EL AMANECER DE MARTA

  A la desesperada. Da igual lo que se piense o el daño que se haga, ya nada importa. Veía la derrota en sus ojos, pensaba aquel asumiendo que quizás era necesaria para volver a levantarse.... Y ahora a ver como explica uno todo este “sinsentido” del Límite de la locura. Lo de límite supongo que me lo habrá recordado el subconsciente al hilo de lo vivido anoche, la locura me ha salido por azar, un azar engañoso que poco tiene de azar y mucho de huida hacia delante. Podríamos ponernos a relatar la fiesta que anoche le prepararon a eso de las tres de la madrugada y pasar de todo, con eso llenaríamos seguro la entrada y tres más. Y en esas estamos cuando uno piensa si no era necesaria para que no volvamos la vista atrás, a apenas unas horas y que se nos olvidara pronto lo sucedido. Ya no sé que pensar. Me relajo.

  Y recuerdo a Marta a eso de las ocho de la mañana corriendo como una loca hacia la sala de la radio donde Niedziella escribia su blog. No le quería decir nada importante, pero ella lo celebraba como si no hubiese mañana. “Es que es de día...” le decía. No sabría decir si celebraba más el nacimiento del nuevo día o la muerte de la noche, su sorpresa y su alegría vendría imagino al darse cuenta que no había reparado en ese cambio, la vida o la muerte, la noche y el día... y ella sin saberlo. “Merezco seguir en Gran Hermano porque nadie lo está viviendo tan intensamente como yo...” decía en uno de sus alegatos recientes ante la pregunta de por qué debía seguir en la casa. Eso es real, ha sucedido, y muchos lo hemos visto. Es el dia a día de Gran Hermano. Aún recuerdo algunas quejas anoche de muchos seguidores, cuando después del programa le comunicaron que tendrían una fiesta, muchos se echaron las manos a la cabeza pensando en el trabajo o el madrugón que se tendrían que pegar hoy para ir al trabajo, no entendían nada. Ni hace falta. Estamos que lo tiramos. Casi regalado...

  Me traiciona el subconsciente y voy de aquí para allá, como queriéndome meter en esa casa, encerrarme con ellos y no salir de allí, bailar hasta el amanecer haciendo el loco, beberme océanos de vodka y pasarme la noche de pikipiki con unos y otros. Eso más o menos es lo que sucedió. Querían olvidar. Marta estuvo charlando con Ricky. Sofía también. Niedziella parecía tenerlo claro. Aritz se sumergió en la fuerza del rock mientras Han desataba su alegría contenida. Todos querían que amaneciese pronto, por eso le daba igual las horas. Solo querían olvidar. No se lo habían puesto fácil, y todos andaban como descolocados. Ninguno entendía nada. Nosotros mientras tanto los observábamos... y callamos. Con infinita tristeza. Recordábamos muchas cosas allí dentro vividas y anoche no queríamos pensar. Si acaso sumergirnos en su propia música y acompañarlos hasta que viniera la luz de un nuevo día. Que tal vez nunca llegará.

  No me estoy volviendo loco. Ni ellos tampoco. Solo que no entendemos nada. Se ha hecho de día y mientras ellos descansan con la esperanza de que cuando se levanten todo se haya olvidado, nosotros no descansamos, tenemos que trabajar, reflexionar, algunos escribir y pensar un poco en todo sin mucho ánimo de continuidad. Es miércoles y la casa se tomará un descanso extraño para asimilarlo todo. Demasiadas emociones de golpe, muchos palos y el cansancio hace mella. Nosotros tenemos que seguir. No quiero, pero tengo que seguir. Los dejo a ellos descansar...

