EL MEGÁFONO

  Un espacio aislado de su entorno es  lo que llamamos comúnmente como burbuja. Siempre ha sido la razón de ser, y en ella han vivido hasta hace unos días los concursantes. A medida que ésta se ha ido pinchando podríamos decir que ha ido inyectándose de realidad, toda una contradicción para la que podemos atribuir dos mecánicas, ir inyectándole pequeñas dosis de manera calculada y sin que altere demasiado el entorno, todo muy quirúrgico y preparado de manera que no cause demasiadas alteraciones, o hacerlo de forma primitiva y a lo bestia, con lo cual la burbuja estalla por los aires debido a la presión. Hemos vivido las dos formas. Este fin de semana unas fans del denominado grupo “susargista” megáfono en mano, seguramente sin querer han hecho un roto bastante grande que ha echado por tierra toda la operación previamente  calculada de ir insuflando poco a poco aires nuevos a esa  realidad que habitaba dentro.

  

  Podríamos preguntarnos cual de las dos ha sido la más dañina y que más haya podido alterar la convivencia aislada de la casa, seguramente ambas serán superadas por la misma fuerza de la atmósfera que se respira dentro. No parecen ser definitivas, pero sí desestabilizadoras, éste nuevo paso tiene consecuencias imprevisibles que hacen reaccionar a los concursantes de diferente manera lógicamente según sea la información. El tema es que la idiosincrasia de la edición no se maneja de manera individual como ha pasado otras ediciones, sino que se actúa concatenada y produce cierto efecto dominó en los concursantes de manera que aunque el mensaje vaya dirigido a un concursante en concreto afecta de manera definitiva en otros concursantes que se ven salpicados.

  Podríamos hasta pensar que la consecuencia de lo ocurrido es tener la casa patas arriba y creer estar viendo todo un catálogo de puñaladas traperas, odios, venganzas y demás juramentos intimidatorios. Nada más lejos de la realidad, ha sido ésta la que nos ha confirmado el grado de cinismo, falsedad y “bienquedaísmo” que vienen manteniendo atenazados a casi todos los concursantes desde su inicio.  Todo es resumible en un simple y básico concepto, miedo. Cuando ocurren éstas bofetadas de realidad, vengan por el medio que vengan, se percibe a partes iguales el miedo a ser uno el objeto de la mala suerte tras haber oído su nombre y el alivio de que los nombrados hayan sido los demás.

  

  Lo cierto es que a través de éstos pinchazos los concursantes emprenden un extraño viaje de ida y vuelta hacia la otra realidad. Cuando el viaje es largo, y dos meses dan para un viaje bastante largo,  llegas con la cabeza embotada, aturdido en un primer momento y te cuesta ubicarte de nuevo, aún durante unos momentos permanecen en tu cabeza los sonidos del trayecto, ésta vez en forma de unas simples palabras. Apenas reaccionas, te cuesta situarte, necesitas de un cierto tiempo para ir asimilando exactamente donde estás. Poco a poco, irremediablemente, vuelves a la realidad.

  Sonia, ha sido el objetivo principal. Y su miedo se ha exteriorizado a raudales y concatenado en sus más allegados que han acogido el mensaje con cierta incredulidad. Del no puede ser inicial o la sorpresa del impacto pasamos a hacernos preguntas, hasta dudar si lo que se ha oído es verdad o no ha sido posible. Algo parece no encajar con la realidad que allí dentro se vive y nos planteamos si no estaremos equivocados, más bien perdidos. Esas preguntas se las hizo Kristian durante la tarde noche del sábado, para terminar asumiendo su otra realidad, la del no puede ser posible. La presencia de los nuevos concursantes aumenta su miedo, no son ellos solos y se pueden mostrar más frágiles de lo que aparentan, como desguarnecidos. 

  Sonia exterioriza su miedo con una ofensiva, se apoya en los suyos como manto de protección que le repita una y otra vez que no puede ser. La realidad la está consumiendo y destruyendo a partes iguales, la está sumergiendo en una espiral negativa de la que se siente bastante atrapada y sin saber salir. Todo ese rayo de perfección sobre el que apostó está viendo como se resquebraja poco a poco, sus discursos cada vez se le notan más cansados y lo que es peor la sombra de la duda sobre ella se cierne sobre quienes hasta ahora la han protegido, con lo que la vulnerabilidad la está sintiendo mayor.

  Ella sola ha sido quien ha caído en su propia trampa, el megáfono solo le dijo aquello que nunca quiso oir, espejito espejito, sin duda tú has sido la más bella, pero lo mismo en el bosque hay alguien aún más bello que tú. No hago apología de cinismo ni de la soberbia, sino de la realidad de su propio espejo, y como  a aquella reina hechicera, la ira y los celos convirtieron sus argumentos en manzanas envenenadas. Tal cual.  Resumen un tanto carnavalesco de su reacción al querer culpar de sus propios males a Susana y Argi, que felices vivían en el aquel  extraño bosque.

  Esa bofetada de realidad, nimia y absurda, también sopló otras frases como “Anabel, lávate guarra” o “gemelos maltratadores” que convirtió la casa en desconcierto, las muestras de culpabilidad sobrevolaron sobre los concursantes hasta el punto que durante toda la madrugada intentaron exculparse de aquellas burdas insinuaciones sobre la higiene de Anabel en sus primeros días sometiéndola en un rigurosísimo consejo grupal  a un señalamiento sin precedentes. Miedo, miedo, y más miedo. Mal momento y absurdas justificaciones entonaron un mea culpa cínico e inoportuno que seguramente intente desviar el verdadero foco de atención pero dejándola a los pies de los caballos apenas veinticuatro horas antes de pasar por la sala de expulsión. Ausencia de valentía y perplejidad a partes iguales de donde brotaba cinismo y cobardía, salvo algunas tibiezas de Susana el resto dieron muestras de una hipocresía “autoinculpatoria” que por supuesto nunca será reconocida.

  Los gemelos optaron por el silencio, en su interior llevaban su penitencia y aunque la frase fue desproporcionada ellos mejor que nadie vivieron el desconcierto de lo que hoy les espera. No pensar en ello, el tema Anabel o jugar la baza de la posible última noche para sus fines con Susana parece que les ayudó en la amortiguación del efecto, están a merced de un destino incierto y se lo toman con prudencia, el miedo les persigue aunque se  justifiquen con un más que repetido “somos así” que han adoptado como discurso. Hoy gala, nuevo concursante y unas nominaciones que seguramente volverán a ser de lo más interesante para comprobar el calibre de las fuerzas que ahora mismo se miden en la casa.