ARRIBA Y ABAJO

Arriba y abajo fué una magnifica serie inglesa que desgranaba la vida de una familia aristocrática y su servicio a principios del siglo XX. El título venia dado por la situación de unos y otros, la familia vivia arriba y el servicio doméstico abajo. A priori nos da la impresión de que la misma ubicación del entorno sobrepone unos personajes por encima de otros, y nos lleva a pensar en la descripción de un entramado con profundas desigualdades sociales aún viviendo bajo le mismo techo. Durante el desarrollo de la serie observamos que la caractéristica principal es todo lo contrario, los de arriba viven en su mundo y los de abajo en el suyo, y ambos perfectamente interrelacionados entre si soportan los mismos problemas que acontecen a toda la sociedad inglesa. Unos desde su nivel agraciado, otros desde el suyo más desfavorecido, pero la conjunción de los problemas vienen a ser iguales aún vistos desde perspectivas distintas. Ningún personaje está por encima de otro, cada uno con sus correspondientes personalidades, no existen héroes ni villanos, ni buenos ni malos, simplemente son distintos, unos viven arriba y otros viven abajo.

Cuento esto al hilo de las dos casas y la mecanización que de ellas pretende el programa con el trasvase de concursantes según conveniencia, saltándose un principio básico como es el de correspondencia, una de las siete leyes cósmicas que venia a decir más o menos que todo tiene que ver con todo, y cualquier aspecto de la casa que queramos analizar nos lo encontraremos de alguna manera relacionado con otro aspecto de la casa. El hecho de haber dos casas e intentar unificar tramas de manera independiente en cada una de ellas nos hará pensar en dos grandes hermanos paralelos y con objetivos absolutamente distintos.

A priori y como sucediese en la serie inglesa los personajes que habitan en una casa y en la otra parece como si tuviesen papeles distintos que jugar, es innegable que aún a pesar de la variedad de personalidades que habitan en una u otra, existe una serie de casualidades que nos incitan a separarlos tácitamente, y ya no resulta recurrente el tipo de personalidad elegida sino el objetivo que se pretende. Aún estando las dos casas viviendo la misma experiencia y el mismo concurso, las mismas pruebas, comida, normas etc. pareciese como si a una se le exigiese normalidad dentro de la normalidad y a otra se le exigiese todo lo contrario, anormalidad dentro de la normalidad que un concurso de estas características pudiese tener. Mientras a una se le exige que conviva como sepan a otra se le exige un punto más allá de la propia convivencia, se le exige espectáculo, acción, enredo, enganche, lio.... se le exige audiencia y televisión, morbo y ciertas expectativas que a la otra no.

Debe ser impresión únicamente pero la forma de provocar a una poniendo en tela de juicio las posibilidades de la otra me incita a no pensar lo contrario. No hay discriminación propiamente dicha ya que los personajes adquieren la misma función que en la serie, son únicos e individuales y conviven bajo el mismo techo, pero la realidad es totalmente distinta.

No se de que manera, como ni cuando se las han ingeniado para hacer recaer en la misma casa una serie de perfiles con características similares y en busca de un objetivo predeterminado y concreto, y no se de que manera, como ni cuando se las han ingeniado para tener cubiertas las apariencias de una edición normal y clásica. Mientras de unos se espera que canten y se peleen por la comida, de otros se les espera “al otro lado de la cama” . Tampoco creo que haya sido obra de ingenieria fina el abrir camino entre la casita de chocolate o la casa de los lios ni creo que haya que darle tantas vueltas al invento, podían haber optado por el camino más corto desde el principio sin rodeos, y no querer vendernos una mecánica improvisatoria en forma de cuentos infantiles.

Pongámosle los rombos a la puerta de la casa y la fotografia de Blancanieves a la puerta de la otra. Apto para mayores o para todos los públicos, elijan ustedes la puerta. Tensar la cuerda de una manera tan chabacanamente descarada posiblemente infle los deseos de la cadena y cubra sus objetivos, genere la polémica reservada para el caso y rellene los espacios correspondientes, pero que no se olviden que Gran Hermano es el ojo que todo lo ve aunque se intente impedir. Se está intentando prostituir la edición con argumentos demasiado simples como para poder teledirigirlo a su libre conveniencia, no sé si los concursantes contribuirán a la causa, pero la historia de éste programa y la audiencia tendrían algo que decir. No nos intenten poner una venda en los ojos ni nos muestren el cartelito de novedad como todos los años para al final terminar bajo la capa de la misma esencia del programa que todos conocemos. Como ensayo está genial, al final tanto los de arriba como los de abajo estarán en el sitio que le corresponde. Y si no que se lo pregunten a Oscar.

Hoy hay gala, nominaciones, expulsiones, cambio de concursantes entre casas, conclusiones de las pruebas, videos celosamente guardados, impresiones de familiares y sobre todo la voz del público que habrá decidido quien se queda y quien se va. Es como esa pequeña democracia desnaturalizada que se acuerda de sus ciudadanos solo a la hora de echar el voto, para ignorarlos el resto de los dias.

Ya se podria hacer un poco de esfuerzo en ofrecer lo que esa gente que vota demanda, transparencia, información y normalidad, y dejar los circos de leones que reposen su historia. Es jueves, hoy tenemos espectáculo.