SÁBANAS SUCIAS

  

    Una pareja de recién casados se había cambiado de casa. En la primera mañana y mientras tomaba café, la mujer observó a través de su ventana que una vecina tendía sus sábanas en el tendedero. “Qué sábanas tan sucias está colgando la vecina” “Quizás necesite que le recomiende el detergente que yo uso” “Ojalá pudiese ayudarle a lavar sus sábanas” le decía la mujer a su marido... Éste la miró y se quedó callado. Esta escena fue repitiéndose cada vez que la vecina tendía sus ropas al sol. Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la otra tendiendo sus sábanas limpias, y asombrada le dijo al marido: “Mira, por fin nuestra vecina ha aprendido a lavar su ropa, hoy ha tendido sus sábanas limpias...”. A lo que el marido le respondió: “No, hoy me levanté temprano y he limpiado los cristales de nuestra ventana...”. Esta anécdota no es la primera vez que la cuento, es muy didáctica y seguramente vendrá a cuento del suceso acaecido durante el fin de semana en la casa.

 

  Todo, seguramente, vendrá dado dependiendo del cristal con que se mire. No se puede convencer a nadie de algo que seguramente es imposible. Este si que es un clásico y el día que dejemos de interpretar las cosas en función de nuestras afinidades o nuestras antipatías seguramente GH ya habrá desaparecido de nuestras pantallas. Para los seguidores de Luis o de Paula se verán las cosas de una manera muy distinta de sus detractores, por eso me temo no convencer a nadie ni siquiera intentarlo. Solo comentar lo curioso que resulta ver desde distinta perspectiva un mismo hecho y observar la disparidad de criterios e interpretaciones.

   A nadie importa el origen de la discusión ni como fue fraguándose, ya que cualquier excusa hubiese valido, los vídeos de la escena ya los teníamos a nuestro servicio desde primeras horas de la mañana para poder verlos con toda la tranquilidad del mundo y repetirlos por si alguna cosa no había quedado clara, lo que me sorprende es que incluso teniéndolos y pudiéndolos volver a ver cuántas veces quisiésemos se incida en el error y en las múltiples interpretaciones que hablábamos al principio. No, no, no es cuestión de volverse locos y caer en paranoias varias, si acaso un consejo aunque no soy quien; verlos y sacar cada uno sus propias conclusiones, independientemente de lo que leamos y de lo que opinen los demás. No creo que sea tan difícil. 

   Hablo lógicamente de aquel material que disponíamos, no del que nos negaron con una censura protectora de las buenas maneras y que no hace más que incidir en las dudas y en las falsas interpretaciones. Nunca el estado de George Orwell en forma de ojo de Gran Hermano había estado tan controlador y vigilante como para no permitirnos ver el desencadenante. Las posteriores suspicacias fueron alimentando durante horas la duda hasta que nos fueron mostradas. Mientras, solo dábamos palos de ciego y creíamos o no creíamos a los concursantes que con frases sueltas nos iban dando señales de lo ocurrido.

   Una vez filtradas y mostradas tenemos la secuencia completa. Lástima que durante ese tiempo la audiencia y la casa se haya podido hacer una idea equivocada de la verdad. Pero volvamos al principio, independientemente del origen la discusión hasta prácticamente el final había discurrido con menos tensión de la imaginada, tal es así que a muchos ya nos pareció una discusión hilarante entre dos actores de segunda, Faemino y Cansado, Martes y Trece, Tip y Coll eran algunos de los humoristas plagiados por un Luis y un Omar en estado de gracia, siéntate, no quiero, que te sientes, que no, para qué... repeticiones patéticas mientras iban de un lugar para otro sin arte ni concierto, solucionaban los problemas del mundo a su manera, discutían de boberías en plan yo te respeto si tu me respetas, pero si yo te respeto, pues ya está, que era la frase más repetida.

     Así nos tuvieron en gran parte de la conversación hasta que al final, según hemos podido comprobar después, los ánimos, yo creo que por puro desgaste entre ambos entre tanta “ningunería”, se exaltaron y empezó entre ambos una verdadera pérdida de papeles. Alterados ambos debido a ese desgaste, quedó zanjada la discusión, Luis se marchó para volver a desandar sus pasos y volverse hacia un Omar destemplado ya, provocando en el peor momento su posible reacción, la cual no se hizo esperar debido al punto caliente en que se encontraban. Luis le buscó y le encontró.

    Lo de maltratador psicológico, el miedo en los ojos, el qué le iba a hacer... sonaba a tensar la cuerda ante una persona que sabía no se iba a contener. Se jugó sus cartas a una reacción violenta del madrileño que le salvara los puntos perdidos durante la discusión. Provocó y Omar respondió. No se achantó como era de esperar, y le contestó en forma de toque en el hombro parando un poco su acometida, recordamos que el lenguaje corporal que se nos mostraba era desafiante entre ambos y a pocos centímetros el uno del otro. El tono desafiante de Luis era contrastado por el tono amenazante de Omar como en él es habitual, su chulería y su altanería coincidió con la provocación del torero que esperaba cualquier reacción. La voz del súper zanjó el asunto a modo de campana.

   Lo que vino después, nosotros no éramos conscientes de lo que verdaderamente había pasado pues nos habían privado de ese último y trascendental momento, fue una retahíla de conversaciones de Luis hacia sus allegados contándoles su versión naturalmente sesgada a su manera. Algunas cosas empezaron a preocuparnos, ese “empujón” inventado, esas amenazas y ese seguro que lo van a echar porque el súper me ha dicho que lo estaban viendo..... no hizo sino aumentar las especulaciones sobre lo que realmente había sucedido. Al final vimos la luz, no sin antes haberles llamado al confesionario primero a ellos y después a todo el grupo para comunicarles la decisión tomada. Una decisión inesperada para un Luis contrariado y justa para un Omar asustado por las consecuencias, recordamos que ya era la segunda vez que iba a ser advertido por su violencia verbal. Una tarjeta amarilla se les comunicó a ambos dejando el combate en tablas y advirtiéndoles que no habrá próxima vez. 

   Una sanción justa e injusta al mismo tiempo, cada cual desde su ventana y dependiendo de lo limpio que tenga su cristal lo interpretará de una manera o de otra. No creo que el hecho mereciese más y entiendo que la sanción ha sido justa como advertencia, huyendo de extremismos exacerbados que solo conducen al odio y la displicencia, aunque entendiendo la cuestión de piel como posible y legítima dentro de este juego. A mi modo de ver, Luis quiso quemar un cartucho ante Omar, seguramente en su semana más difícil, y demostrarle a todo el mundo un protagonismo inventado que no ha generado por méritos propios, lleva un tiempo que es reiterativo en su modus operandi con sus conversaciones a solas y en ninguna creo que ha salido bien parado. Con Omar no era la primera, pero sí buscó la definitiva, y volvió a elegir mal. 

    Pero no es nada nuevo, seguramente haya logrado desgastar más si cabe la imagen de un Omar ya bastante rasgada pero a costa de saltar él mismo a un precipicio con el que no contaba de impopularidad y rechazo. Las malas artes, la mentira y la tergiversación de las cosas pasan mucha factura en Gran Hermano, cosa perdonable en concursantes tan malos como los de este año, pero que sin embargo puede sin querer otorgarle puntos a quien menos te lo esperas, en este caso a Omar, aunque parezca mentira, cuya imagen, a vista del exterior ha podido salir reforzada y que visto el veredicto ha supuesto un varapalo para el propio Luis como inductor de un hecho bastante sobredimensionado.