LUCÍA

   Seguramente ha sido una de las entrevistas más duras que se recuerden, y no por la presentadora ni por el público ni nada de eso, ha sido su propia realidad la que ha devuelto a Lucía al mundo. La casa a partir de ahora se le va a quedar demasiado lejos. A veces las cosas no se ven igual desde una pantalla de ordenador o desde una televisión que cuando las vives y las puedes tocar. Ha tenido una oportunidad única para reconciliarse con Omar pero también con ella misma, podría haber aprendido de algunos errores que quizás cometió en su pasado pero no ha querido, se ha cegado de odio, de rencor y de arrogancia y ha prefiero mirar hacia otro lado. Ha culpado de sus propios errores a Paula desestimando incluso justificando la actitud de su propia pareja. Cuando existe un problema, el primer paso que se tiene que dar para solucionarlo es reconocerlo y ella lo ha ignorado por completo.

    Es la pregunta que mucha gente se hace hoy, porqué ha salido de la casa Lucía con un setenta y siete por ciento de los votos. Muchos aún se preguntarán y se extrañarán, si el culpable de todo es Omar como es posible, le damos vuelta a la cabeza y no logramos entender. Es todo muy simple, a Lucía se le ha brindado una oportunidad única que a veces solo te sucede una vez en la vida y ni siquiera la ha comprendido. Las personas que amamos este programa no perdonamos que se le traicione, se ha valido de él para lo suyo y seguramente lo habrá conseguido, Gran Hermano ha sido generoso con ella y sin embargo ella ha sido conformista, una vez logrado su objetivo se ha desentendido, se ha burlado de quien confió en ella y le ha defraudado.

   Lucía ha sido valiente, arriesgó y se arrastró hasta denigrarse, su decisión de entrar fue admirable pese a los recelos que suscitaba, le inyectó aire fresco a una casa que hasta su llegada agonizaba entre carpeteos y juegos de campamento, la primera noche, el primer día nos cautivó a todos con su entereza y su seguridad, nos regaló seguramente la noche más intensa de las quince ediciones que llevamos, reconquistó a su ex-pareja. Y murió. Muchos han podido pensar que ya cumplió su misión, es la sensación que ha ido dejando con el paso de los días. Le sobraba todo, le sobraba Gran Hermano, le sobraba Paula, le sobrábamos todos. Nos ha utilizado.

   Nunca sabremos hasta donde habría podido llegar como concursante porque renunció muy pronto a serlo, antepuso su orgullo a cualquiera de nuestras expectativas y pasó de nosotros. Dicen que dos no discuten si uno no quiere y Lucía no nos dejó ninguna otra opción. Ha sido un fraude, nos ha utilizado de celestina y ha malversado nuestra confianza. Gran Hermano también es la vida, y lo que ha pasado dentro de la casa forma parte de ella, pero sin caretas ni dobleces. No puedes renunciar a ser tú misma para regalarla y privarnos de ella, desapareció del concurso y se transformó. Equivocó su trayectoria una vez conseguido su objetivo emprendiendo una linea descendente hacia lo insoportable, imposible de digerir. Al mismo tiempo que ella descendía emergía Paula, no había marcha atrás, había sido absorbida por su propio orgullo de mujer victoriosa y de sus poros solo se extraía arrogancia y chulería. Era la moneda con que nos pagaba.

   Decepcionó. Lanzó sus tiros hacia Paula como medida de disuasión intentando ocultar su verdadero fracaso y los erró todos. Consiguió justo el efecto contrario, su popularidad en entredicho y su presencia discutida. Lucía está en la calle porque ha jugado fatal y ha confundido a sus enemigos. Le ha sobrado soberbia y le ha faltado demasiada humildad, empatía con sus verdaderos problemas. Se ha precipitado en el juego tirando la toalla demasiado pronto, eso a partir de ahora y con el caldo de cultivo que ha creado y el rastro que ha dejado le va a hacer sufrir. Ha frivolizado con algo demasiado serio y no ha sabido gestionar sus logros, ha menospreciado a Paula regodeándose con su dolor y su sufrimiento, y eso hay personas que nunca lo perdonan. En Gran Hermano tampoco.

   La entrevista centralizó la mayor parte de la gala, hemos de estarle agradecidos a Lucía la intensidad con que nos ha hecho seguir estas dos semanas. El morbo ha sido incuestionable, pero ha resucitado la acción revolucionando la convivencia, la consecuencia es la profusión de argumentos que nos ha regalado. Lucía ya es pasado, ha sido breve pero ha dejado muchas puertas abiertas, no se acaba aquí la historia. Lo de la entrada de ayer solo era una coña de lo que pudo haber ocurrido, una película de miedo en realidad que nos pudiera mantener alerta ante posibles suspicacias. Todo a veces es mucho más sencillo.

    Mirando a Lucía durante la entrevista recuerdas porqué te gusta el programa, te ponen fragmentos de su propia vida y los ves como sienten, como se desencajan, se ríen o lloran, se emocionan, o ni siquiera quieren mirar. Le regalas lo que piensa la gente, le dices que muchos no la creen, le enseñas escenas de la persona que quieren en situaciones que nunca querrías ver y ves sus reacciones, como le sube la rabia o se emocionan con un fragmento de una canción y ves reflejado en su rostro tu propia vida. Eso también es Gran Hermano y Lucía ha visto cumplido uno de sus sueños. Solo ha sido uno de ellos.