No voy a entrar en valoraciones con
respecto a otras ediciones, este blog se abre anualmente para
comentar la edición en curso y aunque el enfoque temático apenas
varíe de un año para otro sí querría establecer la edición
recién terminada como un punto de inflexión. Un salto cualitativo
en lo que ha supuesto un antes y un después dentro de eso que
solemos llamar estúpidamente “formato”. Creo que cometemos un
grave error al confundir la etimología del concepto, los formatos
siempre serán distintos cada año, el origen y pensar en Gran
Hermano en pasado es lo que nos conduce a la confusión, se habla del
“espíritu” cuando intentamos evocar siempre episodios del
pasado, recuerdos, en definitiva otras formas, otros formatos
distintos. Sabemos perfectamente o quizás debiéramos saber que ese
espíritu siempre nos vendrá dado por ese “alma” que cada año
emana de la propia casa independientemente de su disposición
televisiva, sus guiones estudiados o sus intereses controlados. No
estaríamos aquí hoy hablando de todo esto si el verdadero alma de
GH que son sus concursantes hubiesen dispuesto otra actitud con
respecto a la propuesta de los responsables del programa. Todo guión
que suponga interferir en la vida normal de Gran Hermano siempre
debería terminar saltando por los aires.
Hacía años que no encontraba en algún
concursante esa rebeldía de querer dinamitarlo todo y salirse sin
miramientos del estricto guión establecido, nos habíamos
acostumbrado durante las últimas ediciones a verlos a todos moverse
bajo determinadas pautas y aunque es cierto que al final son sus
propias circunstancias las que condicionan su comportamiento no es
menos cierto que casi todos entran ya con unas ideas predeterminadas
y que muy pocos son los que se resisten a renunciar a ellas. En eso
esta edición sí que ha tenido algo de especial. Bárbara fue quien
fijó ese punto de inflexión y Adara pagó sus consecuencias. Aquí
es donde está el salto, en ese manejo de su libertad para saltarse
las propias reglas... incluidas las suyas. Es esa libertad de
comportamiento la que evocamos cuando nos referimos al espíritu o a
los recuerdos del pasado, sin clichés sin guiones sin ideas
preconcebidas. Otros entraron con la intención de ser buenos, con
la de ser educados, correctos, respetar a los compañeros sobre
todo, a la familia... otros para salir enamorados o dueños de su
propia vida.
Mientras se jactaba de una perfecta
educación, de compañerismo y de convivencia se actuaba haciendo
justo lo contrario, rechazando a aquellos que no fichaban o preferían
ir por libres. El choque resultó brutal y las consecuencias
desgarradoras. Se ha tenido que poner fin a la edición de la manera
más déspota posible, con un debate esclarecedor impuesto que
simbolizase lo que se viene a llamar habitualmente como dar un golpe
de autoridad y tomando partido por los hipócritas. Muchos
seguramente no lo habrán entendido y se les habrá acusado de
imbéciles por haber arrastrado la edición hasta la peor de sus
pesadillas, sin credibilidad, exhausta y bajo mínimos históricos de
impopularidad. No nos engañemos. Se habrá anulado su espíritu pero
se ha marcado la pauta, a partir de ahora Gran Hermano pasará a
formar parte del proyecto de la cadena como un contenido trimestral
más que acompañará al Vip y a Supervivientes en su planning anual,
simple y puro relleno.
Dejó de ser especial. Ya no valen ni
las niñas bonitas ni las joyas de la corona, será un contenido más
como los informativos, el tiempo o el cuponazo de la once, pura
rutina y un elenco más que añadir como cualquier otra opción de
formato viceverso. Se valdrán de la marca y poco más, este año se
ha dejado claro. Era evidente que al tratarse de un programa
histórico y por todo lo que significó para la televisión moderna
el foco siempre iba a estar caliente, o se hacía bien o las críticas
iban a ser demoledoras. Cuando metes un programa en lista de espera
está claro que te importa muy poco, pero esa no es la cuestión, es
la filosofía que ha decidido la cadena y como dueña de sus derechos
poco hay que matizar. Todos sabemos que T5 se retroalimenta de sus
propios programas, de sus personajes y de sus contenidos para
facilitar el engranaje de toda su parrilla y GH será usado como tal,
ya no vivirá de las rentas ni supondrá ninguna novedad, será
simplemente uno más... bajo sus pautas.
Cuando el concepto evolución está
tan presente en la televisión y por supuesto en Gran Hermano no se
puede obviar su transcendencia en la decisión tomada. T5 no es una
cadena que invierta demasiado en nuevos proyectos o nuevos mercados,
no es su objetivo estar a la vanguardia de las nuevas sensibilidades
ni ser pionero de nada, su táctica es ultraconservadora y de su
sello ha quedado impregnado GH, lo que utilizan como novedades suelen
ser malas copias de otros formatos ya bastante anticuados y que
suelen vender como primicias, en realidad su único objetivo es
conservar el público fiel que con sus años de bonanza tan buenos
resultados obtuvo, pero ese público se empieza a hacer mayor y a
estar cansado de reposiciones al uso, se hace mayor el público y se
hacen mayores sus programas estrella. Su respuesta corporativista
está siendo bastante desesperada y en Gran Hermano también. No lo
cuidan, es más lo rehusan sin tenerlo en cuenta abusando de una
fidelidad que ellos imaginan eterna. El público de GH se ha asentado
durante años y ha evolucionado al mismo tiempo que el programa, pero
ellos han preferido ignorarlo.
