UN DÍA EN GUADALIX

     Durante unos meses a algunas personas les cambia un poco la vida, sus costumbres, su rutina, sus horarios, incluso su forma de pensar, cambian nuestras prioridades y aparcamos durante un tiempo esas cosas habituales que normalmente nos acompañan. Hay gente que ni lo entiende ni lo entenderá nunca, descendiendo a este mundo es lo más parecido a unas vacaciones largas de esas de las de antes cuando la gente se tomaba un mes entero y se disponía a irse al apartamento de la playa. Ya cuando vas metido en el coche repleto de maletas y conforme te vas alejando de tu ciudad te parece mentira como lo que hasta ayer mismo era tu sentido de vivir, ese teléfono, las reuniones, el café de media mañana, ese estrés de los números o dejarte la vista en el ordenador, el comer rápido para volver o esa serie que te repiten cada martes en la tele, se va alejando de tu mente como si hubiesen pasado años. Una nueva vida parece que comienza y ya empiezas a hacer planes, nada de llamadas, levantarte tarde, bajar a la playa, la cervecita en el chiringuito.... como todo puede cambiar en apenas unas horas. Eso pasa cuando comienza cada nueva edición de Gran Hermano. Supongo, y tal vez sea mucho suponer, que nada es igual que antes al menos durante un tiempo. Leo e imagino esa bitácora en el tiempo actual, donde escribo aquello que me sucede mientras tanto a medio camino entre la ficción y la realidad y paso de ser aquella persona que fui y me convierto por unas horas en uno más. 

   Ya de madrugada y acompañado de un silencio voluntario donde recogerme por unos minutos escribo una entrada donde reflejo cada pensamiento que se me ocurre, no tengo hilo previsto, me siento frente a un folio en blanco y dejo caer todo aquello que en ese momento me sale, no hay guiones ni argumentos preparados, no es como aquella madre que se levantaba preocupada pensando en lo que iba a hacer de comer ese día y hacía de ese pensamiento una de sus grandes preocupaciones, no dudo que sea cierto, en muchas conversaciones siempre sale a colación ese tema tan insignificante y que tantos quebraderos de cabeza ha supuesto a media humanidad, quien sea madre con hijos sabe de lo que hablo. No es ese tipo de preocupación, ni aquella de poder sacar la libretita encuadernada en piel donde vas anotando las cosas que se te ocurren durante el día para que no se te olviden o aquellas conversaciones que has escuchado cuando has tenido un poco de tiempo o ese comentario que te ha llamado la atención y quieres apuntarlo para que no se te olvide. No, no es así, te sientas y sueltas todo aquello que se te va deslizando por tu mente, los dedos solo obedecen y ves como poco a poco ese blanco va cogiendo color. Y la dejas preparada, lista para darle a publicar en cuanto sea una hora prudente.

   Desde hace un tiempo este modo de vida nuevo se ha convertido en habitual, es como una nueva rutina, a caballo entre aquella lejana casa que existe en una fría sierra a muchos kilómetros de ti y la pantalla de tu ordenador rodeado de tus cosas, de tus libros, de tu tele, tu sofá, la estufa que te da calor en esas frías noches o la manta con que te tapas cuando te tumbas, es ese trecho tan largo el que nos separa que por momentos se mimetiza y se confunde, tanto que por momentos no sabes exactamente donde estás, si aquí o allí. Es tal el magnetismo, la hipnosis y el encantamiento que nos produce una cosa de estas que pierdes completamente la noción del tiempo y del espacio, de la realidad. Pero la dejas preparada como siempre porque las prisas también son de esas cosas a las que te acostumbras en este tiempo, prisas por publicar, por leer, por ver, por enterarte de aquello que te has perdido, siempre tenemos a costumbre de leer mucho antes de enviar cualquier comentario para no parecer muy ignorantes y que se nos note, forma parte de ese encanto también.

