PUNTO DE INFLEXIÓN

  Me está gustando ese punto de prudencia que le ha inyectado Álvaro a la convivencia, ese toque de madurez que aparece en sus diálogos, su pose conciliadora y sus silencios sospechosos. La casa necesitaba de ese elemento discordante que supiera manejar los tempos de la información con inteligencia. No rehúye el envite sino lo administra, su capacidad de observación aparente le otorga un plus de expectativa novedoso, tengo la impresión de que va a ser un concursante de señales donde el saber conjugar su nivel de adaptación a un entorno bastante inmovilista con el tremendo poder que le otorgan sus datos hasta le podría perjudicar. El cálculo puede ser innato en la personalidad de cada uno y el respeto hacia las formas pueden llevarlo hasta las puertas del peligro de la contención. La prudencia puede evitarte riesgos innecesarios y acomodarte en un papel  secundario que no es lo que demanda precisamente la edición.

  Me extraña no ver saber utilizar la inteligencia que le presupongo y entiendo que está midiendo los tiempos, haciéndose una composición de lugar. Hemos dicho por activa y por pasiva que a ésta edición le falta ese punto de emoción que te enganche, ese atrevimiento, ese punto de valentía que te haga diferente. Si dejas que la convivencia te engulla sin dejar tu sello corres el riesgo de convertirte en una figura más del decorado, a la altura que estamos el concurso demanda cualquier cosa menos ambigüedad, necesita de esa claridad y transparencia que traspase la puerta del confesionario cada lunes a la hora de nominar, necesita gestos, posicionamientos, verdad y para eso se ha de huir sin ambages de la mediocridad y de la especulación.

  Una buena idea de lo que digo es la expectación que ha creado la repesca, una batalla sin definir en la que muchas esperanzas están puestas en aquellos expulsados que pudiesen regresar con esa lógica distorsionadora. No se trata de nombres, sino de expectativas, aquellas que meta dentro la opinión de la calle y traslade a la casa la verdadera realidad que ellos ni siquiera discuten. Se hace necesario pinchar esa burbuja de irrealidad en la que viven engañados, abducidos. El divorcio es latente entre ambos lados y la opción éste año ha sido la de involucrar de manera torticera a ésta parte de la realidad, bien, pues si se nos permite jugar en su terreno el juego ha de venir de la mano de quienes lo han vivido a ambos lados, quienes mejor lo conocen.

  Álvaro ha sido el primero y estamos esperando saber sus conclusiones, el siguiente puede ser Igor, o Leticia, o Giuls, o Juan Carlos, o Noe, y aquí es donde se abre esa ventana de esperanza de saber que es realmente lo que se pretende. Una importancia inusual pero que este año ha adquirido unas connotaciones especiales, no se trata de regresar a la casa y estar con los compañeros para seguir pasándoselo bien o demostrar lo buenos y bonitos que somos, el  objetivo este año es distinto y el mensaje cristalino, una segunda oportunidad única donde la redención tiene que venir precisamente por el lado opuesto al ya conocido, todo un reto de envergadura, una opción que debería ser aprovechada para intentar salvar la edición al tiempo que supondría ese puñetazo en la mesa que todos estamos esperando y que terminase de una vez por todas con el fariseísmo que se ha apoderado de la casa.

  Se hace necesaria la explosión de esa bomba de relojería de una vez por todas que ponga a cada uno en su sitio, el que verdaderamente le corresponda  a cada uno. No sé si entrará uno, dos o tres pero urge y de manera prioritaria un cambio de rumbo que nos distraiga de esas eternas partidas de billar. Me niego a reincidir de nuevo en la cronología de la nada más absoluta ni a crear falsas expectativas sobre lo poco que pueda acontecer en el día a día, una prueba puede ser distinta y mantenernos expectantes por lo diferente de manera puntual pero el equívoco de este año ha sido estructural y requiere de mucho más que unas frases, unos gestos o unas horas de falsos espejismos para volver al mismo punto de partida de siempre. Ya es tarde para justificar a los concursantes o el objetivo que se pretendía, ya no es tiempo para la lírica, el programa corre un serio peligro, de hecho se sobreentiende que la próxima gala será el jueves nueve, diez días después y eso para un programa estrella habla mucho de lo delicada de la situación haciéndole mendigar una franja horaria y usándolo como relleno, el hilo del que pende se tiene la impresión que es muy débil y solo lo salvaría un golpe de efecto de mayor consistencia que lo vivido hasta ahora, y eso no solo depende de ellos.

  Es triste recurrir a la importancia de una repesca y el efecto que pudiese tener en el desarrollo del concurso, las limitaciones vienen de origen por eso no nos debiera sorprender la trascendencia de cosas que a veces se consideran menos importantes y por el contrario darle una importancia inusitada a cosas intrascendentes, el caos hace de ésta edición una anarquía absoluta en cuanto al planteamiento y su desarrollo donde por momentos el espectador puede volverse loco sin saber exactamente a lo que atenerse ni hacia donde dirigir su mirada, ver que de la nada surge un mundo o de un mundo se construye la nada más absoluta nos lleva a dar palos de ciego sin saber centrar en su justo término el concurso, como si una fuerza teledirigida lo mantuviese en el aire a expensas de cualquier pequeño soplo que lo hiciese balancear hacia un lado o hacia otro, puede ser la ligereza o la inconsistencia con que se sostiene la que lo haga tan vulnerable, algo de eso ha ocurrido en las anteriores horas.

  Un simple comentario de Argi, de forma no sabría si llamarlo irónico, chascarrillo o broma, situando el término en una nadería de consecuencias inesperadas, ha hecho a tenor de la tinta vertida en las últimas horas que se ponga en entredicho la propia condición del ser humano a cometer errores. El comentario que no voy a reproducir porque doy por hecho que todo el mundo sabe de lo que hablo ha sido desafortunado, inconveniente e inadecuado  por la sensibilidad que afecta a toda la sociedad en momentos  tan susceptibles como éstos, pero no deja de ser eso,  un desliz dialéctico hecho desde la inconsciencia y donde la espontaneidad a veces no te permite dar marcha atrás, le salió así y en el mismo momento que fue consciente de sus palabras pidió perdón, ya era tarde lo que la hace más humana si cabe el saber y darse cuenta a los pocos segundos que había cometido un error.

  Lo caótico del concurso ha hecho todo lo demás, de la nadería o el error se ha aprovechado mucha gente ávida de esas cosas que nos tendrían que venir dadas desde la misma convivencia para amortizar la justificación hacia la atracción o el rechazo de cualquier concursante, la excusa perfecta para vender nuestra elección, aquellos a quienes no les guste Argi habrán encontrado argumentos más que sobrados para hacerle daño mientras aquellos a quienes les guste esa razón poderosa para defenderla. Extrapolarlo hasta lo ilimitable y llevarlo al contexto al que no pertenece sin tener en cuenta el reconocimiento de su error y su arrepentimiento es simplemente sacar las cosas de quicio y sacar a la luz precisamente las limitaciones de cada uno. Existen antecedentes de casos similares, todas las posturas pueden ser lícitas y el oportunismo también puede formar parte del juego, el criterio es personal de cada uno y la forma en que se le de la importancia que se le quiera dar no tiene por menos que sencillamente ser debatible.