Se han subido al carro fácil del
“fenómeno fans” a la sombra de internet y han bebido de su
pócima engañosa quedando seducidos por la patología de sus gritos,
su ruido y su comportamiento histérico otorgándole su máxima
distinción como “las jefas del negocio”. Otra novedad que como
casi todas las que adopta suele ser bastante antigua, nada menos que
de mediados del siglo XX cuando la revista norteamericana Seventeen
calificó así a este tipo de seguidores que se iniciaron con los
mejores cantantes de la época, estas solían ser ridiculizadas
mediáticamente como frikis, histéricas o locos, sin embargo
internet les ha dotado de un espacio primordial para confluir y para
expresar su creatividad dando lugar a un ascenso imparable en
cualquier ámbito de su incumbencia, hacer de alguien un ídolo sobre
el que fantasear podría llegar a entenderse como un deseo de ser o
parecerse, este tipo de comportamiento ya está empezando a ser
estudiado por los sociólogos. En GH tenemos nuestras propias “jefas
del negocio” llamadas carpeteras, la cadena les suministra sus
“particulares” idolos, los fabrica o se los inventa como carnaza
para que piquen. Se trata de un fenómeno en el que la gente crece y
se aleja conforme adquiere madurez suficiente para dejar de fantasear
pero que al mismo tiempo se sostiene manteniendo el flujo, mientras
unos desaparecen otros nuevos vuelven a aparecer. Este es el público
que T5 ha elegido para Gran Hermano.
No solo ha sido al público a quien ha
descuidado la cadena, las formas la han terminado de perder durante
esta edición con las famosas “tres llamadas”. Habían múltiples
métodos para enviarnos el mensaje sin embargo ellos eligieron ese a
sabiendas de lo que le iba a llover después. Fue una decisión
absolutamente radical y que no surge así como así. Las tres
llamadas no fue una llamada de atención, ni un mensaje encubierto
para que nos tirásemos luego días intentándolo descifrar, fue
aquel golpe de autoridad que la cadena quiso teatralizar en el último
debate y había conseguido configurar con la proclamación de Bea
como ganadora de la edición. El salto al vacío definitivo como
punto de inflexión, dejar atrás a un Gran Hermano para empezar
otro. A partir de ese preciso momento no solo cambió la edición
cambiaron muchas cosas, tantas que entre la confusión que se generó
ni siquiera nos dimos cuenta del viraje de dirección, mientras la
audiencia se enfrentaba de una forma fratricida intentando averiguar
porqué había pasado, tres concursantes tres, seguramente de los
peores de la edición eran nombrados finalistas.
Con solo tres llamadas se le despojó
del escudo de ganadora a la favorita dejándola vulnerable, se
prescindió de la otra segunda favorita, se finiquitó el
veinticuatro horas y prácticamente se anunció el nombre de la nueva
ganadora. Se terminó con cualquier resquicio de libertad si quedaba
alguno en Gran Hermano asestándole un golpe certero en el corazón
mismo del espíritu, copamos las portadas de prácticamente todos las
medios del país y nos convertimos en el hazmerreír de todas las
televisiones del mundo terminando de perder la poca credibilidad que
ya teníamos, y todo eso bajo la chufla supervisión del más inepto
de los presentadores mientras alardeaba de estar haciendo historia.
Con solo tres llamadas.
El estigma de la simbología no se
terminaba solo con eso, dando por finalizado el concurso de Adara se
silenciaba el paso de Bárbara por la casa y se discutía el
recuerdo de concursantes como Pepe Herrero, Javi Robles, Arturo
Requejo, Argi Gastaka o Dani el Sucio cuya libertad de comportamiento
había quedado grabada en la misma esencia del programa. A partir de
ahora ya sabemos que en T5 está terminantemente prohibido saltarse
sus normas y que aquellos que se atrevan a concursar con libertad y
sin miedos nunca serán del agrado de la cadena y quedarán
proscritos. Es el precio que hay que pagar por concursar en GH si
decides no ser bueno, no estar enamorado, no barrer ni fregar los
platos o no ser dueño de tu propia vida, el último debate fue un
canto poético a la desesperación por llegar al cielo.
Y hasta aquí hemos llegado. Yo me bajo
en esta estación y después de tres meses sobre el cielo, el nuestro y el vuestro, ahora empezará el Vip y tendremos nuevas
experiencias que contar, pero será en otro sitio porque a este le
toca descansar. “A cuatro metros sobre GHVIP” es un sitio
perfecto para hacerlo. No tengo palabras para agradeceros uno a uno
todo el cuidado que habéis tenido con el blog y el cariño que me
habéis mostrado. No somos muy famosos pero sí resultones, nadie nos
lee nunca pero las visitas nunca dejan de crecer, esta edición solo
nos han visitado unas cuatrocientas mil veces y eso que se ha escrito
poco. La calidad está en cada uno de vosotros y en vuestras
opiniones, insisto en daros las gracias a todos, los que escribís y
participáis, los anónimos, los que solo leen o los que nos visitan
para saludar, gracias a todos y gracias también a los demás blogs
que aún resisten ante la fuerza de Twitter, a Calcetineros, al Gato,
al Comentado, a Marulo, HablamosdeTv, Gus, a los minutados, etc. etc.
a todos gracias. Y Feliz año a todos.