LIO SIN PRECEDENTES

Por mucho que digan mientras las casas estén en off no podemos permanecer insonorizados a todo lo que acontece alrededor de ellas. Forma parte también del reality queramos o no. Todo empezó en la forma de dividir la edición en dos casas, idea que nunca ha funcionado en España por muchos momentos buenos que nos hayan dado ocasionalmente, no es pionera lo sabemos lo cual no sirve de excusa para si una cosa no funciona bien, no funciona. Y aquí, en este punto es cuando cada año se pone a los guionistas a prueba, entiendo que cada año intenten autoconvencerse de que este si, que este seria el bueno, y lo debieran intentar.

Para ello, se forman su idea de concurso al uso y se hacen sus planteamientos de lugar. Se prepara un casting para enmarcarlo en esa idea sobre el tapete y a esperar a ver como funciona el experimento. Gran Hermano jamás será una ciencia cierta como piensan ellos como para esperar que todo funcione como estaba previsto o calculado, por tanto, irremediablemente han de volver a caer en la improvisación al uso con los riesgos que ello conlleva. Siendo conscientes que en otras ocasiones les ha podido salir bien se vuelve a confiar en este método.

Al principio todo parece salir según los cálculos, la “gente guapa” en una casa, y “los niños” en la otra, dos grandes hermanos paralelos en la misma casa, arriba y abajo, dos formas de enfocar el concurso, dos objetivos distintos. Por un lado se espera un GH clásico de rencillas por la comida, choque entre caracteres, situaciones imprevisibles y lo que nos pueda deparar toda una casa bajo las premisas de una convivencia “normalizada”. Por otro lado, se busca el espectáculo televisivo, escenas de cama que añada el morbo obligatorio y llene portadas del corazón, que alimente las factorias satélites necesarias para seguir dando cuerda a los dias. Si no funciona una , tenemos la otra, parecen pensar.

De nuevo se trata a GH como una experiencia calculada y susceptible de ser guiada. Y aquí es donde se empiezan a cometer errores, el primero subestimar al propio concurso, que nació, vivió y permanecerá libre y muy por encima de planteamientos ortodoxos por muchos padres que cada año tenga la criatura. Al hacer la distribución de los concursantes se vieron en la encrucijada de que uno de ellos, uno de los principales se había quedado descolgado del argumento en la otra casa. Y se montan los mecanismos para rectificar la situación. Julio Feroz, pasa a la casa guapa con el perfil de concursantes asignado desde el principio, para ellos se tira de improvisación y se dejan atrás una semana de concurso que ya empezaba a decirnos cosas en las dos casas. Ignorando éste hecho se sigue con el planteamiento inicial sin titubeos, la voz de la audiencia empieza a runrunear al dejar a una Lydia mimetizada en la estacada en pro de lo que pudiera pasar en la otra casa. Primer girón al concurso. Se provoca una situación artificial, la idea de los guionistas es clara. Y máxime cuando la audiencia ya les empieza a advertir con la expulsión de Oscar que no quiere seguir por ese camino.

Se mete a Julio Feroz en la casa guapa, y los resultados no se hacen esperar. A las cuatro horas ya está enrollado con Flor, y haciendo lo que todos esperaban que hiciera. Pero la audiencia no se sorprende en absoluto, sino que esperaba esa situación muerta de risa y decide ignorarla para ahondar en la esencia del concurso que es lo que realmente le atrae. Busca y rebusca en otras situaciones más seductoras que un rollo edredónico maquinado a la sombra de una forma fácil de dar que hablar. Las críticas se empiezan a producir por el empecinamiento de la cadena en proporcionarnos situaciones que ya conocemos y que son totalmente previsibles. A estas se le une una desidia derivada del carácter de los concursantes que para nada favorecen la acción dentro de la convivencia, y ahí es donde se termina de certificar la poca vista que se ha tenido a la hora de seleccionar los perfiles.

El concurso no avanza por los derroteros previstos ya que la audiencia le da la espalda a unas situaciones inequívocas y demasiado previsibles, asi como también muestra su queja de forma velada por la falta de medios con que cuenta para poder implicarse en el concurso. Poco a poco van apareciendo grietas en la idea original cada vez más importantes, y decide dar un golpe de efecto para despertar a todos, los de dentro y los de fuera. Anuncia una sanción sin precedentes para dos concursantes por no hacer nada punible digno de ser sancionado. La audiencia les reprocha esa actitud injusta y a todas luces desproporcionada, pero de nuevo se calcula mal el efecto a producir, y siguen con su estrategia de motivar a una audiencia cada vez más escamada. Se anuncia la sanción cuatro dias antes de la gala a bombo y platillo para crear la expectación suficiente que reactivara el concurso. Se intenta idiotizar a los espectadores con argumentos banales, poco creibles y contradictorios, lo que hace protestar a esta por las formas en que se lleva a cabo la acción por parte de la cadena. Hasta tal punto que de nuevo los tiene descolocados y en un impáss de incertidumbre de como se pueden llegar a desarrollar los acontecimientos.

El principio de confusión se ha logrado, pero las consecuencias no han sido valoradas en su justa medida. La fractura audiencia-guionistas permanece en el aire y amenazante de saltar por los aires. Saben que los espectadores forman la parte más importante de este concurso y a la espera de analizar su posible reacción si fuese contraproducente a sus intereses, esto les ha puesto nerviosos y saben que tienen que hilar muy fino para no ahondar aún más en esa fractura incipiente.

Todos son especulaciones a la espera de ver como se desarrolla el desenlace. Sin precedentes significa que hasta ahora los espectadores jamás han tenido nada que decir, siendo absolutamente maltratados e ignorados por sus decisiones, pero que algo les dice que esa situación se encuentra en un momento reversible, con lo que eso supone para el concurso.