   Cuando llegas al despacho y antes de entrar en esa vorágine que nunca sabes el tiempo que te va a permitir, te sientas y lo primero que haces tras encender el ordenador es revisarla y darle a publicar, bueno, una parte de ese trabajo tuyo que te has inventado ya está hecho, ahora ya puedes volver a tu vida real y si ese tiempo durante algún momento de la mañana te lo permite, puedes volver a entrar y ver si han empezado a poner algún comentario, normalmente cuesta un poco de trabajo arrancar a esas horas de la mañana, piensas que no todo el mundo es como tú, y hay gente que duerme aún, o está en sus trabajos sin disposición de ese tiempo para entrar, lo que sea que impida que el panel de comentarios fluyan con la agilidad que a ti te gustaría, no es por nada, es porque ya no sabes cuando dispondrás de nuevo de ese tiempo. Y mientras tanto, entre informe e informe, entre tarea y tarea, de vez en cuando te asomas, o te trasladas a la casa de la sierra para quedarte más tranquilo, ves que poco a poco los comentarios van apareciendo y ellos siguen durmiendo, aún es pronto y en esta edición por regla general la gente se levanta tarde, luego entre que se preparan el desayuno, se asean o hacen las tareas de la casa, las mañanas discurren sin muchos incidentes, suelen ser lo suficientemente tranquilas como para poder dedicarte por unas horas a tus cosas. Ya volverás más tarde, piensas. 

   Cuando se acaba tu jornada empieza la suya y el panel de comentarios se va animando, el mundo es como si se pusiera en marcha para todos a la vez, la casa ya está despierta desde hace unas horas y empezamos con la rutina, mientras preparo la comida me asomo al pabellón donde Paula, Luis y Aza están haciendo la prueba, nada destacable aún, esa glándula de la actividad cuyo nombre jamás conseguí aprenderme parece que va sincronizada con nuestras vidas y mientras no estemos todos preparados parece que no se pone a funcionar. Tras un breve garbeo, veo que todo está bastante tranquilo, las conversaciones que mantiene Yoli con el primo no me motivan a detenerme, Fran sigue ausente en una butaca del jardín, Aza limpia los cristales y veo a dos o tres preparando la comida en completo silencio. Es la rutina de la casa también. Como. Leo algunos comentarios porque ya la gente parece que empieza a animarse y a destapar sus lúcidas mentes, poco a poco van apareciendo todos y el panel se empieza a llenar. Es hora de la comida, la peña aplaude a los cocineros aunque hoy no todo el mundo esté contento del todo, según he podido escuchar a Fran después de comer hay asamblea ya que mucha gente no está haciendo bien sus tareas, todo empieza a coger su ritmo. Después de fregar y tomarme un café con hielo, me dispongo a tumbarme un poco en el sofá leyendo los últimos comentarios, no tardo en dormirme mucho, ya que las madrugadas desde que existe Gran Hermano para mí se convierten en plena efervescencia de un día cualquiera, o bien los veo o bien escribo una nueva entrada, así que la naturaleza también dispone pero no me priva de seguir soñando y es entonces cuando de nuevo y a través del mismo sueño me traslado.

   Veo a Omar charlando amigablemente con Fran, me sorprendo y acercándome un poco oigo al apoderado decirle algo así como que fuera todo volverá a ser lo mismo y retomarán la relación, yo flipo con este tio pero paso de largo, como decía el bueno del Flores, a mí este no me trabaja. Parece que es momento de charla, Omar se ha levantado y se ha marchado, Luis conversa con Paula sobre la broma que se gastaron ayer sobre la paternidad del apoderado con el torero, no me interesa mucho, veo a Vitín charlando con las primas cuando de pronto aparece Jonathan y Yoli se le tira de golpe y se le engancha al cuello como un koala sin dejarle de dar besitos donde pilla mientras el otro se defiende como puede, Vitín sigue de cháchara ahora solo con Alejandra, hablan de las relaciones entre amigos, me da que el madrileño tiene doble vara de medir, los amigos de otros no pueden actuar igual como cuando el amigo es uno mismo, entran en bucle y me parece que nunca se van a poner de acuerdo pero les encanta estar juntos. Juanma y Aza, dormitan en el sofá. La tarde transcurre con absoluta normalidad, parece que las aguas bajan calmadas hoy que estoy yo por aquí, se van intercalando para la prueba y hay un pequeño conato de bravura entre Paula y Luis, parecen mosqueados.