   Jordi nos anunció los porcentajes, alegatos y contraalegatos, la caja, la expulsión de dos concursantes para la próxima gala, una reprimenda del súper por haber malgastado comida y la resolución de la prueba, amén de los vídeos y la situación de la casa, el publígrafo de Marina y las siempre sabias opiniones de los brillantes colaboradores. Casi nada. Lo habían anunciado, Suso, Raquel y Mayte contra los nominados. Eso nos lo dicen hace un par de años y se hubiese formado la mundial. Hoy no. Hoy a casi todos nos da igual. Nos mordemos la lengua y pensamos en la fiesta y en ver el amanecer de Marta. Tristeza infinita al escuchar la reacción de Aritz o las lágrimas de Sofía, la rabia y la impotencia. Seguramente algunos en ese mismo momento se estarían frotando las manos y brindando con champán por la ocurrente idea. Como un puñal clavado en el corazón de aquellos que en su semana más sensible se ven con un pie en la calle. Suso se rie de sus gracias y el plató aplaude mientras el ojo de Gran Hermano deja caer una lágrima. Es duro, lo reconozco. Pero como dije antes, de las derrotas se aprende y de la imbecilidad y la insensibilidad también. ¿Cúantas veces los hemos comparado con cobayas de laboratorio?. Ahora ni eso. Es tal el maltrato al formato que solo nos queda protegernos con la ironía y acompañar a Marta en su amanecer.

  Nos anunciaron que anoche todos los concursantes tendrían una oportunidad de abrir la caja. Una idea que se quedó justo el mismo día que la anunció Jorge Blass desfasada, esclavos de su ineptitud tuvieron que asumir sus consecuencias, hemos vivido un auténtico paripé desde el primer día, no nos engañan a nosotros, se engañan a ellos mismos, pero no saben reaccionar porque están a otras cosas y la audiencia hace ya mucho tiempo que dejó de ser tonta. Anoche rozaron el ridículo más esperpéntico cuando ya habíamos anunciado la tragedia desde hace casi un mes, pero aún se creen que nos han tomado el pelo. Ellos mismos... El directo nos lo narraba así. Primero nos anuncian que ya estamos en la recta final y que el jueves se marchan dos, uno por expulsión directa y otro como concursante menos votado para ganar. Todos entran en esa votación. Por tanto no pueden haber finalistas que no salgan de la propia decisión de la audiencia.

   La caja se pone en marcha. Según nos contaron, para nombrar al primer finalista, precisamente el día en que no se puede nombrar finalista. Entra Aritz, entra Vera... y el programa sigue. Al regreso de la publicidad el presentador nos dice que en la casa ha pasado algo importante. Enseguida todos pensamos que había habido bronca, lo normal. No, mirad esto, nos dice. Y vemos a Han abriendo la caja con tres movimientos y extrayendo el papelito absurdo donde dice “soy finalista”. Ante trascendente mensaje, no creáis que Han se vuelve loco de alegría y se pone a dar saltos alrededor del sofá como un poseso, no. Se queda inmóvil, bloqueado y sin saber que decir ni como reaccionar. Le acaban de comunicar al cabo de dos meses de encierro que es finalista, acaba de abrir la caja que apenas unos días antes había roto por no tener ni idea y de la que ningún compañero había sido capaz y el tio se queda asustado como diciendo “pues vaya...”.

  No es eso todo. Ya es sospechoso que una de las mayores atracciones del directo la hayan hecho durante la publicidad, que sea Han el siguiente sin haber visto la forma que alcanzó la puerta, y que casualidad, que de los pocos fallos de sonido que suelen ocurrir durante los directos, anoche, en ese preciso momento, se cuele el sonido del consejo del súper a Han mientras nos emiten imágenes de otros concursantes jugando al billar. ¿Casualidad? ¿Sospecha?. No. Paripé máximo y de ridículo recorrido. Pretenden ocultar la verdad de la caja sospechosa haciéndonos creer que Han abrió la caja y que por tanto, cualquiera podría haberla abierto. Ya no solo disparan contra el formato, quedan contínuamente en evidencia y mientras haya incrédulos que entren por el aro, la mentira irá haciendo bola.

  Todo ocurrió anoche. En pleno directo y a la desesperada. Buscando una audiencia esquiva y un público cada vez más heterogéneo, mientras la cámara buscaba las tontadas de Suso y se burlaba del concurso de Marina, mientras los colaboradores discutían sobre películas del oeste y los concursantes entraban en trance absoluto. Después, cuando casi todo el mundo dormía, empezaba la fiesta. Esta mañana, Marta envuelta en una manta granate, con cara de cansancio pero contenta salía al jardín y se sorprendía de ver amanecer. A pesar de todo, estaba feliz.