Pepe tiene un problema con Pipi, y se llama desconfianza. Pueden convivir al mismo tiempo en una persona los términos amor y desconfianza?. Según el comportamiento y la actitud de Pepe, sí. Cuando aplico el término amor, en este caso, me refiero a aprecio, cariño y todos esos conceptos derivados de la complicidad surgida entre ellos durante la convivencia, no confundir los términos con las famosas cuatro letras a las que se refería Noe. Pepe le aplica a Pipi la misma máxima que le aplica a todos, si estás con ellos es que no estás conmigo, si estás conmigo es que no puedes estar con ellos, si estás con ellos y conmigo, te estás montando una película que yo no me la creo. Todo viene desde el acercamiento de Pipi hacia Cristian, gestos que Pepe observaba en silencio y cuya gota que le colmó el vaso de su propia película fué el deseo de que se quedase Cristian en la repesca en vez de María. Ahí Pepe pensó que las dudas que tenía se acababan de confirmar, nunca lo entendió y siempre dudó de la argumentaciónn que Sindi le dió.
Aún así, según él, sus sentimientos hacia ella permanecen intactos como el primer día, pero conviven con su propia desconfianza hacia ella. Esta forma de pensar y de actuar es muy personal, hay que entenderla como parte de esa relación peculiar que mantienen desde casi el principio. Pepe no ha sido sincero con Pipi ni Pipi ha sido sincera con Pepe, han pactado una convivencia basada en el apoyo y la protección mutua que ha ido desarrollándose en el tiempo y derivando en una idealización extrema por parte de Pipi hacia el bailador llegándola a confundir por momentos con el amor y provocándole una no menos importante confusión de sentimientos, se sintió extrañamente inmersa en un cruce incontrolable de conceptos, amistad o amor, algo raro en ella. Pipi nunca nos ha mentido cuando ha dicho que estaba confundida, la línea que se le presentaba era muy delgada como para poder discernirla con claridad, actuaba de manera distinta a como pensaba, tenía gestos de amor que sin embargo no correspondían con sus sentimientos, le necesitaba, le extrañaba, le echaba de menos, necesitaba su presencia, su contacto, sin embargo se sentía frenada en sus impulsos, y se autoconvencía de que lo que estaba haciendo formaba parte de una bonita amistad. Siempre nos negó algo más que eso, pero nunca nos negó que estaba confundida, lo dejó en el aire, confundida de qué nos preguntábamos y ella nunca supo responder, simplemente estaba confundida, nos decía.
Por su parte, Pepe aceptó esa relación, él siempre supo de esa confusión que mantenía en vilo a Pipi pero tampoco nunca se quiso pronunciar, se fijó un muro entre los dos y él si que supo discernir de esa delgada línea proponiéndose nunca tener la tentación de cruzarla. Pudieron hablar, pero nunca lo hicieron, Sindi siempre se desahogó con Marta y Pepe siempre ha guardado su propio secreto manteniéndose firmemente cerrado al tema. Pepe condujo el proceso y lo encauzó hacia la convivencia, le dió a Pipi hasta donde le podía dar, y ésta recibió más de lo que ella misma esperaba. Pactaron inconscientemente el secreto entre ambos de no cruzar nunca esa línea prohibida a cambio de una buena convivencia basada en el respeto mutuo, Pepe sintió que ella tras la entrada de Sergio y su acercamiento a Cristian había roto ese pacto, y empezó a sentir desconfianza hacia ella, inconscientemente la palabra traición asomó en el interior de Pepe, pero él se tenía que mantener fiel a ese pacto por su forma de ser, la misma que le delata y lo deja caer cada dos por tres sin pronunciar nunca la maldita palabra, pensarlo lo ha pensado.
Empieza una guerra psicológica entre ambos declarada abiertamente por Pepe basada en las indirectas con el único fín de que Pipi reflexione y se de cuenta del error que ha cometido incumpliendo su palabra. Da la sensación de que sus palabras es un contínuo reproche y que ese fallo va a pesar como una losa que Pipi tendrá que asumir hasta el resto de sus días en la casa, no es así, solo es un estrategia para provocar la vuelta a sus orígenes de Pipi pero sabiendo que le ha perdonado esa vez pero no habrá otra, una forma de asegurarse su fidelidad en base a un chantaje emocional. Pepe le ha abierto de nuevo los brazos, pero le advierte continuamente. Las formas están hiriendo a Pipi, en ese aspecto Pepe peca de insensibilidad, pero Pipi no lo puede evitar, se recrea en su argumento de llevarse bien con todo el mundo, y Pepe le dice que se está montando una película, añadiendo además siempre con la puntilla de ser una peliculera. Pepe la está llevando al límite, está apretando con fuerza en la herida de Pipi porque sabe que el paso que ha dado Pipi es definitivo, solo está marcando de nuevo territorio y quiere tener la seguridad que de nuevo no le va a traicionar.
Pepe quiere a Pipi, y Pipi quiere a Pepe. Y hasta en los mejores amores existen conflictos. Ese cultivo que ha ido creciendo en el interior de los dos es inevitable e imposible de ocultar. Pepe disimula mejor que Sindi, le encanta hacerse el dolido y la víctima como un enamorado herido, y como tal, solo trata de llamar la atención de Pipi; Pipi ha vuelto a sonreir, está hasta las narices de las formas de Pepe y de sus contínuos reproches, maldita la hora piensa de vez en cuando, pero le necesita. Necesita a Pepe como tal vez nunca ha necesitado a nadie. Ahora no tiene esa confusión de sentimientos que antes tenía, ahora los tiene claros. Le necesita. (Observe el lector que he estado a punto de escribir le quiere, pero despúes de escribirlo, lo he cambiado por le necesita).
Todo como en una película de amor, se quieren pero no se aman. Si cada año la casa está ávida de películas de amor, ésta sin duda, es la mejor.
en 4/20/2012 11:19:00 AM