   Vuelta a la normalidad, todo parece ir bien y los comentarios cada vez se ponen más interesantes, después de despertarme del sueño acumulado y haber sentido en mis propias carnes ese olor tan especial de la sierra me dedico a leerlos, no puedo dejar de hacerlo, cada vez me tienen más enganchados, por una parte es bueno porque me convierten en espectador de primera clase pero por otro lado me bloquean y me impiden comentar, bien por no poder añadir nada más o bien por no perder ni un solo segundo en seguir leyéndolos. Después de cenar me dispongo a departir con ambos, la actividad ahora es frenética, es Gran Hermano en estado puro, no puedes estar en ambos sitios, quieres pero no puedes, difícil elección pero un día es un día, y aunque haya aparecido Tesqui a la que siempre recordaba y hoy nos ha acompañado después de tanto tiempo me tengo que marchar, me han invitado a una “queimada” en la casa de la sierra y eso no me lo quiero perder.

   Llego tarde como siempre y la velada ya comenzó hace rato, la cosa va de chu, chupitos y chumichumi, Fran habla con Aza, intentan limar asperezas tras decirle la malagueña que estaba preocupada por él al que veía desde hacía días como aislado del grupo, parece que esta noche hay buen rollo entre todos. Se van formando grupitos a la par que bailan y cantan, los chupitos parece que empiezan a hacer efecto. Fran está animado, ahora departe con Juanma a quien trabaja bien, este como siempre receptivo. Paula y Luis bailan, parece que no se separan ni un momento. Me acerco al grupo donde está Omar, Yoli, Vitín y Aza, parece que hablan de tamaños y Omar hace como que sienta cátedra, todos dan su opinión, hasta Hugo que hace de delator improvisado descubriendo a algunos de sus compañeros, Aza discute el argumento con otras posibilidades menos elocuentes, prefiere unas buenas manos a lo que Omar, por supuesto difiere. Fran sigue con su chumi particular ahora con Paula y Luis al que se les une Hugo, parece que el apoderado esta noche se está ganando el sueldo, está trabajando bien. En un momento dado, Paula casi entra de nuevo en brote y discute con Luis, no va más... le recrimina que no pueda hablar de Omar si le apetece, pero la cosa no pasa a mayores, se ve que se han percatado de mi presencia e intentan disimular todos que esta noche haya buen rollo. 

   A Vitín también lo veo trabajando, ahora con Alejandra, parece que no le quita ojo de encima, el acercamiento de estos días parece que tiene que culminar de alguna manera, se le ve con ganas de decirle algo importante, Alejandra se lo huele y le para los pies antes de que empiece. Somos amigos, le dice.... que puñalada trapera, que jodida, es lo peor que le puedes decir a alguien a quien le gustas, como una traición piensa el madrileño que este año no está siendo muy fino ni está teniendo mucha suerte. No se lo toma muy bien, y se enfada como de costumbre, mosqueándose con el mundo. Alejandra intenta calmarlo. Bueno, parece que la cosa no ha ido a mayores, y la cosa va decayendo un poco. Se va haciendo tarde y aunque algunos van algo perjudicados, una parte de la casa, los de siempre empiezan a desfilar a los dormitorios, otros sin embargo asaltan la cocina sin remordimientos y como si no hubiese mañana, entre ellos Aza, que parece esta noche muy activa. Yo ya me retiro, ha sido un día espectacular y la fiesta no ha estado mal del todo. Me queda un largo trecho aún antes de volver a mi realidad y ponerme a escribir, seguramente cuando llegue y empiece a escribir será de nuevo madrugada y estaré acompañado de nuevo de ese silencio voluntario que me recogerá durante unos minutos para que hoy me podáis leer.