LAS BOLAS DEL BILLAR

   Ayer tarde escribía un comentarista en el blog al hilo del tema Argi que no se debería despreciar al resto de los concursantes, que hay vida más allá de Argi y que no estábamos sabiendo apreciarla, quizás tenía razón este comentarista anónimo. Me hizo pensar, y como un autómata me fui directo al veinticuatro horas y me encuentro a Kristian y a Sonia jugando a las palas en el jardín, en silencio, me preocupé porque pensaba que mi televisor se había estropeado, a continuación el realizador nos llevó a una de las habitaciones donde yacía Iván durmiendo en su cama, estuvo bastantes minutos enfocándolo, la televisión completamente en silencio y yo trasteando el mando buscando la tecla del sonido, no reaccionaba. Al rato, veo que vuelve el sonido y me dije menos mal, es que el realizador había conectado con el salón, allí yacían tumbados tres o cuatro concursantes, y algunos otros estaban murmurando algo que ni siquiera se apreciaba.

 Entonces fue cuando retrocedí  con mi pensamiento hacia atrás y pensé en el comentario de nuestro amigo.  Ese experimento lo estuve haciendo durante toda la tarde, por la noche y de madrugada, solucionado el “poltergeist” del sonido pues mi mando estaba bien, era la casa la que no enviaba señal alguna, me dispuse a observarlos más detenidamente y me llegan a la memoria una estupendas partidas de billar entre algunos concursantes a eso de la madrugada, yo los veía y pensaba en cómo podría estar retransmitiéndose eso, que sentido tendrían los cientos de cámaras y de focos preparados para grabar algo y que yo estuviera viendo como en silencio unos concursantes de GH se echaban una partida de billar. No, querido amigo. Nadie está despreciando a nadie.

 Es evidente que si la casa nos enviase otras señales aparte de esas partidas de billar, o esas preciosas estampas de Sonia y Kristian diciéndose lo guapos que son o esas interminables sesiones de aletargamiento y aburrimiento no se leerían tantos comentarios hablando sobre el tema Argi. Ayer en mi entrada hice referencia a esa precisa observación e intenté hablar de la vida en la casa, de la repesca, etc. etc. intentando abrir otros frentes de discusión y observé como todos los caminos me conducían al mismo sitio, pero no contento con eso me di una vuelta por ahí, por las redes, por foros y blogs que trataban sobre GH, no los conocidos sino por aquellos quizás menos conocidos y que también tienen muchos seguidores, y observé como toda la temática estaba basada en el mismo tema. No eran comentarios aislados, no, eran focos de discusión donde decenas, cientos de seguidores comentaban, seguían comentando el hecho, podría hablar de una proporción de diez a uno, por cada uno que comentaba algo de lo que NO ocurría en la casa, nueve hablaban del efecto Argi. Respiré aliviado, menos mal, me dije.

  Hoy es día de gala, y ayer algunos medios se hacían eco de la noticia de que Argi no iba a asistir a la gala. Yo optaría por la prudencia y no daría nada por hecho, pero las reacciones no se hicieron esperar y eran miles los comentarios que circulaban por la red hablando del tema, aquí quiero hacer una salvedad, cuando se está comentando el hecho, no deberíamos olvidar que se está hablando de Gran Hermano y de su rabiosa actualidad, es una prioridad que está en la calle y que uno no se inventa aunque quiera disfrazarla de realidad paralela, es la realidad la que nos manda y la que dirige el camino a seguir, si alguien prefiere apearse de ella siempre será su problema y tendrá sus razones del mismo modo que los que la comentan tienen las suyas. El efecto Argi es real, y está teniendo sus consecuencias. La casa sigue su camino y todos tenemos la libertad de elegir según la transcendencia que consideremos prioritaria.

