Noche de gala. Antes las galas suponían emoción, pasión,
novedades, nervios, risas, rabia contenida, sorpresas y al final alegría, mucha
alegría o tristeza, desencanto, esperanza o resignación. Las galas sí que eran un
gran espectáculo. De hecho girábamos toda la semana en torno a ellas, los jueves eran días de gala
y como tal se apreciaba desde primeras horas de la mañana en todos los
comentarios, según se iba acercando la hora la tensión se iba acumulando y la
pasión se desbordaba por todos los blogs y foros, que a partir de las diez
quedaban completamente vacíos para volver a llenarse al acabar la gala. Se le
tenía un respeto. Los viernes era todo un acontecimiento leer y leer sobre
cosas de la gala, las impresiones, los resultados, aquellas cosas que a veces
se nos escapaban o simplemente no habíamos
recordado y que luego las veíamos plasmadas. La propia gala alimentaba a la
propia edición, “de jueves a jueves” decíamos y cada una de ellas significaba
un punto de inflexión en el concurso, después de cada una es como si
empezáramos un GH distinto, con nuevas cosas, nuevas oportunidades o nuevas
estrategias.
No por repetir mucho el término vas a tener más verdad, que
aburridos sois, decía Mercedes anoche, las cosas hay que llamarlas por su
nombre decía el gato esta mañana, pero no demasiado fuerte porque entonces te
mandamos al Olimpo de los trasnochados, aquellos que no pueden salirse del
carril. Qué tiempos aquellos, sí, en que llamábamos a cada cosa por su nombre. Lo
dije en su día y lo vuelvo a repetir esta mañana, renovarse, innovarse o
modernizarse por supuesto, pero para bien. Lo que no podemos es abanderar el
término y apropiárnoslo para echar por
tierra todo lo bueno que siempre ha habido y ha sido mucho, para de un plumazo
despreciarlo y desprestigiarlo con una demagogia al uso de sacar pecho que te hace sacar los colores cada vez
que lo repites. De qué estamos hablando, de mejorar o de empeorar, de llamar las cosas
por su nombre o de escuchar aquello que solo quieres oir, de aburrimiento o de
diversión, porque perdonadme, pero o yo estoy muy tonto o las galas cada vez se
hacen más infumables, así, sin anestesia ni nada, tipo coñazo. De qué estamos
hablando, de una edición espectacular o de un bodrio de edición, de querer o de
no querer a Gran Hermano, porque sin ir más lejos, el año pasado, sí, solo hace
unos meses, todos hablábamos aquí de una edición espectacular, los puristas y
los “innovadores”, los trasnochados agoreros y los supermodernos, pero que me
están contando. El caramelito queda muy bien, querida Mercedes, pero no cuela,
lo que es, es y efectivamente a las cosas hay que llamarlas por su nombre, le
pese a quien le pese. Esto va de traca, pero para atrás, por mucho que se intente
disimular.
Anoche alguien decía que las galas ya no son lo mismo sin
twitter, efectivamente. Era un clamor ver a la gente normal que sigue GH leer
lo aburrida que estaba siendo la gala y por otro lado la retransmisión de la
gala en directo vía oficial. La diferencia estaba en llamarle a las cosas por
su nombre o callarlas, la diferencia entre lo correcto o lo incorrecto, ese
término que te hace tan clasista y tan purista. A ver, si va a ser al revés,
que los verdaderos puristas vais a ser aquellos que os empeñáis en poneros la
venda para no ver la realidad de lo que verdaderamente hay. La altanería y la
prepotencia ya está amortizada con el espectáculo semanal que cada lunes se nos
brinda desde plató, somos mucho más inteligentes como para pasar algunas cosas
por alto pero es tal el empeño que a veces se pone que aunque no se diga a
veces queda hasta patético. Si, ridículo. Porque ridículo no es precisamente que una
parte de la audiencia, esa a la que se desprecia cada vez que rote, demande o
no la verdad sobre el robo del maquillaje, al menos llamarle a las cosas por su
nombre, no, ridículo es llamarle ridículos a los que lo piensan o tomarlos por
tontos, como habéis podido ver, queridos míos, ni la misma Argi se lo ha tomado
mal, eso es tener sentido del humor y no vosotros, carcas ridículos que no
tenéis ni idea. En otro tiempo, con
otros concursantes, lo mismo no estábamos hablando de lo mismo. Eso, sí, quedó
de oscar la felicitación a Argi, por lo bien que se lo tomó, mereció le pena.
