DOS MUNDOS

  Según la tradición tomista un “acto de fe” está determinado por el objeto en que se cree. “Actus fidei specificatur ab objecto”. En esta explicación intervienen diversos elementos que podríamos condensar en dos factores: el objeto en que se cree y la persona que realiza el acto de creer. Si queremos seguir creyendo deberíamos hacer un ejercicio de relativización de algunas cosas que rodean Gran Hermano y seguir distinguiendo entre lo que nos venden y lo que vemos con nuestros propios ojos. Gran Hermano sería el objeto y nosotros mismos los únicos en quien creer. No encuentro otra manera de poder explicar muchas de las cosas que están sucediendo durante esta edición. Como ejercicio deberíamos separar el concurso en dos partes, el nuestro y el de ellos. Lo hemos comentado muchas veces y no por ser reiterativo me intentaré volver a reafirmar. Es inevitable como buenos seguidores que somos entrar en su dinámica aunque eso no signifique tener que dejar nuestra propia fe de lado. No nos queda más remedio para poder entenderlo bien todo, sobre todo si es viernes por la mañana...

  La expulsión de Ricky estaba cantada, los vídeos con que nos bombardearon durante la primera hora no fue sino una reiteración de hechos consumados, eso sí, con distinta entonación según fuesen los protagonistas, la entrevista de Ricky un espejo de lo que la cadena significa para lo que ellos entienden como espectáculo televisivo. Inicio de la cuenta atrás para la final, por cierto, aunque están anunciadas oficialmente las fechas de la final, anoche eché de menos cierta insistencia en ellas, ojito por lo que pudiera pasar. Siete finalistas, siete. Más que una final parece un casting, una perogrullada más para avisarnos de que habrá final dentro de una final que al final dará como resultado la verdadera final. De esa se cayó Vera para sorpresa de más de uno con entrevista incluida y ya todos disfrutan de su número de teléfono colgado de donde sea no vaya a ser que se nos olvide. Todo muy light.

  Si tuviésemos que destacar algo del circo podríamos empezar a enumerar nombres propios y la lista se haría interminable. La gala resultó infumable y solo el hecho de certificar todo aquello que ya sabíamos nos mantuvo un poco despiertos. Las intervenciones o payasadas de Suso están siendo programa tras programa directamente proporcionales a la calidad de estos, cuanto más abre la boca más decae el programa, y yo sigo sin verle la gracia... me lo tendría que mirar. Lo dije hace unas entradas, que anoche Mercedes Milá iba a tener una buena oportunidad para reivindicarse con su historia, la desaprovechó una vez más, pero no solo eso sino que volvió a quedar en evidencia consigo misma y con la audiencia.

   La entrevista a Ricky le sobrepasó, le vino enorme como últimamente le está viniendo grande el programa en sí. Cada vez quiere parecerse más a Jorge Javier y se enfanga en un barro que ni entiende ni domina. El resultado: todos los concursantes se le van de rositas. Decepcionante y lamentable su actitud anoche si la comparamos por ejemplo con Marina sin ir más lejos, la proporcionalidad y la justicia es un rango que hace tiempo perdió, sus fantasmadas de justiciera la deja cada día más al desnudo creando un ambiente soporífero, patético y de verdadera vergüenza ajena.

   Las intervenciones de Ricky no le fueron a la zaga, su actitud envalentonada ante la superación de una presentadora desbordada se convirtió en un discurso poético de ensalzamiento a la mentira y la vulgaridad. Comentarios como “ tu hija no ha tardado ni treinta segundos en tirarse encima de otro tío” hacia Sofía cuando cayeron sin querer al suelo tras un tropiezo, debería estar igual de penalizado que su actitud ante Mayte cuando la obligó a retractarse de una desafortunadas palabras. Pero ella no, lo dice, se rie, se jacta y encima la gente le aplaude, es la diferencia entre una presentadora inútil, imbécil o simplemente en caída libre. No es la broma en sí, es la insinuación indirecta de quien alardea de justicia social y luego resulta ser la que más machismo rebosa, tics que suelen termnar poniendo a cada uno en su sitio.

  La entrevista con Vera no fue mejor. No había mucho donde rascar. Una excelente persona, excepcional amigo, seguramente extraordinario compañero, pero perfil impropio de Gran Hermano donde los extremos nunca son bienvenidos. La sorpresa de la noche llegó de su mano cuando todos dábamos con Carlos en plató. Una andanada de rabia al hilo de la entrada de ayer, el contraconcurso de unos seguidores que pillaron descuidados a los fans de Vera, que los tiene, intentando con la maniobra pillar a alguna de las chicas. El resultado no va a cambiar mucho la perspectiva salvo el descuadre inesperado, tan solo que sirva de ejemplo sobre lo que dije ayer que podría pasar. Cuando hace dos o tres días lo ví anunciado en las redes sociales no entiendo como sus verdaderos seguidores no le dieron importancia y calibraron los riesgos. El circo no dió mucho más de sí, bastante tuvimos con los payasos al uso que una noche más se prestaron voluntarios a darnos tan desagradable velada.

  Llegó la hora de la verdad. Y algunos no las tenían todas consigo. El miedo de Aritz pese a su presumible sangre fría se le notaba en los ojos, y en sus gestos. Marta ya tenía asumido su rol de perdedora y también pensaba que había llegado su hora, Ricky era quien más claro lo tenía y solo andaba pensando en cómo salir de esta cuando se enfrentase en plató a la presentadora. No hubo sorpresas, para Aritz era su bautismo de fuego, para sus seguidores una reválida imprescindible para despejar algunas dudas y los nervios les sirvió de lección. La vuelta a casa intrascendente, aunque a Aritz aún se le notaba un poco enflanado. El encendido de las luces de Navidad por parte de Jorge Javier les hizo olvidar un poco y les sumergió en una esporádica nube, el presentador por supuesto no perdió la oportunidad para autopromocionarse. 

  El despertar llegó cuando al encenderse el plasma se oyó aquello tan temido de “la audiencia ha decidido... que debe abandonar la casa, Vera”. Pasaron de un breve amanecer a estado de sock en cero coma, nadie entendía nada y durante unos segundos se lo tomaron a broma. La realidad les devolvió a su sitio, aunque pronto recibieron su mejor medicina encerrada en cajas de colores. La despedida de Ricky le sirvió a Carlos para venirse aún más arriba y a Sofía a volver a no creerse nada de lo que estaba oyendo de quien lo estaba oyendo. La despedida de Vera fue como esos momentos surrealistas en que no sabes lo que decir ni a quien decir para al final llegar a la conclusión de que no tenías que decir nada porque no sabías lo que decir.

  La suerte está echada. Seis finalistas, tres chicos y tres chicas. Comienza una apasionante cuenta atrás donde la virulencia de la edición, sus excesos o su indefinición podrían hacerla más abierta que nunca, soñar siempre ha sido recurrente y en esta edición el gancho puede ser apetitoso, lo correcto o lo incorrecto, lo auténtico frente a demasiadas sombras, la verdad o la mentira, lo tangible o lo irreal... todos tenemos donde elegir. Hoy es el día en que ellos empiezan a soñar.

Dos galas. Dos mundos. Y una sola fe.