EMBRUJADAS

   Si tuviese que definir el concurso de cada una de ellas con una palabra adoptaría tres: libertad, equilibrio y valentía. Tres conceptos independientes que demandaría a ese hipotético ganador de Gran Hermano. La conclusión de esta edición es que dichos conceptos no han podido confluir en un solo concursante, de ahí que la audiencia se encuentre tan dividida a estas alturas. Hay que buscarlos por separado. De Niedziella me ha gustado ese equilibrio mostrado durante todo el concurso, a diferencia de sus compañeras no nos ha mostrado esa montaña rusa que sube y baja en intensidad y nos hace por momentos quererla u odiarla. Ha mantenido una trayectoria uniforme que nos ha permitido conocerla de una forma más fácil que al resto de sus compañeras. Tal cual se nos mostró el primer día la estamos viendo, tiempo hemos tenido de saber sus puntos fuertes y sus débiles.

 Es cierto que sus expectativas eran muy altas y quizás por eso muchos hemos estado a la espera de una hipotética explosión, no se ha dado, quizás muchos la esperábamos puesto que su comportamiento no ha sido en general malo. No ha sobresalido pero tampoco ha pasado desapercibida, ha tenido sus tramas pero no han tenido suficiente recorrido. Su principal mérito ha sido la resistencia a todos los vaivenes con que se nos ha presentado la edición, ha elegido su sitio en el concurso y ha permanecido en él fuesen las que fuesen las consecuencias, para bien o para mal. Su especial personalidad por venir del mundo del que viene siempre me llamó la atención y he de confesar que siempre me ha causado expectación cada uno de sus actos, la he observado con especial precaución y sensibilidad, en ese aspecto nunca me ha defraudado, no ha sido una concursante excesiva sino todo lo contrario, su “atemperamiento” y su lucidez han ido de la mano de una moderación en sus formas que ha conquistado a muchos, sus modales, su educación, saber estar, empatía han sido claves para su equilibrio durante el programa.

   Quizás le haya faltado un poco de exposición en los verdaderos problemas pero su carácter introvertido no se lo ha permitido. Ha sido una persona leal a sus principios aunque a veces no hayan sido especialmente comprendidos. Su simpatía y su dulzura han sido elementos destacados entre sus compañeros, ese encajar bien las dificultades le ha granjeado no pocos apoyos y ese karma que transmite a las cámaras ha hecho envolver a no pocos espectadores. Dejo de lado de su actitud aquellas cosas que pudieron ser y no fueron, ya que no la ha hecho cambiar ni un ápice su comportamiento. Desde mi humilde punto de vista ha mostrado razones suficientes y convincentes para estar en la final, aunque su falta de verdadera implicación en las adversidades del programa le pudiese restar puntos para el triunfo final.

  Toda la valentía que siempre esperamos de un concursante nos la ha regalado Marta, ese valor para enfrentarse a las situaciones complicadas sin temor a posibles consecuencias ha sido una de las cosas que más me ha enamorado de la canaria, su falta de escrúpulos a la hora de asumir sus riesgos, ese lanzarse a tumba abierta cuando la ocasión lo ha requerido ha sido su salvoconducto para llegar donde está, el espectador siempre es generoso con aquel concursante que lo ha sido con él y Marta nos ha regalado una complicidad inusual que nos ha hecho adorarla sin remisión, la intensidad con que ha vivido cada minuto del concurso la ha hecho a veces parecer demasiado excesiva y eso ha tirado para atrás a muchos espectadores que han visto en ella una sobreexposición en sus formas, ya dije en su día que había sido “la más” en todo.

   Sus dramas, sus lágrimas, su sentido del humor, su diversión, su lealtad, sus “trabas” como ella misma llama a su particular ruleta rusa de emociones jamás han permitido que pasara desapercibida ni dentro ni fuera de la casa. Conforme la hemos ido conociendo nos ha ido ganando un poco a todos porque hemos visto a una concursante sin ambages, a pecho descubierto y sin cortapisas, adoptando siempre el camino más corto a la hora de afrontar las no pocas adversidades con que se ha enfrentado. Nos ha seducido  su genio y su carácter, nos ha enamorado su valor y nos ha embriagado su determinación. Ha sido independiente y libre en todos y cada uno de sus actos, ha sido su emocionalidad lo que más me ha sorprendido. De sangre caliente su ausencia de maldad siempre me llamó la atención, no ha tenido problemas en enfrentarse a aquello en que no creía, no se ha cortado en los conflictos asumiendo su propio desgaste y siendo consciente en todo momento de éste.

  Sofía ha sido para mí el paradigma de la libertad. Siempre la he visto como una persona independiente de todo y de todos, ha ido a su “puta y alocada bola” en todo momento sin importarle nada ni nadie. Ni madre, ni amigos, ni compañeros, ni concurso, ni reglas, ni cámaras han podido frenar jamás ese torrente de independencia en hacer aquello que ella misma ha considerado, otra que se ha lanzado a tumba abierta hacia su precipicio elegido sin importarle los riesgos o el desgaste que le pudiese suponer. Su sexualidad y sus armas de seducción son sus señas de identidad, su juventud y la frescura de sus movimientos nunca pasan desapercibidos, su encabezonamiento y su perseverancia en aquellos objetivos que se marca le hace por momentos perder la razón, sin embargo no la detienen por nada del mundo, cosa que ha deslegitimado a veces su inusual madurez a la hora de diagnosticarse a sí misma.

  A caballo entre la inocencia y la madurez nos ha mostrado sin tapujos hasta lo más intimo de su ser, sus deficiencias emocionales y su ansiedad sexual, ha sido la única concursante que ha jugado sin recato, sin pudor y sin escrúpulo alguno que la frenase. La intensidad de su propia vida la ha descolocado a veces arrastrándose en su propia inmadurez, ha bebido y se ha alimentado de su propia libertad para hacer, decir, pensar, actuar según sus propios principios sin importarle absolutamente nada ni nadie. En su mentalidad no existen tabúes ni fronteras, el pudor es cosa de viejos para ella y el que dirán sencillamente pertenece al siglo pasado, el torbellino de sus actos es como un remolino alrededor de ella misma que la hace entrar en una espiral de autodestrucción y que sin embargo le divierte.

  El sexo para ella es como un juego, un pasatiempo vital en su vida que necesita como el respirar, su belleza, su capacidad de seducción, su erotismo desenfrenado y su desenfado hacen de ella un torrente de desinhibición incontrolada. Su concurso ha estado limitado a su particular personalidad, sus gestos, su pose, sus palabras no tiene nunca doble fondo, forman  parte de su propio desnudo integral, aquel con el que ha seducido a una gran parte de la audiencia.  Esto iba a formar parte de una entrada conjunta de los domingos, pero se me fue la mano y lo siento. No voy a discutir mis preferencias ni las pretendo esconder, solo es mi opinión particular, mi visión sesgada y subjetiva de aquellas tres personas que bajo mi punto de vista merecen los tres primeros puestos en esta edición. ¿Porqué?. Por eso mismo...