LA HISTORIA OFICIAL

  He de confesar que me cuesta un mundo relatar algunas de las cosas que suceden en la casa de Gran Hermano, me veo incapaz de comentar una convivencia como si estuviese narrando un partido de fútbol. No es posible que no pasen cosas, claro que pasan, con diecisiete personas metidas en una casa conviviendo las veinticuatro horas necesariamente deben pasar cosas... como en un partido. Veamos. Anoche tuvieron una fiesta, les metieron mucho refresco y poco alcohol, y además unos boles de gominolas como premio que tenían que conseguir de una en una en un juego tipo descubrir “quién es quién”, luego le pusieron música para que bailasen.

   El juego no duró mucho, parecía que no les motivaba demasiado o era tal vez un poco infantil. Lo de las fiestas en GH ya sabemos como son, todos sentados en el sofá con una copa en la mano y en cuanto suena una canción conocida salen todos a la pista de golpe como si no hubiese mañana a bailar delante del espejo para verse guays. Entre canción y canción, algún selfie que otro para la posteridad y demostrarse lo bien que se lo están pasando, de eso tenemos constancia por los morritos que todos suelen poner. Bueno pues así sucedió. Tal cual.

 Luego, tras las fiestas, también es un clásico, que aquellas parejas que sostienen algún tipo de relación nos den cuenta de su propia actualidad. Como en esta edición las tramas son tan numerosas y tan interesantes, el realizador tuvo que elegir y optó por mostrarnos un seguimiento pormenorizado de lo que estaba aconteciendo en el triángulo entre Adara, Rodrigo y Pol, con ramificaciones que salpican a Bea y en menor medida Noelia que hace de confesora accidental. La puesta en escena es la siguiente: Adara en un momento dado se aparta del grupo y se marcha para su habitación, se acuesta y espera. Tanto Pol como Rodrigo que no dejan de observar todos sus movimientos esperan su oportunidad. Va Rodrigo. Hola, hola, ¿qué te pasa? Nada, ¿Cómo que nada? Nada. ¿Porqué estás así? ¿Cómo estoy? Así. ¿Que es así? Pues así. Pues no me pasa nada.

 Rodrigo vuelve al salón, se sienta en el sofá junto a Pol y le cuenta su conversación con Adara. En un descuido, Pol, que esperaba su turno se dirige hacia la habitación... Hola, hola, ¿qué haces? Nada, pensando. ¿En qué? En nada. ¿Cómo que en nada? En nada. ¿En nada? En nada. Bueno pues me voy. Pol vuelve al salón y se sienta junto a Rodrigo a quien le cuenta su jugosa conversación con Adara. Por lo visto hay bastante complicidad. Ambos aman a la misma mujer. (sic). Rodrigo que no se ha quedado muy conforme con lo que ha oido contarle Pol, se dirige de nuevo a ver a Adara. Hola. Hola. ¿Estás bien?. Cansada. ¿De qué?. Del jueguecito. ¿Qué jueguecito?. El que te traes conmigo. Pero si eres tú. No, yo no, tú. ¿Te molesto?. Un poco. ¿Por qué?. Porque sí. ¿Pero por qué si?. Porque sí...

 Y así, un día, y otro día. Y otro día. Bueno, ya sé que seguramente no se parece en nada a lo ocurrido anoche. Pero si alguien quiere otra versión más digna le recomiendo que se acerque a leer las crónicas de los expertos en Gran Hermano, los hay muchos y muy buenos. Ayer leí la del colaborador Miguel Frigenti, esta mañana leí la crónica del Gato Encerrado como siempre hago, os las recomiendo las dos si queréis saber con detalle todo lo que está ocurriendo de verdad en la casa. Aparte de informaros mucho mejor os inyectará una soflama de positivismo sobre lo maravillosa que está discurriendo la edición que no tendréis más remedio que meteros el veinticuatro en vena si queréis disfrutar de verdad de un programa como ninguna edición jamás se haya podido disfrutar.

