5 de julio de 2012

SINOPSIS

  Me gustaría poner a Pepe de protagonista, pensé al verlos a todos sentados en el sofá, mientras solo quedaban tres por regresar, su mirada era un poema desencajado de palabras inconexas a la espera de ver quien volvería. Habían entrado una a una,  cuando por fín se abrió la puerta y fue Sindi la primera en aparecer, con una sonrisa eterna, veloz y rauda con los brazos abiertos se dirigió a él sin pensarlo y él abrió por fín su mirada, ella le abrazó fuertemente y él la apretó para sí como hasta ese momento nunca había hecho.   Por su forma de vivir y de pensar hay conceptos que no casan con ella  y donde ella jamás se reconocería. No es lo mismo dormir con Pepe que acostarse con Pepe, sentirse protegida y “querida” por Pepe que estar enamorándose de Pepe, pero para ella esos conceptos traspasan su propia naturaleza, le resultan nuevos y se salen de su propio conocimiento, la ignorancia de su propio razonamiento le hace dudar y confundirse, ella cree una cosa y está segura de ello, pero cuando todo el mundo le dice que ve otra cosa distinta entra en conflicto con ella misma, quizás producto de su desconocimiento lo que le sumerge en una terrible inseguridad.

  Se refugió en Marta, y ésta por una vez se sintió útil dentro de esa casa, se sentía importante, y la quiso ayudar. Sindi intentó explicarle lo inexplicable y ella no lo entendió, ante las preguntas que Sindi se hacía sobre sí misma  Marta le respondía como Marta sin pensar que ella no era Sindi, y eso le vino bien a Sindi, trasladar sus dudas a las de los demás. Pepe no es el problema, pero lo asumió como suyo, y utilizó su sentido común, le preguntó en silencio y con palabras raras  si le ocurría algo a lo que ella respondió de la única forma que podía hacerlo, no me ocurre nada, son cosas mías le dijo. Pepe sabía lo que le pasaba, y Marta también, Sindi también, pero ninguno de los tres quería reconocerlo. Se metieron en un bucle emocional los tres del que ninguno quería salir. Sindi necesitaba aquello, Marta también, Pepe se hizo el loco.  Ella asintió con la cabeza, dándole a entender que sí,  y le contestó que todo estaba bien. En realidad nos mintió, sí que habían hablado, habían hablado de todo, Pepe le había preguntado directamente por lo que le había pasado el sábado y ella le habló de su novio, de sus dudas, de cómo se estaría viendo todo desde fuera, Pepe le dio su opinión y habló de forma personal, y ahí se quedó, como siempre.

   Ahí se quedaron los dos, hablando del pasado y del presente, entonces fue cuando me percaté de la importancia de las palabras que no le dijo y que el otro nunca le contestó. En realidad no hacía falta. Ella no las necesitaba sacar y él tampoco las necesitaba saber. Es la importancia de la vida secreta de Sindi, el valor de sus palabras que lo perderían desde el mismo momento que saliesen por su boca, y prefirió silenciarlas, utilizó artimañas para enseñarle el camino hacia donde nunca debía ir, y Pepe la comprendió, y ella supo que lo había hecho. Le dijo que se estaba rallando, y enseguida pasó a otra cosa.  No es la importancia de la vida secreta de las palabras lo que me confundió, sino el tacto como ambos cuadraron su situación. Entre el silencio y la imaginación, entre los sueños y la preocupación estaba la línea que por unos segundos ninguno de los dos se atrevió a traspasar. No ganó ninguno, pero ganaron los dos, y nos ganaron a muchos de los que a esa hora presenciábamos la escena. Difícil de explicar con palabras puesto que se quedaron dentro y jamás vieron la luz, eran sus gestos, sus manos, sus silencios los que nos dictaban las respuestas, y nosotros nos percatamos perfectamente. Era esa sensación de tranquilidad que Pepe le inyectó a Sindi y que ella agradeció, era esa preocupación que Pepe le transmitió a Sindi y que ella igual agradeció. En ese momento sobraban las palabras. Se desnudaron con la mirada y se dejaron llevar y envolver por la magia de esa casa de cuento. Solo fue un paraje puntual que nos hizo rodar hacia el horizonte y girarnos hasta ver esa séptima ola que Sindi llevaba horas esperando.

