DESDE EL CONFESIONARIO

   “ Omar y Paula se han quitado un peso de encima. Fue en la ducha y sólo lo hicieron porque no podían más. Fue una cosa rapidita, como de andar por casa vamos, casi como contar hasta diez, pero ha sido tan celebrado que incluso ha venido con dedicatoria, “va por España y por las abuelas de España”, palabra de Omar lo primero, lo segundo es cosa mía. Después, y por si acaso, con ambos dirigiéndose únicamente a las cámaras, a España, a Luis y a Hugo que en ese momento pasaban por allí, han dicho eso tan recurrente de que no se lo digan a nadie por aquello de mantener el secreto”.

  Lo confieso. Es la segunda entrada que escribo. Anoche me quedé viendo y disfrutando del veinticuatro hasta altas horas de la madrugada. Y esta mañana tenía que madrugar porque algunos tenemos vida después de Gran Hermano. Me había propuesto levantarme más temprano aún para dejar colgada la entrada antes de irme a hacer eso que también llamamos “nuestra otra vida”. Y me levanté. Y la escribí. Y la terminé. Pero no he podido colgarla. El tiempo irremediablemente se me echó encima, y aunque la tuviese terminada, aún me quedaba buscar las fotos, arreglarla un poco para que estuviese medianamente presentable y en fin, cosas de esas que hacemos los que tenemos abierto blog y nos dedicamos algunas veces a escribir alguna entrada.

“A Vitín le gusta Yoli desde que Omar se hizo con Paula. Ellos son así y todo lo ven de esa manera tan prosaica. Lo que pasa es que Omar no es Vitín, ni Yoli tampoco es Paula. Alguien decía ayer en los comentarios, creo que fue Comala, que seguramente ya lo llevarían planeado desde antes de entrar, y pienso que no iba tan desencaminada. Omar tuvo suerte con Paula y consiguió su objetivo nada más entrar, Vitín es de rango más lento y le cuesta un tanto arrancar.”

   El problema que está teniendo esta edición es que por momentos lleva un ritmo tan vertiginoso y la vida en la casa se acelera de tal modo, que todo lo inmediato en apenas unas horas se ha quedado desfasado. Es lo que le ha sucedido a mi entrada de esta mañana. Yo la había escrito fresca, o humeante como se quiera, para entendernos recién salida del horno. Todo o casi todo acababa de suceder y las ideas se agolpaban en mi cabeza, todo eran fotografías de una noche memorable donde habían ocurrido muchas cosas. No voy a decir importantes, porque no lo creo. Pero cosas, si que sucedieron. Las suficientes como para aumentar el panel de comentarios de una manera considerable sin haber puesto la entrada y que te hagan pensar después de haber leído todo, que ni se me ocurra volver a hablar de lo ocurrido la noche anterior porque eso ya pertenecía al pleistoceno.

“Yoli parece ser que durmió una noche junto a Vitín en lo que para ella solo era un acto reflejo de compañerismo más, nada sospechoso. Pero eso por lo visto para Vitín fue toda una señal, y máxime cuando en algún momento la manchega acercó su cara un poco más de lo normal y le sonrió, eso durante al menos, según el madrileño, la nada despreciable cifra de seis segundos.”

  Y ahora, que es cuando de verdad tengo que ponerme a escribir para colgar la buena, es cuando me ocurre eso que llamamos quedarme sin argumentos. A saber, dispongo de toda la mañana y casi media tarde para poder actualizar un poco mis ideas y acoplarlas a lo más inmediato. Entonces, veo que no ha sucedido nada importante en la casa y que los concursantes están metidos de lleno en esos días tontos que suelen tener cuando hay gala y toca nominar. Conversaciones banales, que de vez en cuando alguno aprovecha para ir sonsacando a quién van a nominar o ver los posicionamientos de los demás, al mismo tiempo que indirectamente sugieren alguna que otra idea, no por nada, sino por si cuela. Hoy como no tienen prueba que ya la tienen ganada, la dedican a hacer la compra y prepararse para la gala. Tiempo muerto que poco a poco se les irá acelerando conforme se acerque la hora y empiecen los nervios a aparecer. A éstas alturas, creo que todos lo tienen ya decidido y solo me viene un nombre a la memoria, Shaima.

“Las cosa se quedó ahí. Pero el otro día la pitonisa Lola tuvo la deferencia para con la manchega rubia de insinuarle que iba a tener algo con alguien de la casa, y bajo el estrés apremiante de su propia prima se le abrieron los ojos y casi la creyó. Empezó a fijarse un poco más en Jonathan, el primo de la barba corta, y a acercarse a él. Vitín la observaba de cerca y empezó a sospechar. Y a mosquearse.”

  Nunca he sido partidario de ciertas cosas, como imagino mucha gente igual que yo en Gran Hermano. Pero en esta edición, hay un pensamiento que me ha sobrevolado mucho por la cabeza, mentiría si dijese lo contrario, pero he imaginado que esta noche las dos personas que entraban a la casa, una era la ex-pareja de Omar, y la otra la chica esa que tanto le hace pensar a Jonathan de fuera. Por compensar si cabe la más que anunciada salida de Shaima o igualar un poco el número tan dispar en cuanto a género que tenemos este año. No podemos dejar de desear que todo de alguna manera pudiese dar un vuelco espectacular y poner la casa patas arriba, ver las diferentes reacciones y que todo se vuelva de al revés. Es una utopía, lo sé, no me lo tengáis en cuenta. Y ahora, es cuando sale de dentro eso de que es que no puedo con Omar y su grupo. Delirios de alguien que no está muy acostumbrado a escribir a estas horas, y que casi prefiere imitar a los de dentro y dejar que pase el tiempo hasta que llegue la hora de la gala.

“El valenciano, empezó a captar cosas, menos mal. Ya estábamos alguno pensando en enviarle un crokis por correo certificado para ver si se enteraba. Reculó un poco al principio con esa sentida frase de “me acuerdo mucho de lo de fuera”, que más o menos quería decir, me estás jodiendo y me vas a meter en un lío.”

  Son extractos de la entrada que tenía que haber sido y que nunca fue. Y no fue porque vosotros lo habéis descrito todo con vuestros comentarios mucho mejor que nadie. Y no se trataba de describir todo aquello que todos más o menos vimos, sino de interpretarlo al gusto de cada uno, a fin de cuentas exactamente eso que todos habéis dicho fue lo que realmente ocurrió.

“Vitín entra en cólera y no se lo cree, pasando de la pregunta al reproche y la pedida de explicaciones. La rubia alucinó con pepinillos... y nosotros también.”