Es una pena que éste concurso se tenga que dilucidar por parejas ya que resta independencia y espontaneidad a la mayoría de los concursantes, ya se que estamos ante un experimento y la premura de tiempo o tal vez las verdaderas razones de este invento han hecho de la improvisación la mejor cualidad de el. Pero una vez puesto en marcha no estaría de mal reaccionar un poco ante la acogida de la audiencia que no se ciertamente si traga con el formato o prefiere uno más clásico donde cada uno exprese libremente sus afinidades. Si GH se ha caracterizado de algo en toda su historia ha sido por las afinidades o desencuentros dentro de la casa y si abortamos ya de inicio con limitaciones los verdaderos sentimientos de los concursantes en pos del premio metálico sin duda desvirtuamos la esencia del mismo por mucho experimento que sea. Los metemos en la disyuntiva de no ir en contra de alguien, por ejemplo, a quien no le cae bien si quieren mantenerse en el concurso y optar al premio. La audiencia se divide y habrá a quien caiga bien uno pero no otro, habrá quien merezca seguir en el concurso y quien no y viceversa, es decir estamos obligando a las “supuestas” parejas quizás a ser hipócritas si quieren seguir en el concurso y optar al premio. Partimos de un objetivo forzado obligándoles a dirimir diferencias sí o sí, como si esa cuestión fuese tan simple sin algo de trampa o de falsedad, nos convertimos en padres confesores aconsejando lo que cada uno debe, quiere o desea hacer, en celestinas improvisadas que nos indiquen lo que hay o no que hacer para conseguir un objetivo. Restamos autonomía al verdadero deseo de los habitantes y los teledirigimos en sus emociones con lo complicado que eso es o los obligamos a hacer una pantomima del diez, algo que siempre hemos rechazado en éste reality.
Por otro lado la selección también deja mucho que desear, porque si en un principio el objetivo que se nos anunció era el que ganaría aquella pareja que para la audiencia mejor dirimiera sus diferencias, habría que haber tenido en cuenta a verdaderas “parejas con diferencias” cosa que no se ha producido en algunos casos. Tal vez el objetivo ha sido tan improvisado como el experimento, porque meter a Piero y a Melania, a Nico y Ainhoa, a Desi y a Nacho por ejemplo, parejas que tanto en la casa como a su salida han tenido alguna relación entre ellos pero no del suficiente calado como para extremar su controversia y elevarla públicamente. Piero y Melania, que se sepa tuvieron una relación en la casa que siguieron fuera y que en un momento determinado terminó con la naturalidad que termina cualquier relación sin resentimientos ni cabos que atar ajenos a cualquier relación normal. Nico y Ainhoa, tuvieron algún que otro enfrentamiento dentro de la casa típico de cualquier convivencia siendo nula su relación fuera de ella, y Nacho y Desi, al cabo de los años cada uno con sus vidas rehechas, un hijo en común que les mantiene el vínculo como padres no sabría muy bien que diferencias tendrían que arreglar a no ser que no sea generarlas, ya que su contacto es frecuente por el vínculo que les une.
Del resto de parejas, la idea es publicitar algo que quizás debiera haberse arreglado en privado, exponer sus intimidades y sus sentimientos a la opinión pública con el gancho de un premio es obligarle a “jugar” con algo que no se puede jugar a no ser que sea mediante el engaño, o sí, quien sabe, pero quizás nos dejara y les dejara con la duda de si no hubiese ese premio por medio esas diferencias se hubiesen arreglado. Existen parejas que sí tienen cosas que arreglar y parejas que no tienen nada que arreglar, por tanto estamos dividiendo el concurso en dos forzándolo de tal manera que la decisión final no sé si sería la correcta o al menos la más justa. Por otra parte, estamos reclamando de éstas justo lo contrario a lo que se pretende, es decir, si no arreglan sus diferencias al menos que nos enganchen con sus diferencias como cuota obligatoria del formato para mantener el espectáculo. Si las diferencias son tan insalvables por naturaleza al menos que generen polémica como parte del programa que es lo que realmente lo mantiene vivo. Arreglaos o pelearos, si os arreglais mejor para vosotros, pero si os peleais mejor para la audiencia, para eso hemos metido a personalidades tan acusadas, os hemos tendido la trampa y puesto el caramelito en la boca, pero en realidad os estamos pidiendo acción de los que todos ya sabemos.
Si la pareja que se merece el premio es la que mejor se lleva, no seria visto lo visto hasta ahora, Piero y Melania los ganadores? O no es exactamente eso lo que se busca?. Parten éstos con cierta ventaja al ser sus diferencias menos insalvables que las de los demás, o no tener ninguna en todo caso?. Creo que el resultado final nada tiene que ver con el objetivo del programa porque la gente no vota por lo que se pide realmente, vota por afinidades como siempre, arreglen o no sus diferencias y para ello habría que haber dejado fuera a Indhira y Arturo por su reciente salida, ya que son los que tienen toda su maquinaria votante engrasada y puesta a punto, mientras que los restantes concursantes no cuentan sino con la inercia del recuerdo y el examen duro de su actuación dentro de la casa, son meros comparsas al servicio de una audiencia menor que es incapaz de luchar contra un engranaje perfectamente activo.
El reencuentro es quizás lo mejor del programa, porque en eso exactamente ha consistido la naturaleza de éste experimento, volver a reencontrarnos con concursantes de otras ediciones, el que éstos se reencuentren con su pasado en esa casa, con sus compañeros, con la mecánica del programa, sus pruebas, sus nominaciones, etc. A nosotros nos vale, a muchos, y estamos encantados con ello, pero no deja de ser un disfraz dentro de un concurso premeditado. Nos sabe a gloria ver concursar de nuevo a Pepe, a Bea, a Nicky, a Melania, a Raquel, observarlos, ver su comportamiento, sus personalidades, interactuar entre ellos, sintetizar varias generaciones en una y sobre todo trasladarnos en el tiempo, pelear contra los recuerdos y disfrutar de ellos. Pero uno tiene a veces la sensación que en todo éste cuadro algo sobra de él, y que desgraciadamente va a ser el centro del mismo. Que lástima, que desperdicio de cuadro. Podría haber sido precioso.
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