MANUAL DE RIESGO

    En otra situación habría catalogado la jornada de ayer en la casa como surrealista, pero son varios los días que llevamos prácticamente conviviendo con ellos y poco me sorprende ésta convivencia ya. Sé que habrá mucha gente a quien le encante todo el devenir de este grupo y no deje de ir sorprendiéndose cada día con las cosas que pasan. Siento no ser tan generoso en éste momento pero el hartazgo que me producen la infinitud de conversaciones superficiales es infinitamente superior a las ganas que tienen ellos de agradar cuando se ponen a conversar.

   La mayoría de las conversaciones rozan el esperpento y se les nota a la legua que el buenrollismo con que nos brindan la mayor parte del día es solo de distancias cortas y encauzado a conseguir una aprobación general, no salirse de la foto parece ser la consigna establecida por el páter Juan y su escudero, todo tiene que ir en beneficio del grupo y de la buena convivencia, aunque no sea lo que sientas no lo puedes permitir porque hay unas normas básicas y no nos podemos salir de ahí, es el principio de toda convivencia, alienados en unos principios que hay que respetar, ya ellos fiscalizan todo comportamiento y deciden quien se integra o quien no, quien participa, quien ayuda o quien no, si la participación va acompañada de unas risas y algunos comentarios tontos que parezcan graciosos,  es que te has integrado, si cuando hablas no añades esa gracia o chascarrillo añadido es que eres raro o no estás integrado.

    Una solución buena para demostrarle a los fiscalizadores que estás de buen rollo es hablar mucho y bien de ti mismo, ese concepto es infalible y significa que le das tu confianza y que se puede confiar en ti, es como confesarte y eso en ésta convivencia es oro puro, señal inequívoca de fe en la persona a quien le cuentas lo que piensas. Ellos se encargarán de repartir el beneplácito allí donde sea necesario para ser aceptado, la señal de que todo va en orden es la confirmación de que tienen razón, y si a eso le añades la repetición de lo mismo que te acaban de decir pero cambiándole algunos términos, ya estás acogido a la causa.

   No caben medias tintas, si lo tuyo no es la locuacidad, y eres una persona introvertida de las que solo observan y no hablan mucho, tienes que ir buscándote el bis a bis con quien quieras, el efecto grupo no es el mismo pero funciona, ya que cambia automáticamente tu imagen y el mero hecho de que alguien te vea conversando con una o dos personas denota signos de buena intención, hay que tener cuidado con el lugar elegido para llevar a cabo ésta práctica porque si eliges un lugar apartado puedes dar lugar a sospechas y algún pensamiento equivocado podría delatarte, hay que ser prudentes a la hora de elegir a tu interlocutor y el momento, propiciar la integración de algún otro miembro que pase por la zona e invitarle a la conversación puede ser determinante.

   Cuando llegue la hora de no hacer nada, el acto de presencia es importante, si llega la hora de la terapia, la reflexión o del juego, el hecho de estar tumbado en cualquiera de los sillones del salón es buen síntoma, si te acurrucas a algún compañero o compañera y encima le haces carantoñas ya puedes esa noche dormir tranquilo porque te pitarán los oídos de manera benévola  en algún momento de la noche. Aunque no digas nada, es importante sonreír cuando algún compañero diga alguna tontería o haga alguna gracia. Si tienes necesidad de ausentarte controla el tiempo o serás blanco de pensamientos indiscretos, no dejes tu sitio hasta que la tercera parte haya levantado el campamento y sobre todo cuando alguien proponga jugar al escondite o al pañuelo o a las “casicas” intenta ser el primero en decir que sí, eso te sumará muchos puntos y te verán como divertido aunque no tengas ni chispa de ganas de hacer tontadas infantiles, nunca te dejes llevar por tu estado de ánimo, si estás de bajón por alguna causa, guárdatelo o haz que no se te note mucho.  

    El tema del hambre al finalizar el juego siempre será un buen recurrente para seguir haciendo grupo y seguir echándose unas risas, procura si eres el anunciador que tengas la certeza de que la idea va a ser aceptada al menos por tres o cuatro personas, importante la presencia de Vero y su visto bueno, aquí en este punto es importante un poco de psicología y observar a los compañeros sus gestos, si éstos denotan ansiedad porque alguien lo diga antes que él, atrévete, serás recompensado con una palmadita en la espalda y con un aplauso silencioso. Eres un valiente y eso también te hará sumar puntos.

    Ni se te ocurra empezar esta cruzada en solitario, porque será señalado irremediablemente. Procura dormir un mínimo de dos a tres horas para que durante el día el sueño no te pueda y te quedes dormido en el sofá, eso es una de las cosas más penalizadas que existen, si durante la noche  te entra sueño procura no ser el primero en decirlo o será cuestionada tu aportación a la convivencia, es mejor irse a la cama en manada, pasas más desapercibido y tendrás opciones de entre medio de las risas poder compartir cama con alguien.

   Cuando veas a alguien solo acércate a él, y dale conversación, aunque sea tonta,  podéis hablar del tiempo y de lo bien que lo pasasteis anoche, podéis poner a caldo a algún compañero que os ha nominado o que no participó en el juego del pañuelo la noche anterior, eso siempre suele dar resultado.

    Y ahora, es cuando viene aquello de que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, en éstas últimas horas, Pepe se ha salido del manual y no ha cumplido ninguno de sus requisitos, ha optado por ir por libre y está de mala leche, no traga a algunos por mucho que lo intenten y ayer fue expuesto a un juicio sumarísimo por muchos de los compañeros. Aris, que ha sido avispado y se ha estudiado el manual a una velocidad increíble está empezando a ser acogido en los senos de la perfecta convivencia. Ya lo dijo él, mañana voy a saberme la lección.

Surrealista.