal. Pero hace algunos años que eso dejó de serlo, tendremos un año más que inventárnoslo y atraerlo a nuestra normalidad como hemos venido haciendo los últimos años, ya sabéis, dos grandes hermanos paralelos, el de ellos y el nuestro.

 Anoche teníamos eso y una cita con la historia. Mercedes Milá dejó de presentar GH. Y eso, a pesar de que el presentador lo intentó de todas las maneras posibles, era irrefutable. Su sombra ha sido, es y será durante mucho tiempo bastante alargada y envolverá para siempre la figura del nuevo presentador. Gran Hermano, querido Jorge Javier, ha sido así, es así, y siempre será así. Y tú no puedes hacer nada. Mercedes ha sido durante muchos años la conductora de nuestro programa, fue la que nos metió en todo esto a muchos y gran parte del éxito se debe a ella. Dicen que ha sido el alma, no lo sé, no lo voy a discutir, pero lo que nunca podré negar es que Gran Hermano y Mercedes Milá para mí han sido lo mismo... para lo bueno y para lo malo. Con ella crecimos y con ella caímos.

 No es necesario estar en contacto con alguien para conocerle bien. A veces no hace falta. Yo a ella la conocí bien. Y ella a mi también. Por eso me puedo permitir dudar sobre el alma, de lo que jamás voy a dudar es de que ha sido su corazón, el motor que lo impulsó, y es que yo soy más de corazón que de alma. La he admirado con la misma pasión que la he criticado, la he encumbrado con la misma vehemencia que la maldije y la he adorado con la misma fuerza como la he odiado. Nada es personal. Gran Hermano nos unió y él nos separó, los caminos son opcionales, yo elegí el de Gran Hermano...

 Nada después de ella habría sido fácil. Pero para presentar Gran Hermano no solo hace falta ser un buen presentador, requiere amarlo como ella lo amó hasta hace cuatro años. Jorge Javier no sé si lo podrá hacer algún día. Hoy está en una eventualidad peligrosa, el hechizo o la magia que se requiere para unos programas puede no ser válido para otros, la gente es distinta, las formas de pensar también, la fidelidad... muchas cosas. La narrativa Gran Hermano no es la de "Hay una cosa que te quiero decir..." y anoche rechinaba demasiado el plató. Gran Hermano es distinto. Espero que otros algún día lo sepan. Y no, las cosas, no son tan fáciles como presentar un programa de televisión... nosotros, los seguidores de Gran Hermano, lo sabemos.

Bienvenidos un año más al blog, gracias por estar ahí.