LITURGIA

   Un policía, un sacerdote, un futbolista, una ama de casa, un parado, Ana, Luis, Pedro, Isabel ….. qué más da. La ansiedad a veces nos hace imaginarnos quienes entrarán por esa puerta y los veremos pasar con sus maletas rodando y veremos los primeros besos, las primeras presentaciones, y oiremos las gracietas forzadas por los nervios del primer día, y los veremos darle veinte vueltas a la habitación y exclamar que chulada de casa y la admiración al ver el jacuzzi  y pedirse cada uno su cama y preguntarse de donde son. Es la liturgia del primer día mientras nosotros no quitaremos ojo del televisor para ir quedándonos con los primeros nombres, con las primeras reacciones y empezar a sentir simpatías o antipatías dependiendo de cómo entren para a los dos días cambiar y acordarnos de las malas impresiones que nos habían causado ese primer día a poco que vayamos conociéndolos mejor.

Y Mercedes nos prometerá una edición distinta a las demás, con miles de sorpresas y nos sorprenderán con alguna  novedad y a la mañana siguiente todos con los dientes largos diremos que esta edición promete y que tiene muy buena pinta y empezaremos a hacer las primeras valoraciones de los concursantes, y bueno……. Se pondrá en marcha toda la maquinaria un año más.

Poco a poco los iremos conociendo, y nos olvidaremos del cura, o del bombero o del parado para ir familiarizándonos con ellos y aceptarlos en nuestra propia vida a partir de ese momento, dejarán de ser desconocidos para ser alguien cercano a nosotros a quien creeremos conocer desde hace  mucho tiempo, y nos sorprenderán algunas cosas, y algunas otras las veremos tan familiares que nos unirán un poco más a ellos, formarán parte ya y por un tiempo de nuestros días, no dejaremos de hablar de ellos, de estudiarlos, de psicoanalizarlos, y esperaremos…….

Esperaremos esas historias que nos hagan conocerlos un poco mejor, que nos harán quererlos, identificarnos con ellos o empezar a odiarlos, empezaremos a tomarles manía a algunos a quien desde el principio ya nos caerán mal, y empezaremos a sufrir sus propias historias como nuestras, y a pasar hambre con ellos, o mosquearnos con ellos o a sufrir o divertirnos con ellos, ellos nos representan, en cada uno de ellos siempre habrá alguno de nosotros y nos veremos reflejados en sus ojos a raíz de lo que hagan o dejen de hacer, nos convertiremos en ellos mismos y nos sentiremos atraídos o rechazados con todo lo que hagan o lo que digan, serán nuestro propio yo en la casa y sobre los que depositaremos nuestras esperanzas de que no nos defrauden y se comporten tal y como nosotros lo haríamos, y le perdonaremos muchas cosas a aquellos en quien confiaremos y por el contrario nunca perdonaremos nada a aquellos a quien tendremos atravesados.

Es como una liturgia verdadera y que no por más conocida menos interesante. Siempre pensé que Gran Hermano era como un reflejo de nosotros mismos en el que nos veíamos identificados, como esa necesidad de vernos reflejados cada día en nuestro comportamiento a través de otros, lo que haríamos o lo que no haríamos en cualquier caso si estuviésemos en su lugar, pero no, no estaremos en su lugar, aunque lo parezca.

Ellos serán ellos mismos, independientemente  de su nombre o de su profesión, serán ellos, personas que una vez traspasen esa puerta pasarán a compartir con nosotros una parte de su vida, donde nos regalarán su intimidad, sus fobias o sus pasiones, sus defectos o sus virtudes, y a quienes someteremos cada día al inexorable juicio de nuestra perspectiva, cada día los examinaremos, los aprobaremos o los suspenderemos, levantaremos el pulgar o lo bajaremos, les observaremos y conviviremos con ellos. Aunque parezca que no……

Estaremos con ellos.