ORGASMOS CEREBRALES

—¿Sabes ya con quién te vas a acostar al final?

—Me acostaré con quien a mi me de la gana...

  O algo así. Fue el detonante de la discusión entre Candelas y Adara ayer a la hora de la comida. Está claro que las frases son “ficcionadas” pero resumen a groso modo el argumento de la disputa. Si le añadimos el momento inoportuno para sacar el tema, delante de todos los compañeros, entenderíamos mejor la reacción de Adara, palmetazo en la mesa incluido.

—¿Te digo yo a ti lo que tienes o no que hacer?

Esa fue su conclusión. Aprovechada, ya que estábamos en lio, para soltar aquello de:

—Yo, desde luego, si tuviese novio fuera, no iria abrazándome con todos por la casa... —Sentenció.

Por la noche, durante la cena, Miguel le soltó a Bárbara:

—¿Cómo le vas a llamar a tu primer hijo?

—Le voy a llamar Miguel, como tú... —Le contestó la alicantina.

 Si metaforizamos el contexto al que se refería Miguel con su “gracieta” vemos que se refería a la primera deposición que Bárbara hiciese, ya que como todo el mundo sabía, lleva varios dias estreñida. Eso supuso una disputa dialéctica entre ambos y un enfrentamiento que traspasó los límites de la mesa de cocina para tener su continuación en el jardín, al menos durante dos horas más después. Y con la inclusión en el envite de un Alvaro al que ambos recurrían como supuesto mediador. Este también fue el detonante. Lo que siguió no merece la pena resumirlo, pero sí que dice mucho de los protagonistas.

Este es el nivel.

  Por otro lado, ayer vimos un acercamiento entre Pol y Adara, y bastantes momentos en que Rodrigo compartía acercamiento con Bea, quien no dejaba pasar la oportunidad de hacerle cosquillas en el brazo.

Si. Este es el nivel.

 Sorprendido. Y un poco aturdido. De leer a comentaristas pagados por la cadena elogiar un maravilloso casting y un inicio de edición fulgurante y espectacular. Claro, luego les lees el relato de lo acontecido y lo que en cuatro frases se resumió arriba ellos te meten de lleno en una película de fantasía y suspense protagonizada por monstruos, princesas, brujas malvadas y genios que aparecen de las lámparas que habitan en un castillo maravilloso donde siempre pasan muchas cosas maravillosas también.

 Que no digo que no. Que me parece muy bien que Noelia le haya dado a la edición la pócima mágica y ya desde el minuto uno algunos hayamos aprendido bien el concepto de lo que es un “orgasmo cerebral”. Faltaría más. Pero ya fuera de cualquier atisbo de broma, lo que en realidad nos interesa es nuestro Gran Hermano en sí. Y flaco favor le haríamos al formato si en vez de hacer una sana autocrítica con poder de enmienda nos regodeamos en la absurdez de lo primitivo y nos conformamos con migajas ya de por si inherentes a una convivencia básica, que como mínimo le debería exigir a los concursantes que respiren.

  Claro, luego te pones a leer crónicas detalladas y caes en la cuenta de sus propias contradicciones, eso sí, con crítica a críticos incluida. Lo mejor de lo mejor, ahora resulta que es una buena carpeta en condiciones. Mátamecamión. Porque hacía aaaaños que no disfrutábamos taaanto. Si la intención es terapéutica podría hasta ser entendible, pero si le cercenamos la parte de realidad que le corresponde a nuestro programa favorito vamos irremediablemente abocados a regalarle justo aquello que “ellos” quieren y por el que tantos años llevamos luchando. No, ese no es el camino.

 La realidad es que el debate del domingo obtuvo un millón de espectadores menos, con un share hasta la fecha desconocido de hasta un 8%, si le añadimos los pobres datos y la mala crítica de la gala inicial con unas cifras a partir de las once de un 13% o el desastre que vino después de la gala nos podríamos ir haciendo a la idea de que algo habría que empezar a cambiar, y bien podríamos empezar a mirarnos un poco el ombligo aquellos sobre los que se sustentan “algunos”. Tu ya sabes.

 Sería mucho pedir la expulsión de diecisiete personas en una sola noche, el presentador y hasta el apuntador y que juntos comenzásemos de cero, si, como si no hubiese existido. Tranquilos, todavía no he perdido la cabeza. ¿Que tal si nos curramos un poco las pruebas y proponemos alguna quizás un tanto más original y/o dinámica, más divertida quizás?. Es encomiable la capacidad de reacción de los guionistas a partir de la primera noche, llamarlos a todos al confesionario y advertirles que se muevan algo, que se enfrenten o algo, que discutan entre sí... que si no, esto se hunde. Bueno, ayer, ya vimos el resultado. Pero que tengamos que escribírselo en una pizarra, ya me parece demasiado... Deberíamos hacérnoslo mirar.

  La gente se está yendo. Si, los datos nos dicen eso. El problema no se llama Jorge Javier sino lo que representa y lo que acarrea a sus espaldas. El problema se llama saturación, dejadez y pensar que solo con la historia todo va a marchar sobre ruedas. Total, ya estaremos al quite con nuestro ejército de colaboradores desinformados para hablar de ello y cuanto más tiempo hablemos de ello más en candelero está. Salvamización total. Tres galas semanales de cuatro horas, divinitys cazando mariposas, amplios resúmenes, los magazines de la mañana y todo el sálvame naranja, marrón, amarillo y hasta limón al pie del cañón, eso se llama autopromoción continua. Desgaste total.

  Eso si, los videos ni siquiera los editamos en condiciones, copiamos y pegamos del resumen que asi ahorramos trabajo, no fomentamos tramas nuevas sino esperamos a ver si Rodrigo despierta de su letargo, buscamos al novio de Candela o a la exnovia de Rodrigo para ver si tal cuela, nos inventamos algún soplamocos de Miguel de vez en cuando contra todo lo que se menee, agitamos, y et voilá... Tiempo para la buchaca. Porque parece que de lo que se trata es de “hacer tiempo”. No más.

  Claro, claro. Nosotros somos los que llevamos todo el cotarro hacia el abismo, claro. Porque somos unos negativos que siempre nos estamos quejando, o mejor, porque no tenemos ni idea. Porque solo hay que tener un poco de empatía, ser positivos y mirarlo todo con otros ojos. Et voilá. Con solo apretarle un poquito a la tecla de nuestra imaginación...

...Ya tenemos el mejor inicio de edición de todos los tiempos.