COLEGIO MAYOR

   No estoy de acuerdo en que la edición se esté jugando en un tablero por ahora, ni que los concursantes pasen los días moviendo fichas en una loca y siniestra partida. Es cierto que los “jugadores” de esa partida van tomando posiciones de cara al inicio de la misma, pero me temo que esa hipotética partida la hemos empezado desde aquí nosotros mucho antes de que el cronómetro se pusiera en marcha.  No veo ese juego puesto que no hay rey o reina a quien derrocar al menos por ahora, lo que sí denoto es un posicionamiento claro para la elección del mejor equipo que encare con suficientes  garantías este complicado campeonato.

    Los precisos movimientos que se le atribuyen a los concursantes son meros tanteos para poder afinar todo lo posible la mejor elección, y aunque es cierto que este casting particular está siendo interesante no deja de ser un mero calentamiento para la verdadera partida. Nosotros quizás nos hemos precipitado un poco en ver esos supuestos y geniales movimientos de ficha. Formamos parte de otro tablero, somos  otra parte, pero jugamos nuestra propia partida y ellos juegan la suya, quizás nosotros sí que hayamos empezado la nuestra antes de tiempo actuando en su nombre y atribuyéndole a ellos movimientos que son solo nuestros.

   Ayer noche sucedió algo inusual en Gran Hermano, hablamos del rapapolvo de la organización hacia los concursantes por incumplir de manera reiterada las “normas de la casa”, llegando a pedir a Juan, el páter, que casualidad que pasase por el confesionario para recoger el texto, que se supone tenían leído a modo de recordatorio y apremiándoles de manera conveniente a cumplirlas estrictamente bajo amenaza de ser castigados, entre otras cosas con la bajada de la persiana de la cocina.

   La lectura de éste hecho puede dar lugar a múltiples interpretaciones, no deja de ser curioso que precisamente sea en ésta edición donde las formas y la buena educación prevalecen muy por encima de cualquier travesura de campamento cuando se le exija a los concursantes el cumplimiento de unos normas básicas de convivencia que ya de antemano saben los concursantes y se nota que ya habían sido advertidos. Pero me temo que la organización ha querido dar un giro de tuerca sospechoso  bajo ésta excusa para provocar a los propios concursantes.

   Ayer precisamente cambiábamos impresiones aquí sobre la retórica del juego que estábamos viviendo hasta el punto de convertirla si seguíamos por ese camino en una  edición  teórica, expresábamos nuestros miedos a que la casa se convirtiese en un escenario de “ganchilleras” a modo mesa camilla donde todo el juego se desarrollase única y exclusivamente por la boca y a  escondidas, como un patio de vecinos cualquiera. Demandábamos más acción o pasión en la convivencia y nos quejábamos del alcantarillismo y la pasividad que se estaba viendo, muy por encima de demagogias al uso que apelaban a la exquisitez de la edición que se estaba vendiendo.

    Uno de los puntos donde hizo hincapié la organización con ese “manifiesto de colegio mayor” era en no permitir dormir la siesta, comer todos juntos, tenerlo todo recogido, etc. etc. Estoy seguro que Sherezade  en cuanto tenga posibilidad nos hará partícipes de todas la perlas soltadas por el páter a modo recordatorio y que pudimos entresacar de manera aislada cuando el hecho se produjo. No sé mi interpretación hacia donde me podría llevar con éste asunto, prefiero inclinarme por la provocación que supone hacia el juego el hecho de cumplir un régimen estricto de comportamiento bajo amenaza de castigo precisamente para ser incumplido y dinamizar más si cabe la convivencia, la “buena educación” creo que solo es una excusa para poder reavivar la polémica y los enfrentamientos.

    Pero se trata de un juego peligroso, teniendo como tenemos un sacerdote allí dentro cuya especialidad es precisamente el correcto funcionamiento del grupo y acostumbrado a tratar con perfiles estudiantiles. No sé si atreverme a mencionar el concepto tomadura de pelo o privación de libertades necesarias para un atractivo concurso. Son de esas incógnitas que dejaremos sobre la mesa hasta mejor ocasión y ver como se desarrolla a partir de ahora, de lo que no hay duda es de que la magia de este concurso siempre ha radicado en su frescura, su imaginación y su espontaneidad y no sé de qué manera esta fiscalización de comportamiento  incidirá en su desarrollo.

    Hoy tenemos gala, presumiblemente entre un nuevo concursante y aparte del espectáculo del terror como nos adelantó Mercedes, asistamos a una nueva vuelta de tuerca donde se nos haga creer a través de videos inéditos que el juego que se está desarrollando es otro muy distinto al que muchos estamos viendo. Vero tiene todas las papeletas para abandonar la casa, ayer mismo demostró una resignación apática hacia su propio destino pero a su favor he de decir que a pesar de su agrio comportamiento me ha parecido una concursante interesante y valiente que no ha querido comulgar con las ruedas del molino que le marcaban en la casa, ha descubierto un doble juego que existe y que nadie se ha atrevido a denunciar, no ha aceptado según que cosas y su rebeldía ha jugado en su contra, se ha aislado con las personas equivocadas como forma de protestar ante una evidente hipocresía existente y que curiosamente al final ha terminado por salpicarla. No me ha gustado la forma de combatir esos prejuicios y esa falsedad que alardea que existe en la casa, tenía que haber luchado más y haber puesto esos principios que dice poseer al servicio de su concurso y no haber arrojado la toalla tan pronto.