EL LADO HUMANO

….. Y al fin me quedé dormido.

   Hoy no hay contrapunto que valga. Reconozco haberme reconciliado con esa parte de Gran Hermano que un día hace muchos años me enganchó a éste maravilloso programa. Como una liturgia cualquiera de un día cualquiera me conecté a la casa y casi sin darme cuenta y ajeno a lo que estaba viviendo, nada diferente a otros días lo confieso, poco a poco anoche me sucedió algo especial. Y es que me introduje dentro de ella y como un fantasma embelesado ocupé sin querer uno de los cojines de colores que allí habían esparcidos, me tumbé allí mismo en el primero que pillé y sin articular palabra fijé mis ojos en todo aquello que me rodeaba. Fueron unas horas, intensas para mí, pero que no pude evitar enajenarme de lo que allí estaba ocurriendo. Nada nuevo que no haya visto y observado en cualquiera de los días precedentes, sin embargo el vivirlo desde dentro como anoche yo lo viví me hizo disfrutarlo y paladearlo desde otra perspectiva más cercana. Allí estuve con ellos sin que ellos se percatasen de mi presencia y lo observé todo.

    Vi  sus gestos, sus caras, sus conversaciones, sus bromas, sus caricias, hasta creí por un momento estar leyendo sus pensamientos. En un momento dado Ochoa, que estaba sentada al lado mío, se levantó y dijo algo así, como que lo mismo para ella podría ser esa su última noche, y sentí como un escalofrío dentro de mí que por lo visto fue común en aquella sala y en ese momento. Pareciese como si esas palabras fuesen algún tipo de señal, porque de repente cambió todo, hasta mi forma de verlos. Las chicas se levantaron y poco a poco se fueron poniendo sus bikinis y se fueron todas a la piscina a pegarse un baño espontáneo, los chicos se quedaron un poco perplejos y observándolas. Las ví cantar, jugar y hacerse aguadillas con una complicidad hasta entonces desconocida para mí, las vi reírse, las vi disfrutar como si esa, efectivamente fuese su última noche. Me sentí un poco abrumado de no poder hacer nada, pero me deleitaba con cada frase, con cada movimiento. Los chicos se pusieron en marcha, como impregnados de aquellas ganas de divertirse, como si sintieran la obligación de demostrarse un cariño que nunca había imaginado, y se pusieron manos a la obra, tiraron a alguna al agua ante la provocación de ellas que al unísono les tentaban, les ví correr por allí, esconderles su ropa, divertirse.

   Al cabo de un rato, se sentaron todos alrededor mío, como pudieron fueron acoplándose como cada noche, una vez que todas se habían arreglado del jolgorio anterior. Así observé  a Noe junto a Hugo y Ales, a Michael tumbado mientras Ari le pasaba sus dedos por la cara interior de sus muñecas, al Páter, allí al lado, observándoles a todos con mirada paternalista, a Pepe junto a Sindi y a Mary Joy, soltando gracias de las suyas, a Vero sentada en el rincón de aquel sofá junto a Marta y Ochoa, algunos tumbados, otros sentados, y empezaron a hablar de todo y de nada, y pasaban los minutos y observaba en sus miradas el cariño y el afecto que se procesaban, se apoyaban unos a otros en una complicidad inusual, Hugo comenzó a bromear con Pepe ante la mirada embelesada de Sindi, Noe respondía mientras Ari cuchicheaba algo al oído de Michael. La mirada de Ochoa se perdía por momentos en el espacio y la veía dirigir sus ojos hacia el fondo del salón como si se ausentara de aquel sofá y se perdiera en cualquier otro rincón de la casa. Fue un momento de quietud y de complicidad, de unión, de apoyarse con la presencia entre todos, creo que todos pensaban en ese momento, que hoy a  alguno de los suyos lo iban a perder para siempre y tardarían en volverlo a ver, y como si quisieran agotar hasta el último suspiro de su estancia.

    La broma de la piscina no había quedado en saco roto, las chicas habían prometido venganza, y lo planearían durante la noche mientras ellos durmieran, ellos más o menos se lo esperaban al ver las miradas de ellas. Me entretuve observándoles mientras seguían hablando, pero la conversación de ayer no era como otras noches, todos se implicaban en ella, todos escuchaban y todos participaban con sus silencios, con sus palabras o con sus risas. Me entró sueño, y sin ellos darse cuenta me despedí de allí, y me quedé dormido. Me hubiese gustado quedarme más, pero no pude, el sueño me venció, porque estaba disfrutando como nunca de aquella velada. Esta mañana al despertarme, pensé que había sido un sueño, y me he puesto a recordar, y les seguía viendo igual, a como lo había soñado. Para mí no fue un sueño.

    Madita me habló ayer del carácter humano de sus imperfecciones, no me había percatado, o no lo había querido hacer, hasta que ayer sentí  su presencia tan cerca de mí, y es curioso, siempre había pensado que ese carácter lo llevaban implícito en su condición, pero que su posición les hacía convalidarlo con otro carácter inherente al propio que les surge de manera circunstancial por las características del propio entorno donde se encuentran, que tenían que competir y sacar su lado perverso del juego, que tenían que luchar y pelear contra sus propios afectos, que tenían que hacer de tripas corazón y rebelarse contra lo que a veces no quieren, que una vez dentro están todos marcados con una x que les hace aparcar su lado humano y desarrollar sus propios instintos de supervivencia.

   Anoche, lo dejaron aparcado por unas horas, y se entregaron a ese lado humano del que me hablaba Madita, por unas horas no vi a unos concursantes, sino a un grupo de amigos a los que las circunstancias le habían acercado hasta el propio cariño.