BLANCO Y NEGRO

   Anoche tuvimos la ocasión de asistir a la primera gala “normal” de la presente edición. Una gala correcta, entretenida donde por fín pudimos contemplar, y hacía años que no lo hacíamos, un guión de la gala como los clásicos de años a... Quizás por eso nos resultó entretenida, y es que si en Gran Hermano tenemos algo es consciencia y memoria pero sobre todo fidelidad. Anoche tuvimos la prueba después de estar repitiéndolo durante años sin que se nos escuchase. El plan era muy sencillo: el protagonismo en las galas siempre debe ser de ellos. Ni del presentador, ni de votaciones con sorpassos, ni de las gradas ni vainas en vinagre... de ellos. Y asi fué.

Volvimos a la expulsión en el inicio del programa sin necesidades de estar mareando la perdiz en si suben o bajan porcentajes y nos recaudamos unos euritos, directos a la expulsión... como antes. También fue protagonista el video bien editado de lo que realmente ha ocurrido en la casa sin aspavientos, algunos inéditos, pero que nos sumergió de lleno en lo que había sido la convivencia. Las nominaciones volvieron a ocupar su privilegiado puesto en el guión de la gala y por lo tanto los concursantes y por último y significativo, se evitó el carpeteo empalagoso que agotaban hasta la extenuación las galas con esa musiquita insoportable.

 Sin duda, una buena decisión que hizo que la gala al menos no se nos hiciera más tediosa que lo imprescindible. Veremos lo que dura. Comenzamos con las expulsiones de Laura y de Cris, como era previsible. Discrepo de quien dice que no eran expulsiones porque no habían sido concursantes de derecho, eran expulsiones, de las de toda la vida, de las de casa, las de siempre... la única novedad fue que no nos gastamos las pelas y que fueron nominaciones directas por la organización, para lo demás, masterchef. Expulsiones en toda regla. De hecho, ya deben estar ambos en sus respectivas casas viendo el directo por la tele.

 Ayer tras las expulsiones se puso en marcha el juego de las cajas con llave, ese que algún día devolverá a la casa a un afortunado o afortunada. Anoche no fue el caso y eso que contaban con las probabilidades aumentadas tras los regalos de Meritxell, Pablo y Alain. Tras un repaso de videos sobre la convivencia de algunos concursantes, especialmente llamativo el del orgasmo cerebral de Noelia en pleno directo por su alto contenido instructivo.

 Pasamos a una fase donde se tuvo que desarrollar la joya de la corona, el juego que daría lugar a la entrada al Club. Un lugar siniestro con una cámara extraña que parecía sacada de una peli de esas de las galaxias y donde el vencedor de un juego caótico por ser el primer dia , por estar mal explicado o por lo que sea tuvo el privilegio de poder disfrutar durante las nominaciones. Ya sabéis el resto, puede verlas, puede vetar a Candelas, puede nominar el último puede comer y puede dormir. Ah, y puede ser ganador de Gran Hermano. Ojo, también puede ser nominado. Repito: la joya de la Corona.

Tras la novedad, las nominaciones, en el confesionario a la antigua usanza y sin historias. Meritxell, Candelas, Miguel y Pablo fueron los primeros elegidos por sus compañeros. Especial relevancia tuvo el rebote que se pilló Meritxell con Fer por haberle dado un punto creyendo que nadie la votaría, la postgala que nos dieron ambos fue para nota, lo bueno es que pudimos desenmascarar a Fer en un clásico renuncio de los que son historia de la historia de este reality, la hipocresía más absurda y surrealista de la justificación de una nominación, lo atractivo de sus “remedios caseros” fue lo más de lo más: mi familia te va a apoyar, no vas a salir, tu amiga no ha sido expulsada... en fin.

  Insisto. No hay nada mejor para el seguidor habitual de Gran Hermano como el poder oler su propia esencia, esa liturgia que se ha ido cimentando durante los años y esa simbología que es considerada como nuestra. Lo bueno que tuvo la gala anoche vino de la mano de esas sencillas cosas... lo malo también. Anoche por primera vez se nos privó de una de esas liturgias sagradas que forman parte de lo nuestro. Los concursantes expulsados no tuvieron entrevista, esos videos nostálgicos de su paso por la casa y poder verse enfrentados a sus compañeros como ese video recuerdo de sus mejores momentos. 

Tampoco pudieron despedirse de sus compañeros, todo un clásico que siempre nos habían dejado buenos momentos y significativos, esas señales enviadas desde plató que eran dinamita pura para los de dentro. También se les privó de una mínima entrevista en que pudiesen expresar sus impresiones. Todo no podía ser perfecto. No es ningún olvido ni falta de tiempo, aunque anoche lo pudiésemos pensar al ver la torpeza del presentador al intentar abrir las cajas. Se le fue la noche y la vida en ello.

  Estaba premeditado y formaba parte del guión, lo de la no entrevista, lo de la no despedida. No es porque fuesen “concursantes sin pleno derecho” como se piensa, sencillamente han decidido amputar esa importantísima parte de la gala para añadírsela al debate de los domingos. Mec, mec... otro error. Si es que no podía salir todo bien. Las galas son las galas, los debates los debates, Gran Hermano es Gran Hermano y rellenar horas de low cost haciendo remiendos... es otra cosa. Lo siento pero es así. Nosotros queremos lo nuestro. Lo exigimos.

Hablaba del simbolismo, y en él Jorge Javier aún tiene que ganarse su sitio, aún está experimentando y se nota en el desarrollo de la gala, esa falta de chispa amén de otras contrariedades inoportunas restan credibilidad al formato y al desarrollo de la gala, para que me entendáis, no engancha. Su particular lectura del cue, sus aspavientos, sus meteduras de pata (lo de la tercera caja de Cris fue para nota) o sus pildoritas autoritarias restan confianza en vez de sumar. Anoche no dejó replicar a la defensora de Miguel cuando iba a alegar en contra de Alvaro y sus frases escandalosas contra los animales y las mujeres. Fue tapado para evitar polémicas. Tampoco su soberbia y su arrogancia le está ayudando mucho.

 Poco a poco, por unas cosas y por otras vamos conociendo a los concursantes mejor. Para ello ayuda un poco de naturalidad a la hora de hacer un trabajo bien, sin censuras ni manipulaciones, sin órdenes ni guiones preestablecidos, Gran Hermano tiene potencial suficiente para sobrevivir y salir de las peores adversidades, lo ha demostrado con el transcurso de los años. Para ello es necesario e imprescindible asumir críticas y hacer autocrítica. La casa de Gran Hermano jamás ha tenido dueño.