Mercedes, el feminismo no es eso. El feminismo es un derecho y forma parte de una lucha por la que durante muchos años han peleado millones de mujeres para hacer valer su igualdad con respecto al hombre, es un axioma de la libertad. Y para conseguirse ha necesitado de la unión, de la solidaridad, de la comprensión, de la participación de todas las mujeres del mundo, para ser precisamente eso, libres.
Esa libertad que anoche tú negaste a Carol en tu entrevista por resolver con el poder que te da un micrófono, un cámara de tv y una audiencia millonaria la libertad de otra mujer. Y si esa libertad por la que tanto se ha luchado durante años termina donde empieza la de los demás, anoche la cortaste de cuajo en el límite donde terminaba la de Indhira. El feminismo que alardeaste anoche es una filosofía de vida para conseguir la igualdad de derechos con respecto al hombre, pero nunca para machacar los derechos de otra mujer. Y hasta donde yo sé, la libertad es uno de los más preciosos derechos. La libertad de ser insípida, la libertad de hablar, de expresarse, de sentir o de no sentir, de gustarle alguien o de no gustarle, de actuar, de hacer papel o no, de acertar o de equivocarse, eso es la libertad, Mercedes. Y tú, por mucho poder mediático que tus años te hayan dado de forma merecidísima no eres nadie para poner en duda la libertad de una mujer como Carol. Porque Carol se podrá haber equivocado, podrá haber sido insípida y todo lo que tú quieras, pero es tan mujer como tú o Indhira, o más.
Tomaste partido por Indhira, y eso forma parte de tu propia libertad, aplaudiste hasta rabiar la libertad de Indhira, hecho que tambien forma parte de tu libertad, pero negaste la de Carol, la rechazaste y ni siquiera quisiste entenderla, al mismo tiempo que utilizaste el poder que tenías en las manos en ese momento para humillarla renegando de su libertad como mujer.
Es curioso, que la entrevista más insípida y menos profesional de cuántas te he conocido posiblemente se haya transformado en una de las más duras con diferencia de toda la historia de Gran Hermano en éste país. Coaccionando la libertad de expresión del entrevistado, negando sus palabras, abrumada por los acontecimientos de ver como te decantabas por la que hasta ese momento había sido su propia compañera, permitiendo, aceptando, aplaudiendo, riendo y hasta reconociéndote a ti misma “si hubiese sido yo, hubiese sido peor” en todo un catálogo de insultos, vulgaridades, obscenidades, y vejaciones hacia otro concursante, haciéndote cómplice de ese ataque burdo, grosero y dañiño hacia otra persona….. hacia otro de los tuyos.
Indhira, mi opinión es que esa niñata “insensata, insípida, sosa, puta, guarra, zorra, hija de puta” ha demostrado tener mucha más clase que tú. Ha demostrado a pesar de todos tus improperios de niñata consentida tener mucha más educación que tú. Ha demostrado ser mucho más madura que tú. Y para mí como hombre, me ha demostrado ser mucho más mujer que tú. Tener más criterio, sentido común, formas, maneras, saber estar, fair play, responsabilidad, sentido del compañerismo, valentía y simpatía que tú. Por muchos millones que te lleves.
Ella ha perdido en el juego, tú has ganado, pero no le llegas ni le llegarás nunca a la altura de sus tacones. Y Arturo, lo vió. Podrás hacer, decir o pensar lo que quieras pero a los ojos de éste anónimo telespectador te ha desnudado en tu mediocridad, te ha retratado en tu vulgaridad y te ha evidenciado en tu inmoralidad. Gracias a ella hemos podido descubrir quien realmente eres, nos ha permitido ver tu corazón lleno de odio, de resentimientos, de venganza y de rencor, te ha quitado la careta y te ha enseñado que no sabes lo que es el amor, ha hurgado sin quererlo en tu falsedad hasta dejártela en evidencia, nos ha permitido ver tu alma de choni macarra y barriobajera, nos ha demostrado que tu inteligencia está en tu bilis. Que para ser esa mujer que te crees que eres necesitas de muchas lecciones como ésta que te haga madurar y que te abra los ojos.
No compro tu papel de víctima porque no te creo, porque no creo en la gente como tú ni en sus valores, si la descalificación de aquellos que no te bailan el agua es tu norte terminarás fracasando como persona y como mujer, y si no creo en ti, no creo en tus celos ni en tus milongas, en tus lágrimas ni en tu dolor. Había guardado dentro de mi modesta objetividad algún hueco para tu comprensión, intenté comprenderte y hasta justificar tu dolor, pero anoche me llamé a mí mismo inconsciente y pardillo, me llamé incrédulo viendo tu sonrisa, tu falsa sonrisa. De todas formas, te agradezco de verdad que me hayas enseñado algunas cosas, como es el concepto de autenticidad, por ayudarme a definirme entre lo que quiero y lo que no quiero de una persona, que me hayas enseñado a ver que en la simpleza de caracteres como el de Melani, o como el de Tatiana, o como el de Carol a veces se encuentra la puñetera verdad.
Anoche sentí vergüenza ajena en la entrevista de Carol, viendo tus videos, de verdad. Y me dio pena ver el rostro de tu madre, porque estoy convencido que esa educación y esa falta de respeto que demostraste no era lo que ella ni millones de personas que lo estábamos viendo esperábamos.
Espero toda clase de argumentos, pero por favor no intentéis justificar lo injustificable.
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