 Y un dia le escribió una carta que nunca le entregó:  "Vivo cada página como cada día, y cada hora es un poema que me escribo a mi misma y te quiero dedicar, no me dejes, suplico, escapar de ti, llévame contigo o por lo menos no te alejes de mí, todavía no. Te necesito y sueño despierta, me callo y exprimo mis silencios para no pensar. Solo verte me llena, sentir tus manos me apaga y me duerme como una princesa dispuesta a soñar, dispuesta a escribir esos versos prohibidos que nunca te sabré decir.   Te empeñas en recordarme donde estoy, y sé que lo haces por mí, me quieres y no permites mi sueño, me levantas cada día queriéndomelo decir, pero sabes que ni te oiré, tendrás que gritarlo más alto si quieres despertarme y aún así me resistiré. No lo hagas, déjame soñar, soñar contigo mi amor prohibido. Me hiciste nacer, crecer en mí y creer en todo lo bonito que existe y que acabo de descubrir, me enseñaste a escribir mis propios pensamientos pero te niegas a dejármelos transmitir, ¿porqué? No me contestes que lo sé. Los dos lo sabemos y aún así, te niegas ante mí. ¿Porqué?. Le quiero y te quiero, me pierdo y por momentos ni me encuentro, no sé donde estoy ni quiero saberlo, te miro y me pierdo en el tiempo, escribo y ni me leo, no me reconozco, me gustaría saber quien soy. Ayúdame y apártame, pero abrázame. Miénteme pero háblame, déjame rozar tu cuerpo cada noche y sentir tus manos sobre mi pelo, ayúdame a olvidar y no me dejes ni un minuto pensar." .... como intuyendo todo lo que habría de pasar.

  Ese grito que hizo enmudecer la tensa espera, ese abrazo alocado de rabia al verlo, esa sorpresa inesperada que te llenó de alborozo se mutó en nervios conforme pasaban los minutos.  Avanzaba la madrugada, y la presencia de Marta te hizo respirar, mirabas hacia otros lados y suspirabas perdida, volabas en un una nube perdida y sin rumbo diciéndote como puede cambiar todo en tan poco hasta que te diste cuenta. Poco a poco fuiste tomando conciencia de todo y palpabas como se te escapaba esa otra parte de ti, pero le mirabas y te daba pena, pasaste las horas en una encrucijada que no supiste dirigir. Veías como el mundo te había dado la vuelta y tu vida pendiera de aquella presencia que te empezaba a ahogar. Llamaste libertad a lo que no era, te sentiste bien, pagada con tu destino pero enseguida nos dimos cuenta que querías huir. Empezó a preguntarte cosas, y empezaste a responderle cosas. Le abrazabas y le volvías a pedir perdón, no hiciste nada le dijiste,  pero le mentiste y lo sabías, sí que hiciste, vivir tu sueño. Y él no es nadie para reprochártelo. 

  La relación entre los dos está siendo desgarradora. Sindis y Sergios hay muchos en esta sociedad y estamos asistiendo gracias a ellos a una realidad paralela que nos está haciendo inmiscuirnos en su propia relación. Se nos está vendiendo una crisis de pareja al uso producto de los celos cuando en realidad el trasfondo de todo es la búsqueda de identidad de una persona que se está viendo atrapada entre un pasado que la encadena y un presente que la condiciona.  En la búsqueda de sus propios sentimientos es donde Sindi fragua toda su realidad, piensa que tiene todo el derecho del mundo a poder equivocarse y no dejarse llevar por unas circunstancias que la tenían secuestrada. Tiene todo el derecho del mundo a saber realmente lo que quiere y lo que no quiere, Gran Hermano le ha brindado la oportunidad de conocer otro mundo para ella desconocido y le ha dado la llave para soltarse de esas cadenas que la mantenían en la ignorancia, se ha abierto al mundo a través del cariño y el afecto de otras personas y se ha sentido por primera vez en su vida libre.   Solo los hechos son los que la confunden. Entre el respeto, la fidelidad, la amistad, el amor, la felicidad, la ilusión y el miedo han formado en su corazón una telaraña difícil de desenredar.

