EL EFECTO ARGI

  Debe ser terrible en una edición en la que cuesta un mundo decidirse por alguien, decidirse por alguien y que te lo quiten de esa manera. El componente Argi va más allá de la simple expulsión de un concursante, hemos escrito por activa y por pasiva la falta de emocionalidad que transmitía la casa desde sus inicios, todo parecía escrito de antemano, las acciones, los comportamientos, el desarrollo de cómo se manejaba todo, todo parecía seguir según el guión escrito, pero siempre existe algún componente con el que nadie cuenta, uno que te rompe los esquemas, los que seguimos GH desde sus inicios y conocemos bien el programa siempre sabemos que en cualquier momento puede surgir aún no estando previsto. Es lo que ha sucedido con Argi. Sería muy fácil decir que para ciertas cosas nadie puede estar nunca preparado, eso es que se conoce muy poco Gran Hermano. Lo que me sorprende es que ese factor sorpresa haya sorprendido precisamente a quien no debiera, y les haya pillado con el pie cambiado.

   Se ha hablado mucho desde que sucedió todo, no sé si será la hora del análisis o de las conclusiones, o quizás de pasar página lo más rápidamente posible  como pretende la organización en una actitud absurdamente hipócrita. Este año se han  visto muchas costuras, ya lo veníamos avisando desde hace algunos años y se nos tachaba de locos. Todo se puede ir administrando de manera que se note poco, total, dos días en que te puede caer la del pulpo y enseguida vendrá algo que te haga olvidar, no hay tiempo para nada, el viento siempre corría a su favor y se abusaba de la buena predisposición de la gente que amaba el programa. Todo parecía perfecto, siempre habría algo que te sacara las castañas del fuego, parecía todo como perfectamente montado y todos terminábamos felicitándonos, ojo, de cómo había salido todo.

  Yo creo que si hiciésemos una encuesta entre los seguidores del programa que habían elegido a Argi como favorita, una inmensa mayoría nos contestaría en que veían en ella a la concursante más auténtica de todas, la que menos papel estaría haciendo en la casa, ya sé que suena a perogrullada esta afirmación, como si lo de ser auténtico tuviese contrapartida, lo cierto es que transmitía una mayor proporción de verdad que los demás a quienes no terminábamos de creer del todo. Había algo en ella que nos transmitía esa naturalidad y esa espontaneidad, esa frescura que no lográbamos ver en los demás. Seguramente en un concurso como Gran Hermano, poca cosa, pero en una edición como ésta, pues ha resultado ser lo más destacable de todo cuánto hemos conocido, esa simpleza es lo que le ha dado el paréntesis, la que la ha hecho diferente. Cuántas veces habremos leído el errático ser uno mismo como argumento para ganar el concurso o llegar lejos, pero éste año esa aseveración ha tomado mayor transcendencia, a la superproducción que se pretendía le ha salido un callo, alguien que torpemente nunca supo jugar, una pringada se autodefinía ella misma y que nunca, curiosamente,  dejaría  de verse rara.

  Rompió con algunos esquemas que seguramente no estaban escritos en el guión. Sin papel asignado fue ese patito feo al que dar de lado, por todas las esquinas,  decía ella una vez. Poca cosa para la organización, nada que no fuese conocido y hasta agradecido de que ocurra algo así por aquello de guardar las apariencias. El jueves Argi fue expulsada del concurso por las razones que todos sabemos. No creo que sorprenda el hecho. De las catorce ediciones, durante los primeros diez años, solo había habido una expulsión, en los últimos cuatro, seis. Pero ésta de Argi ha traspasado límites, unas fronteras que parecían exclusivas para nosotros.  Por un lado se ha expulsado a la favorita para una gran mayoría de la audiencia reconocida por muchísimos frentes y por otro lado se nos ha usurpado el poder de decidir lo que está bien o lo que está mal, qué es aquello que toleramos o aquello que no dejamos pasar por alto.

