CONFLICTOS PERSONALES

  

 Ella sabe que tarde o temprano se va a enterar. Lo que pase a partir de ese momento en realidad no le importa nada. Está jugando con el tiempo insinuando que para ella la inmediatez es lo único válido, se mantiene a la espera de que en algún momento todo se pudiese descubrir, sabe que tiene esa partida perdida de antemano, confió en que el tiempo y la distancia se convirtieran en sus cómplices y ve como al contrario cada día que pasa se le vuelve en su contra. Juega con palabras nunca dichas, insinuaciones veladas que lo puedan confundir para justificar algo que no puede. No tiene porqué hacerlo, y  nos preguntamos porqué lo hace entonces.

 Quizás no tenga respuestas. Mañana no existe, y lo que tenga que ser será. Pero..... lo que es, es. Noe está mintiéndole. Nosotros no somos quien lo está haciendo, ni quien la está juzgando, es ella misma quien se dirige hacia ninguna parte. Ella sola es quien está tendiéndose su propia trampa y quien está viéndose atrapada en su propia mentira. Lo habrá pensado?. Entiendo que sí, y ha elegido muerte. No hay marcha atrás. Ella sabe que todo saldrá a la luz y que tarde o temprano él se enterará. Porqué entonces alargar esa mentira?... que gana ella prolongándola?. Quizás el miedo la tenga bloqueada y le impida ser franca, aceptar su culpabilidad o lo que es lo mismo su propia derrota.

 Si Noe era libre para actuar como actuó, lo debería de ser para contárselo, si se lo oculta y le miente es que ni lo está siendo ahora ni lo fue cuando lo hizo. Se está engañando a sí misma. A nosotros no puede, y ella lo sabe, pero a él sí, lo que le hace mucho más prisionera de él. Se ve rodeada y no tiene puerta de salida, aún así resiste un día y otro día, como si el final no tuviese valor para ella. Si ese final no tiene ningún valor es que poco o nada le importa. Es egoismo, su hoy y nada más, ella y nada más. Sí pasó... nosotros lo sabemos y ella lo sabe. Y no hay más. Podemos ir más lejos y no ver miedo sino cobardía. Si no se lo dice es porque tiene miedo o porque es cobarde. Y no hay más.

 Noe está dañando a Ales, le está mintiendo y no le importan las consecuencias de su acto, lo esconde mientras las espera, podríamos optar por el camino fácil y decir que es complicada, compleja o difícil de entender,  que es una mentirosa compulsiva y que sus impulsos la traicionan y la justifican al mismo tiempo, pero sería mirar hacia otro lado y complacerla en su propio error, algo en lo que ni ella misma cree. Si creyese en él ya hubiese confesado. Intenta minimizar el daño a través de la confusión convirtiendo la mentira en una verdad a medias, vagas insinuaciones encaminadas al “yo te lo dije o te lo dejé caer”, pero nunca me entendiste o yo nunca te mentí. Confía en esa salida, pero todos sabemos que no es así.

 Cristian la está presionando, ella sabe que Ales poco a poco se va acercando a la verdad y ella solo espera el día, confía en que solo se descubra cuando ya esté fuera. Ella o él.

 La actitud que nos muestra Sergio con respecto a Sindi puede ser analizada como se quiera, cada uno puede ponerle el nombre que quiera y nadie podrá discutir que él pueda estar sufriendo... igual que ella. Adjetivar los reproches hacia la ropa que se pone o se deja de poner es muy fácil y el pensamiento libre. Pueden llevar seis, o dieciséis años juntos, pueden haber sido muy felices o pueden haber aceptado su relación como normal y nosotros pensar que es una cosa entre ellos.

 No está en juego el estilismo de Sindi, ni su comportamiento con respecto a sus compañeros, ni siquiera su propia actitud ante la vida, ni si ha cambiado su concurso o le ha cambiado la sonrisa. Está en juego su propia felicidad, y no estoy hablando ni de Pepe ni de Sergio, hablo de Sindi. No es momento de entrar en posibles errores de la organización al meterlo como intruso y joderle el concurso para saciar las ansias de morbo televisivo, sino de la felicidad de una persona de veinticuatro años  quien a través de un reality nos está mostrando el drama de su propia vida. Podremos poner su concurso encima de la mesa y servírnoslo como plato para disfrutarlo o debatir sobre él, atacarle o defenderle, ponernos de su lado o en su contra, podremos comentar cada palabra o cada discusión, podremos meterles caña y desahogarnos escribiendo toda clase de barbaridades.

 Pero yo estoy viendo un auténtico drama personal. En mi opinión Sindi es la víctima, pero Sergio le está enajenando su propio sitio en esta historia, quiere convertirse él en el receptor de todos los males que agobian a la pareja haciendo un trasvase de funciones de forma premeditada y calculada. Está abusando de un pasado común atribuyéndose un papel de víctima que no le corresponde, erigiéndose en representante de la vida de Sindi en base a una experiencia vivida y unos derechos adquiridos sobre ella. Está recordándole continuamente que sus sentimientos están hipotecados de por vida chantajeándole con una vida peor sin  él. Le está negando el principio de su propia dignidad amenazándola con una continua ruptura ficticia que no es otra cosa que un mero desgaste psicológico disfrazado de culpabilidad.

  El concepto de amor que Sergio le profesa a Sindi está necesariamente unido a su concepto de la propiedad, ella le pertenece. Choca que Sindi haya encontrado la excusa perfecta a través de Pepe para disolver un contrato que le habían obligado a firmar sus propias circunstancias. Se está rebelando de manera absolutamente torpe y sin mucho convencimiento porque se siente amenazada y perseguida solo con mostrar la intención de hacerlo y no se le está permitiendo. Sergio se lo impide, y ella no tiene el valor suficiente para escapar de su propio pasado pegando un puñetazo en la mesa y enfrentarse a él. Todos lo estamos pensando, y ella también, pero no se atreve, y no se atreve porque le tiene miedo y se tiene miedo a sí misma. Lo ha planteado y lo ha dejado caer sobre la mesa. Ya no le quiere. Tan difícil es de entender?

 Lo que estamos observando es un incipiente ejercicio de desamor y un miedo extremo por parte de Sindi de hacerle daño a Sergio, lo que les está sumiendo a los dos en un evidente estado de daño y de dolor.