  Aún así, y a pesar de todo sus sentimientos hacia ella permanecen intactos como el primer día.  Pepe no ha sido sincero con Pipi ni Pipi ha sido sincera con Pepe, han pactado una convivencia basada en el apoyo y la protección mutua que ha ido desarrollándose en el tiempo y derivando en una idealización extrema por parte de Pipi hacia el bailador llegándola a confundir por momentos con el amor y provocándole una no menos importante confusión de sentimientos, se sintió extrañamente inmersa en un cruce incontrolable de conceptos, amistad o amor, algo raro en ella. La línea que se le presentaba era muy delgada como para poder discernirla con claridad, actuaba de manera distinta a como pensaba, tenía gestos de amor que sin embargo no correspondían con sus sentimientos, le necesitaba, le extrañaba, le echaba de menos, necesitaba su presencia, su contacto, sin embargo se sentía frenada en sus impulsos, y se autoconvencía de que lo que estaba haciendo formaba parte de una bonita amistad.  Pipi ha vuelto a sonreir, está hasta las narices de las formas de Pepe y de sus contínuos reproches, maldita la hora piensa de vez en cuando, pero le necesita. Necesita a Pepe como tal vez nunca ha necesitado a nadie. Ahora no tiene esa confusión  de sentimientos que antes tenía, ahora los tiene claros. Le necesita. Todo como en una película de amor, se quieren pero no se aman. Si cada año la casa está ávida de películas de amor, ésta sin duda, es la mejor.

  Mientras tanto en la pista asistimos al baile más extraño de cuánto podríamos vivir. Pepe coge a Sindi por la cintura y se deslizan por la pista como cisnes por el agua, con elegancia poética, bailan y bailan, ríen y cantan  sin darse cuenta, giran y giran hasta que Pipi le pisa sin querer, se para la música y se sientan en el sofá. Vuelve a sonar la música, pero Pepe no quiere bailar, Pipi le insiste y él se niega, al final accede y vuelven a danzar majestuosamente, ahora es Pepe quien le pisa, y le hace daño, sale Pipi corriendo y quejándose, ha sido sin querer dice Pepe, vuelve Sindi y los dos se ríen, parecen torpes bajo la música, se sientan de nuevo. Suena un bella canción y salen a bailar, abrazados y en silencio, bella estampa que hace que todos se vuelvan hacia ellos. Termina el baile y Pipi le dice que le ha hecho daño pero que no le importa, Pepe le dice que no sabe bailar, ella le dice que con él si que sabe, pero se pone nerviosa. Quieren volver a bailar pero no se atreven. Discuten mientras suena la música, no hay nadie en la pista, los dos quieren pero no salen, al final se  deciden y acompañan los últimos acordes, lo hacen francamente bien y los demás les aplauden, todos les miran y las luces lo oscurecen todo dejando un solo foco hacia ellos. Es bestial el momento. 

  La mujer que no sabe llorar. A Sindi hay que conocerla más allá del mero juego, más allá de un concurso en el que al final solo gana uno y se lleva un premio, más allá de números y expulsiones.  El concurso solo  ha sido su escondite, su secreto... el escenario de sus sueños. Esta cenicienta de la vida que recibió un día la visita de su hada y le hizo cambiar sus mandarinas por esa calabaza que le cambió su  manera de ver las cosas y se vió sin querer metida en un cuento de ensueño. Sacar de la nada una historia en el que durante mil y una noches tuviese que contar un trozo cada vez para que nunca se acabara. Ese que durante una de esas noches sin esperarlo ni desearlo le interrumpieron  cuando ni siquiera habían sonado las doce y tuvo que detenerlo... dejar de soñar con bailes, príncipes y zapatos de cristal. Aquel que nunca le permitieron acabar. Sindi se enamoró pero tuvo que callar,  ahogar sus lágrimas en silencio sin la complicidad de ninguna  malvada hermana. El baile había sido maravilloso y de sus recuerdos vivió el resto de sus días. Maestra de esta escuela de sueños que con ella empezó y acabó el suyo. Lo sufrió y lo disfrutó.  Ella no ha sabido escribirlo mejor;  a Pipi se le mide por sus silencios, nunca por sus palabras porque no sabe expresar su sueño a veces ni escribirlo,  sino vivirlo. Su verdad no puede descubrirla ni jamás ser descubierta, lo había prometido. Todo su concurso ha sido un mero secreto, esa fue su condición..... y su secreto.

604 comentarios:

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Anónimo dijo...

Hay nuevo hilo por si no os habéis enterado

MARSHAL EARP dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

sindia es noble cariñosa dulce en una palabra buena gente

Anónimo dijo...

pipi preciosa olbidate de este mal sueño.

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