  Veníamos observando una injerencia  subversiva en el planteamiento inicial de la idea, poco ha poco se han ido abriendo grietas en nombre del espectáculo y del morbo pese a las reticencias de muchos espectadores, se jugaba con fuego decíamos y esto no puede acabar bien. Hasta ahora todo parecía controlado por una organización que improvisaba y tenía a la suerte de su lado, nosotros en cierta medida hemos sido cómplices del error, asentíamos porque todo siguiese hacia delante y porque nos negábamos a que el estancamiento supusiese el fin del programa. Pero se han traspasado límites y esas grietas se han convertido en una dinamita adosada a ciertas paredes. La invitación al exterior ha sido llevada a cabo hasta sus últimas consecuencias y la casa se ha envenenado, se ha llenado de elementos indeseables, se ha dejado una puerta abierta por la que ha entrado de todo, bueno y malo, y al final esa dinamita que permanecía allí adosada ha terminado por estallar.

  Ha sido como esa fiesta privada, en la que al final todo se ha visto descontrolado y se te ha colado todo el mundo, nunca sabes reaccionar ni por qué lado tirar y terminas abatido y resignado en un rincón de la escalera llorando tu mala previsión. Se te ha ido de las manos, sencillamente. El destrozo ya está hecho piensas y ya no tiene remedio, ahora solo queda paliar los daños, ordenar la casa y esconder de la manera que puedas los desperfectos.  Habrá gente que lo habrá pasado bien, pero también habrá otra que te diría que jamás volvería, y que tal vez se hayan sentido decepcionados. En todo el tema de Argi existe un gran componente emocional, por un lado te han quitado algo tuyo, que tú has adoptado como propio y como tal lo has asimilado y defendido, te han arrebatado aquello que crees te pertenece, y te lo han arrancado de manera impune e  injusta  y te rebelas con todas tus fuerzas. Te lo han arrebatado de la peor manera, por la fuerza. Sin darle una mísera oportunidad a la lógica ni a la razón, te lo han quitado de manera violenta sin ni siquiera escucharte, por las malas.

  Eso jamás puede sentar bien y el daño puede ser irreparable. Ya no solo es el dolor físico y emocional que supone robarte aquello que es tuyo, sino contemplar como aquellos que te debieran haber protegido y defendido se ponen al lado de la otra parte dejándote completamente indefenso y huérfano de cualquier esperanza. Mercedes Milá, ante dos víctimas ha tomado partida por una sola, precisamente por aquella que no correspondía de acuerdo a su papel ni a sus palabras cuyo peso han caído como el plomo sobre ella misma, y eso duele aún mucho más. La exteriorización del ámbito ha sido nefasta y contraproducente, ha entrado en conflicto con la propia naturaleza del formato y se ha dejado manosear hasta tal punto que ha generado derechos y muchísimas dudas. Hoy no sabemos si el próximo expulsado dependerá de una mala noche o del capricho de alguna hija de algún jefecillo de tres al cuarto, hemos perdido la soberanía que teníamos, nos la han arrebatado con la aquiescencia de la irresponsabilidad de quienes tenían que velar por ella. No es plausible cualquier perdón ni deseo de enmienda, la usurpación ha sido dramática y sus consecuencias incalculables, tampoco lo esperamos por otra parte, la experiencia nos dice que se seguirá navegando a favor del error y en contra de su  mayor activo. Gran Hermano va a la deriva y sin patrón que lo gobierne.

  Todo proceso tiene un resultado,  y éste da miedo. La casa se maneja totalmente a oscuras, se ha herido la ilusión de la gente y se han extrapolado los límites. Lo de menos es la causa, ni en quien se ha personalizado, Argi solo es un símbolo del que ahora se quieren adueñar para moldearlo a su gusto, pero vuelven a cometer otro error, Argi no les pertenece a ellos sino a quien ha creído en ella, un nuevo pulso, y la gente ya se está empezando a cansar. Mi opinión personal es que Argi debería estar de parte de quien de verdad la quiere, sin chantajes ni prebendas contractuales, craso error sería caer en la trampa del síndrome de Estocolmo que le están tendiendo, enajenarse del daño al que ha sido sometida y de la injusticia a la que se ha visto dirigida. Le han arrebatado no solo trescientos mil euros de premio sino le han arrebatado su ilusión a base de jirones, le han desgarrado su vida y la de su familia con unas acusaciones que deberían estar penalizadas, ha sido víctima de un verdadero terrorismo televisivo al que ahora pretenden maquillar con su presencia. Esto solo debería enseñar, y ella debería aprender. Nosotros también.