Los hay del género gracioso, del no gracioso y del género
que sin serlo se lo hacen, eso mismo pensó Álvaro, según nos dijo anoche,
maldita la gracia que me hace estar oyendo durante dos meses el término pollito
volador, bueno, no fue exactamente así, pero casi. Me pego la hostia padre, me
rompo los dos hombros y encima tengo que estar escuchando lo del pollito
volador. Qué gracioso, llegó a decir, si, por los cataplines. Todavía dicen que
la culpa es suya, tenía que habérselo dicho a Mercedes desde el primer día, y
es cierto, una de las conversaciones una indirecta y se acabó, como también
ella se lo podría haber dicho, oye si te molesta esto, no tengo ningún
problema, seguro que es un malentendido y que no tiene mayor importancia, se
solucionará. Solo hablaba de lo gracioso que resulta, nunca nos dimos cuenta
hasta que él no lo ha dicho, claro, es como jugar con ventaja, solo me estoy
acordando de la cara al utilizarlo seguido de los jajajas y la propia sonrisa
de Alvaro, solo hablaba del tacto, lo primero que hizo saber Alvaro a los
compañeros al pisar la casa, es que maldita la gracia que le hacia.
No es que el hecho en sí tenga mayor trascendencia, no tiene
ninguna, pero es que como lo demás tampoco la tiene y podemos elegir. Se marchó
Adrian. Estaba cantado, antes de irse en la sala de expulsiones le pusieron los
vídeos de su affaire con Yessi, como justificando, oye, ya sabéis que si salís
lo mismo puede ser por esto. No está mal que se los pongan, pero difiero del
lugar y del momento que considero no apropiado, es momento de máxima tensión y
bastante tienen con estar ahí sentados, inyectarles ese daño en ese preciso
momento solo le conviene al que sale, que ya sabe lo que se va a encontrar,
puede dañar innecesariamente al que vuelve a la casa que tiene que reflexionar
sobre su propio comportamiento. Parece interesante la opción, pero quizás
convendría ampliarlo cada semana a todos los nominados como un elemento más de
desestabilización si es lo que se pretende. Cuando estás a punto de ser
expulsado, lo mismo te apetece ver videos malos o buenos, quien sabe. Una
agonía sospechosa y desafortunada donde te vas preparando el cuerpo para lo
peor, como una muerte lenta donde las pocas esperanzas que pudieses tener se te
pueden difuminar y prolongar tu miedo. La sala de expulsiones debería ser de
esos sitios sagrados donde más se habría de respetar al concursante, lo pasan
realmente mal como para ahondar con los dedos en su herida.
El viaje de un maletín y la esperada entrada de Alvaro. Ese fue
el argumento. Pobre, muy pobre. Adornado con unos vídeos descafeinados y
repetidos. Se nos había anunciado unas nominaciones como nunca se habían hecho
y todos esperábamos algo novedoso, al final fueron unas nominaciones en
positivo como tantas veces se han hecho. Nada nuevo, todos sabemos lo que
piensan dentro y todos sabemos lo que se piensa fuera, de la distancia
existente ya hemos dado rendida cuenta. Nacho, Dessi, Argi, Yessi, Saray e Iván
nominados, de nuevo una expulsión descafeinada y sin el menor interés. Mercedes
le regaló a Kristian lo que esperaba y le acarició los oídos, no hay como una
pataleta para que te hagan caso, caprichos del niño que anoche andaba por la
casa como si hubiese acabado de hacer su primera comunión, que maja es
Mercedes, decía. Se nos anunció la esperada repesca, abiertas quedan las líneas,
visto lo visto interés especial pues como que no hay mucho, al menos eso creo,
siempre motiva la curiosidad de ver algunos cambios de comportamiento, pero
cuando la edición es tan pobre la ilusión porque algo sea realmente
determinante queda en un segundo plano, siempre nos quedará esa dosis de morbo
o de romanticismo a la que agarrarnos, la modernidad puesta al servicio de lo clásico
o lo que es lo mismo un nuevo salvavidas, algo de lo que hablar en los próximos
días.
Del tema de la comida ni hablo, me parece simple y llanamente una
tomadura de pelo. En el día de ayer, comieron muchísimo más que cualquier día
de prueba superada, por eso decía Sonia anoche que era hasta preferible no
superar las pruebas. Once pollos asados por once gallinas, el maná bajado del
cielo y solo por diez segundos para ver a Dessi lanzarle una manta a una
gallina. Espectáculo total. Nadie ha pedido que se mueran de hambre, eso no es
cierto, pero tampoco lo es que comiendo estén más activos si por activos
entendemos estar tirados en el sofá en vez de en la cama. Las normas no las
pone ni las quita nadie, están para lo que están, o sea para cambiarlas cada
vez que le de la gana a alguien, pero al menos que se deje decirlo. No hay que
olvidar que detrás de todo esto subyace un concurso cuyo premio son nada más y
nada menos que trescientos mil del ala… de pollo o de gallina.