GRAN HERMANO DOZE

Es curiosa la cara de esperpento que ponen algunos cuando les digo que sigo Gran Hermano. Por unos instantes me hacen parecer un marciano o alguien raro, y siempre me responden con la misma afirmación: "No me digas.... no me lo puedo creer, que a ti te gusten ese tipo de cosas". Es curioso, que cuando les intento explicar el porqué siempre terminen escuchándome atentamente y me respondan que este año seguirán el programa.


Todos pertenecemos a algún Gran Hermano en nuestras vidas, en nuestro entorno, nuestro trabajo, nuestras familias. Y nos adaptamos al guión casi sin saberlo dia a dia, minuto a minuto, teniendo a nuestros compañeros y a nosotros mismos como protagonistas. Convivimos, nos comunicamos, sentimos, nos alegramos o nos peleamos como cualquier concursante en nuestro quehacer diario. Mantenemos vivo nuestro particular encierro con nuestras costumbres o nuestras obligaciones y cada dia superamos cientos de pruebas que la vida nos obliga. Vivimos al límite de nuestras posibilidades en cualquier faceta y estudiamos la manera de sobrevivir a nuestro entorno más inmediato, de compartir experiencias, de hacer nuevos amigos o incluso de ser críticos con nosotros mismos y los que nos rodean. Vivimos para ganar, como cualquier concursante más. Para aprender, vivir experiencias, saborear especiales momentos como tambien ácidos instantes.
Ver Gran Hermano en la pantalla cada dia nos supone vernos reflejados en la sociedad que nos rodea, en el entorno en que nos movemos. Anónimos de la vida que luchan por algo mejor, por un premio imaginario que nos cambie la vida o por un golpe de suerte que nos la mejore. Nos creamos cada dia las expectativas suficientes como para sentirnos vivos, recorremos el camino diario que se nos presenta y o seguimos ese camino o nos nominan y nos echan a la calle.




Huiremos de esperpénticos condicionantes, rajaremos de tiempos televisivos y espectáculos programados. Nos helará el corazón las injusticias, la prepotencia, las falsas vanidades o la propia hipocresía. Lucharemos con todas nuestras fuerzas por aunar a lo más alto a nuestros concursantes favoritos, a aquellos con quien más nos identificaremos, sobreviviremos a mil obstáculos y trampas que nos iran poniento a cada instante, como cada dia, como cada minuto de nuestra vida, para al final subirnos nosotros mismos a ese podium de esperanza que la misma vida nos ofrece, a ese premio imaginario que anhelamos conseguir a cada momento.

Idealizaremos a los concursantes, los convertiremos en mitos, héroes o villanos, porque asi nos sentimos dependiendo de nuestras circunstancias cada segundo de nuestros dias. Extraeremos nuestras conclusiones al finalizar la jornada y reflexionaremos sobre como lo hemos hecho ese dia para intentar mejorarlo al siguiente. Nos partiremos la cara con las adversidades y disfrutaremos con los momentos agradables. Nuestras sensaciones nos guiaran por vertiginosos rumbos contradictorios que nos harán sufrir y padecer la endiablada velocidad a la que nos sometemos diariamente.

Nada será justo en Gran Hermano, como nada será injusto, nada estará preparado ni nada improvisado, el camino se nos presenta libre, largo, difícil, arriesgado, ilusionante.... Lo recorreremos juntos, porque en el fondo nos motiva llenarnos de polvo y embarrarnos de ese camino difícil que nos ofrece la vida.