 Esta noche hay gala. Esa si me la sé. Y dicen que habrán dos expulsados, también dicen que va a ir Terelu Campos para relanzar una audiencia que algunos negativistas dicen que va de capa caída. Podremos conocer los dos secretos más sorprendentes y ultrameganovedosos jamás vistos en una televisión moderna, el del peluquín de Miguel y “El club” que no será otra cosa sino el original, nuevo, innovador, moderno, flamante y reciente juego de la inmunidad de siempre. Apuesto a que esta noche la gana Miguel... No me preguntéis por qué, listillos. Y bueno, también tendremos de nuevo la oportunidad de ver las primeras nominaciones con sus consiguientes reacciones, y por supuesto volver a disfrutar de nuestra gran estrella Jorge Javier Vázquez, ese polifacético presentador que huye de las críticas y que desconoce el término autocrítica. Hasta aquí la historia oficial.

  La extraoficial o sea mi intuición me dice que nos preparemos para alguna sorpresa. De las gordas. ¿Por qué?. Para mi, y solo es una modesta opinión, la cosa pinta bien distinta a como nos la intentan vender algunos acólitos de la cadena. Nunca había habido en toda la historia de Gran Hermano España una edición tan sumamente débil como la que estamos viviendo con esta, y hemos tenido algunas, las causas son múltiples y las vengo enumerando desde el primer día.

 Pero ese no es el problema, el quid está en que otras veces ante una situación similar se ha sabido reaccionar de alguna manera más o menos chusca, pero me temo que el divorcio existente entre cadena y productora este año va mucho más lejos de lo que se dice, insisto una y otra vez y no me cansaré de decirlo, Gran Hermano es independiente, tiene su propia autonomía, y nadie, digo, nadie, puede hacer por cambiarlo para llevárselo a su terreno particular. Lo podrán macerar, pervertir, envenenar o cualesquier disparate que se les ocurra, pero nunca dejará de ser Gran Hermano. Y ojo. Antes muerto que prostituido. Lo tendrán que matar. Lo dramático de todo... es que pueden hacerlo.

 Estamos en la cuerda floja. La linea que nos separa del abismo es tremendamente frágil, y alguien no quiere reaccionar. O no lo está sabiendo hacer. Quien siguiera anoche el veinticuatro horas puede dar fe de lo que estoy diciendo. En otras ocasiones he sido el primero en aconsejar refugiarnos todos en la casa y pasar absolutamente de todo, vivir nuestro Gran Hemano paralelo y disfrutar a nuestra manera de nuestro programa favorito. Incluso esa legítima reacción nos la están intentando quitar. Siempre hemos tenido a nuestros concursantes como nuestro mayor activo, nos hemos pegado a ellos, a sus cosas y hemos vivido nuestra particular edición. 

  Este año ha sido lo que primero han intentado esquilmar metiéndonos gato por liebre. Amigos de exconcursantes, enchufados de la cadena con papel obligado, protagonistas advertidas de cual tiene que ser su función (¿verdad Adara?), polémicos voluntarios que a cambio de dar a conocer su marca de ropa se presta a lo que sea, topos aleccionados, exnovias o exviceversos... todo un plantel de lujo para que los acomodados de la cadena puedan seguir haciendo caja. La aparición de Belén Esteban en su papel estelar de colaboradora de luxe lo dice todo. En fín. La lista se haría interminable.

 El problema no son ellos, a fin de cuentas, son contratos por medio lo que dirigen desgraciadamente todo medio de comunicación, el problema para nosotros que no tenemos contrato es la esencia, ese espíritu tan denostado por precisamente aquellos que tienen contrato y que nos están intentando secuestrar. No pueden cortarnos las manos y que quieran que escribamos bien, ponernos un bozal en la boca y querer que hablemos bien. No pueden tomarnos por gilipollas y que encima les aplaudamos.