 Por primera vez en la historia una concursante habría echado un órdago al programa si fuesen ciertas las noticias que circulan por la red, insisto en mi prudencia, aunque la promo de la gala no hiciese ayer referencia a la presencia de Argi en el programa ni aunque la propia concursante se haya manifestado, todo parece estar en el aire, lo que está contribuyendo a crear más expectación si cabe sobre un hecho acaecido en el seno de Gran Hermano y que sí está teniendo mucha trascendencia.  Comentaba anoche con alguien que  en el caso de que esa noticia fuese cierta quién creería que habría ganado, y su respuesta fue que sin duda Argi pero que la cadena no habría perdido, yo discrepé y me apresuré a decir que si hubiese una victoria por defecto habría de haber una derrota, es más me apresuré a decirle que en ningún caso habría ganado de todas las combinaciones posibles la propia Argi. Y le intenté explicar que Argi en estos momentos se habría convertido en un símbolo, en la figura que representaría a una parte bastante importante de los seguidores del programa y que ahí es donde radica si cabe la transcendencia del asunto. Por una vez los espectadores podrían ganarle la batalla al programa creando un precedente histórico en la vida del concurso.

 Una guerra imposible a todas luces de ganar porque Gran Hermano es simple y llanamente poder, poder de convocatoria, poder de influencia, poder de manipulación, poder, poder y poder. Una lucha desigual donde estoy convencido que David siempre seguirá siendo David y Goliath siempre terminará siendo Goliath, pero quizás y viéndolo desde una perspectiva romántica ésta batalla sí que podría considerarse  como una victoria sin precedentes. No es la batalla de Argi, esa niña de veinte años a quien de manera injusta expulsaron una noche aciaga de un programa de televisión, no,  ha sido  y es la batalla de cientos, de miles de espectadores que se han rebelado contra una injusticia ejercida desde el poder, y esa propia injusticia ha sido la que ha traspasado las fronteras del concurso invitando al resto de la sociedad a opinar de ella. Se ha hecho un juicio sumarísimo hacia una concursante y se ha dictado una sentencia inculpatoria sin haberle sido capaz siquiera de haberle proporcionado la más mínima defensa.

 La sociedad que en estas cosas de la ley suele estar sensibilizada  se ha hecho eco de lo injusto del juicio y del veredicto y no ha hecho más que cursar lo que la propia ley le permite, su potestad de recurso… y ha recurrido. El clamor popular se ha hecho cargo de su defensa y aún a sabiendas que de antemano tiene el juicio perdido, ha recurrido, ha apelado a la propia justicia. No sé si éste caso será revisable o no, circula todo tipo de rumores, pero la batalla se nos presenta apasionante. Esta noche tenemos una de las vistas y veremos a una parte, la expectación es máxima. La presión mediática ha adquirido tintes gigantescos y hasta ahora nadie está siendo capaz de emitir ninguna conclusión. Solo el tiempo lo dirá.

 Solo es un programa de televisión. Por eso no creo que el revuelo que se ha formado y vista la dimensión que ha tomado nos invite a quedarnos estancados en la ignorancia de pensar que simplemente estamos locos y que una mocosa de veinte años va a ser incapaz ni siquiera de hacer temblar con su presencia o no los cimientos de cualquier plató donde le podrían estar esperando las fieras para devorarla. Argi no es simplemente eso, sino mucho más. Y es mucho más no por su culpa, ni siquiera por la nuestra que andamos escribiendo de esto, sino por la suya, la de ellos que la han convertido en símbolo sin quererlo, la de ellos que la intentan ignorar con la misma celeridad que reclaman su presencia, la de ellos que insisten e insisten en el ninguneo de aquellos tontos de capirote que año tras año les sustentan su propia supervivencia. Solo fue una broma, una broma de mal gusto, pero una broma, un comentario desafortunado, solo fue eso. No sé si Argi acudirá esta noche a la gala, lo que haga estará bien hecho, aquella broma que encendió la mecha ya no le pertenece, ni a ella ni a quien la ha gestionado.

 Ahora y por una vez, nos pertenece a nosotros, los que mantenemos el programa. La lectura es muy sencilla y su didáctica muy simple.