EL RAYO QUE NO CESA

     Lucía tiene miedo de irse y que Omar se vuelva a liar con Paula, por eso no le gusta esta. En el debate de anoche nos mostraron las dos caras de la moneda. Paula echando de menos a Omar, foto en mano y jurando y perjurando que nunca volvería a caer, se puede ser tonta pero no idiota, más o menos vino a decir. Lucía entre lágrimas pudo entender que Omar se hubiese liado con Paula puesto que ellos en ese momento no estaban juntos, pero ahora no era igual, le decepcionaría mucho que eso ocurriera, y si sucediese y ella lo viese desde fuera, ese sería el fin. Muchas dudas por parte de las dos, ni la una ni la otra están seguras de nada. El conflicto entre ellas no es por Omar, a quien en un momento determinado todo se le podría perdonar bajo la poderosa excusa de que él es así y no tiene remedio, pero en el cuore nadie puede mandar, ¿verdad Paula?.

    Lucía está poniendo bastante más que su pareja, él apenas asiente y corrobora lo que ella le dice, si acaso que esté tranquila. A pesar de los gestos noto cierta frialdad en esta pareja. Todo parece programado para demostrarle a Paula que lo suyo es lo verdadero, y que “aquello” solo fue una alucinación pasajera, algo que nadie sabe porqué ocurrió y que jamás tuvo que haber ocurrido... falta de cariño, resentimiento, según Omar. Una sorpresa que le caló muy hondo y que no supo controlar según Paula. Un error, según Lucía. Todos intentan borrarlo, como si nunca hubiese existido, pero todos saben que es imposible y los tres tienen miedo.

   Nos dieron un porcentaje sorprendente, un setenta y cinco por ciento es un porcentaje muy alto, y lo es más teniendo en cuenta que también sorprendentemente no es de Jonathan, sino de uno de los miembros de la pareja. No sé por qué extraña razón todos los indicios apuntan a Lucía y no a Omar, parece un secreto a voces, lo que nos puede hacer pensar que muy poca gente podría creer en ella y su relación con Omar, o quizás mirando de frente al concurso se la podría estar tachando de intrusa. Lo cierto es que parece que si eso al final termina siendo así, la beneficiada será Paula, quién podría contar aquello de que había perdido una batalla pero al final le ganó la guerra, seguramente nos repetiría eso de que ella está ahí por derecho propio y si la gente ha querido que sea Lucía la que se marche habrá sido por algo..... también podían haber elegido a Omar, supuestamente el causante de todo, o al mismo Jonathan, pero no, habrían elegido a Lucía. Y eso, podría ser una muy buena señal para ella.

    Lo que pasa es que este año la mayoría de las señales no están siendo muy bien interpretadas, pero a fin de cuentas da igual, el concurso y la convivencia está teniendo efectos inmediatos, y mientras no se demuestre lo contrario las cosas son como son, o como vienen. Paula tendrá vía libre, todo el mundo duda sobre la reacción de Omar y nadie se imagina que pudiese volver con Paula, aunque no conozco a nadie que sea capaz de poner la mano en el fuego porque eso no ocurra, la que menos, oh sorpresa, la propia Lucía. El morbo está servido y las venganzas se sirven en platos muy fríos, hemos llegado a un punto en que quizás, lo que menos importe sea la opinión del propio Omar, ya solo es cuestión de ovarios. Lo que hemos vivido no ha sido una reconciliación en toda regla, sino una guerra subterránea de gatas donde el amor propio o el orgullo ha quedado bastante en entredicho.

   Han pedido una hora sin cámaras. En realidad la ha pedido Lucía, es como la búsqueda de la estocada final, morir matando, hacer eso que más duele y donde más duele, en tu propia casa según tú mismo manifiestas. Yo me voy, si, pero ahí queda eso. El colmo del surrealismo más absoluto sería que en esta edición Omar disfrutara de más de una hora sin cámaras. Todo está por ver, porque en todo caso, eso sería luego. Bastante después. Primero tenemos que ordenar un poco la casa tras la supuesta salida de Lucía. O que entre Omar en brote y, haga lo posible y lo imposible por que sus compañeros le nominen y pirarse al encuentro de su amor que le estaría esperando fuera, o permanecer en un concurso del que parece reniega por momentos. Sería como volver a empezar pero por el final en vez de por el principio. Rebobinar hacia atrás se me antoja difícil, pero la convivencia es muy traicionera y en honor a ella a veces se hacen muchos disparates. 

    Al no estar Lucía, nada podrá impedir un acercamiento entre Paula y Omar aunque solo sea amistoso, cosas de la convivencia. Y acercamientos más peligrosos y envenenados se han visto, el diablo y la tentación no siempre viste de Prada sino a veces también de barrio, o de barro hasta los ojos. Insisto, que quién esté seguro de poner la mano en el fuego que se manifieste, porque este que escribe es incapaz de llevarle la contraria a sus propios amigos o a la misma Lucía. Hasta ahora ha actuado de sostén, el respeto se ha mantenido preso de una tregua bastante forzada por las circunstancias y la sorpresa que les supuso la entrada de su ex. Todo está superado, parece que las aguas bajan más calmadas a pesar de ciertos confesionarios que nos indican justo lo contrario y las mantienen en plena ebullición.

     Omar ha asentado la cabeza y concursa feliz sin importarle nada ni nadie que no sea su Lucía, Paula se encuentra en fase de desintoxicación y ya hasta tontea con Luis, su amigo del alma, ese que la mira casi como una hermana, una persona que vale mucho y que ya empieza a pincharle la oreja, lo que seguramente ignora Luis es que precisamente ese es su punto más débil. Pero ella está encantada sin imaginar lo que se le avecina. Y ahora es cuando me toca ponerme a mí en plan dramaturgo e imaginar el más retorcido de los planes, cambio de trío y cambio de tornas, Luis por Lucía, ahí queda eso. Alimentar la relación salvando el escollo etiqueta de moda, “alguien de fuera” que parece ser la letra original de la edición y engordarla hasta la máxima potencia. Sabedores todos de la inquina que Luis siente por Omar, provocarlos hasta estallar con Paula de maestra de ceremonias y hacer reverdecer la célebre canción de que noche la de aquel día.

     No hay país para viejos sino argumento para tontos o hacer la goma que se diría en el argot ciclista, estirarla hasta que se pueda, y ya sé que en las letras llevamos la penitencia, de hartazgos de tríos ya hemos dado suficiente cuenta, pero visto el alegato dado por Jonathan en su defensa anoche para no ser expulsado, eso de vivir la experiencia y de que terminaría muy triste si lo echasen, pues que quieren que les diga, la granja escuela se quedaría solo para aficionados, porque mira que lo estamos intentando, pero cuando no se puede... es que no se puede y además es imposible. Siempre habrán actores principales y otros que ni siquiera podrán llegar a ser secundarios, aunque intenten vivir la experiencia.