No he encontrado mejor título para argumentar la relación entre Chari y Rubén. A donde van?. Que es lo que pretenden hacernos llegar me pregunto cada vez que los observo; me tienen intrigado las idas y venidas mentales de esta extraña pareja. Parece que Chari quiere terminar con la relación de forma desesperada en pleno directo, que le urge sin esperar a mas, como si tuviese prisa por hacerlo es la sensación que tienes cuando les ves “discutir” con esos celos por medio. Me seduce la extraña sonrisa de la andaluza cuando hablan de sus cosas serias, cuando espera cualquier oportunidad para hacerle llegar a Rubén su cristalino mensaje. Mientras sus ojos le miran fijamente con cierta ternura, sus labios de pronto sonrien entrecortadamente. Sus palabras salen de su boca con miedo pero firmes a modo de deseo esperando la aprobación de Rubén.
Pero nunca se lo dice dando sus motivos, sino esperando que sea él el que reconozca los suyos, como si deseara lavarse sus manos y quedar con una conciencia limpia de todo error. Era inevitable, los dos lo sabiamos y aunque yo he dado el paso tú sabes que tengo mis razones. Buscando cierta culpabilidad extraña en él que deje su argumento limpio de toda sospecha. Esconden sus palabras una cortina de inmadurez emocional supina que le impide hablarle claramente y decirle que ya no le quiere. Que apenas siente nada por él y que dilatar lo inevitable solo ahondará aún más en la llaga de su desconcierto.
Escurre el bulto principal siempre y lo disfraza de celos y reproches para salvaguardar su verdadera razón. Ha elegido una mala estrategia de minar la paciencia de Rubén y esperar el abandono de éste por agotamiento, y así cada día un poquito, y al otro día un poquito más.
Pero como perfecta conocedora de Rubén, sabe que no lo puede hacer de cualquier manera, y cuenta con la propia inseguridad de éste para dilatar el proceso hasta asestar un dia de éstos un k.o. definitivo o esperar el abandono y la retirada de él. Por momentos parece como si quisiera jugar con él, arrinconándolo y atenazándolo, amordazándolo y volviéndolo loco para que sea él mismo quien firme la renuncia en un descuido.
Extrañamente, Rubén le sigue el juego. Acepta el mismo como parte de su concurso. Cuando estuvieron separados él tenia razones para quererla y echarla de menos. Hemos asistido en un extraño directo a sus ralladuras emocionales y sus deseos angustiosos de cambiar todo con su pareja a partir de un punto nuevo. Como si quisiera comenzar de nuevo algo que ya viene de lejos y que sabía que no funcionaba. Tras promesas, mensajes y buenas intenciones su desesperación se la hacía llegar de forma velada como esperando causar algún extraño efecto que frenase a Chari de sus posibles intenciones.
Cuando se unen, dos ideas contrapuestas chocan con una irreconocible realidad. El cariño y el amor que se profesan mutuamente nos lo presentan con aristas. El se muere por ella, y ella se muere por él. Piensan. O no. La desconfianza mutua es innata a la costumbre de estar juntos, se tienen y eso les mata poco a poco. La realidad la tienen ante sus ojos, pero ninguno de los dos se atreve a reconocerla. Ella actua en consecuencia con ella misma, él le ve venir pero no se inmuta, prefiere seguirle el juego. Cualquiera hubiese zanjado ya el tema de forma meridiana, pero no les interesa a ninguno de los dos, mercadean con sus palabras y sus gestos, adornan sus propias crisis con estúpidas reconciliaciones para generar aún más dudas entre ellos.
Ella sabe que no es el momento de tomar la decisión y aunque sus impulsos no se los reprime los frena de golpe al poco tiempo, como avisándole de algo. El la espera, la ve venir pero no se queja, ni se inmuta, sabe que la necesita en ese juego y la deja hacer a ella.
Le sucede una cosa extraña que me llama la atención, la provoca. Chari quiere que la responsabilidad la tome él, y Rubén quiere lo contrario. Ambos saben que desean liberarse pero ninguno afronta la decisión. Sumergen su relación de lleno en el concurso sin tratar de evitarlo y anteponer su verdadera felicidad y la estabilidad de su relación a lo que quieren que veamos, están mercantilizando sus sentimientos y exponiéndolos a su propio suicidio.
No sé hacia donde quieren ir a parar, a ella la farándula no le va, apenas tiene apoyos dentro y la soledad se la comería por momentos, le falta ese empujoncito de seguridad que le proporcionaria cualquier “julio” recurrente. A él no le importa exponer su dolor públicamente y victimizar sus actos a los ojos de todos, pierde como hombre pero gana como concursante, y es que los oidos le resbalan más de la cuenta últimanente, sobre todo por parte de ella, y eso le da impulsos poderosos para seguir con la relación.