ANATOMÍA DE UNA GALA

  Bueno, seguramente nada salió como estaba previsto. Pero nuestra dosis de emoción tuvimos, eso sí, con cuentagotas.  Aunque todos ya sabíamos desde hacía tiempo la fecha del final, aunque intuíamos como sería  más o menos, aunque nos comunicaran oficialmente como se iba a desarrollar todo …  la sensación que tiene uno después de reflexionar sobre la gala es que todo parece ir mucho más rápido de lo que se preveía, demasiado acelerado, casi como con prisas por finiquitar todo esto cuánto antes. Hasta ayer, dos semanas antes de la final había en la casa ocho concursantes, en otras ediciones la casa llena, pero en esta se olía ya durante la semana a vacío, a partir de hoy ni te cuento y eso que aún son seis. La impresión que se tiene es que se quiere liquidar esto por la vía de urgencia y poco importa lo que ocurra dentro de la casa en los próximos días,  algo así como cerrado por liquidación … y derribo, o un sencillo rebajas por proximidad de cierre.

 

   La gala estuvo centrada en las expulsiones. No es que quisieran llevarme la contraria ante lo que dije en la entrada exprés de la tarde sobre la rapidez con que se desarrollaría todo, no, es que estaban pendientes del especial del Hormiguero y según hiciese Pablo Motos, así iríamos viviendo nosotros todo el desenlace. Las cosas de Gran Hermano. Pues eso, a ritmo de la competencia empezamos viendo vídeos de algunos concursantes con la actuación estelar, ya habíamos tenido nuestra buena dosis en el resumen del día, de Paula y sus mejores momentos, lo digo como aviso para coleccionistas. Los nominados se fueron a la sala de expulsiones y allí, los tuvieron casi ochenta minutos mientras nos mareaban la perdiz en explicaciones, opiniones de la grada, vídeos de relleno y publicidades varias, seguramente para hacer coincidir la expulsión con el final del programa en cuestión. Se marchó Luis.

  ¿Conclusión?.  Igual de fríos a como estaba siendo la gala. Todos lo esperábamos y ninguno lo esperábamos, entraba dentro de todas las quinielas y en ninguna, podía ser o no, una sensación rara por una parte y de alivio por otra porque en el sobre no figurase el nombre de Alejandra. Sigo pensando que fue un error haber sacado ya a Luis de la casa pero así está establecido este raro Gran Hermano. Se optó por la calle de enmedio, dije inmediatamente, del mal, el menor y “quasi” todos contentos, cosa que tampoco entiendo mucho la verdad habiendo tenido a tiro la expulsión de Jonathan que intuyo era el preferido para todo el mundo para abandonar la casa. Anoche la lógica solo actuó a medias e intentó contentar a casi todo el mundo excepto lógicamente a ese grupo de románticos que aún apostaban por el torero para el triunfo final.

  Sin orden de continuidad y una vez terminado el Hormiguero, nos lanzamos cuesta abajo y sin frenos, teléfonos abiertos y pistoletazo de salida para el voto final, el menos votado en esos sesenta minutos saldría de la casa y acompañaría a Luis en el plató, para entonces, todos tranquilos porque seguro que algún mueble caería. Se comunica la decisión final a los concursantes y se les aplica su número de teléfono en virtud de la chorrada de turno y mayor pérdida de tiempo que bien pudo habérselo aplicado a la entrevista de Juanma después. Los tartazos de la venganza contra el maligno, Florentino quien te ha visto y quién te ve …, pues eso, tartazos con enano incluido, “jaquemetroncho”, y ellos que ni se lo creen que son finalistas a tenor de las expresiones de emoción vertidas  y la aceleración del momento, ya todo va contrareloj.

  Mientras tanto, la entrevista con Luis. Bien. Correcta y por momentos interesante, al menos una de las más jugosas que hemos tenido en esta edición. Sin pérdida de tiempo el reloj avisa y nos metemos de lleno en la segunda expulsión de la noche.  Y entonces  salta la sorpresa, Juanma, que seguramente no entraba en ninguna quiniela es el menos votado y por lo tanto el expulsado. Creo que ni la misma organización se lo creía ni lo había barajado a tenor de la posterior entrevista que apenas duró siete minutos y en la que únicamente se le hizo una pregunta interesante, ¿Qué hay con Azahara?: psss, bueeno, no sée, psss… Y ya. Ni un maldito vídeo. Caras de estupefacción y un olor a extrañeza en el plató y en los salones de todas las casas, pero anoche no apetecía pensar mucho. Vale, pues bien.  Las despedidas de ambos fueron correctas y las reacciones en la casa dispares, mucho llanto y caras de perplejidad, alegría contenida en las primas al haberse salvado Alejandra, drama como siempre en Azahara y la reacción “unibitrifásica” de una Paula que no sabía si gritaba de alegría y de amor o lloraba de pena, o las dos cosas al mismo tiempo si acaso.

  Esta es la lectura de una gala muy esperada y que nos ha dejado un poco agotados a muchos después de una tensión acumulada durante la semana como nunca habíamos tenido. Es jornada de reflexión, de análisis, pocos eso sí, porque pocas lecturas se pueden hacer de lo que queda a no ser que sea una defensa a ultranza de cualquiera de nuestras dos elegidas, o Paula o Alejandra, es hora de tomar partido y sacar nuestras mejores galas para intentar una emocionante final al menos.  Para otras conclusiones, se abre el telón…